Ficha Sabotaje

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Críticas de Sabotaje (3)




bigladiesman

  • 27 Feb 2023

8


De nuevo Hitchcock adaptando solo de nombre una novela. Esta vez se trata de la algo primitiva pero trágica novela de terroristas de Joseph Conrad “El agente secreto” (no confundir con las historias de Somerset Maugham que Hitch adaptó anteriormente).

Tenemos como actriz protagonista a la ora alegre y divertida, ora nerviosa e insegura y hacia el final bordeando la locura Sylvia Sydney, a la que todos los que somos cuarentones recordamos en sus trabajos con Tim Burton, pero que tuvo una excelsa carrera tanto en cine como en la tele como una secundaria de altísimo standing. Hace un trabajo brillante como la sufrida Sra. Verloc, vigilada por muchos ojos por ser la mujer del exhibidor cinematográfico y perpetrador de actos de sabotaje (aunque al principio es cuanto menos reticente a cometer actos de terrorismo, se va volviendo cada vez más maloso, presionado por el poder extranjero para el que trabaja) Karl Verloc, interpretado por otro secundario histórico como es el inconfundible Oskar Homolka. El sólido secundario John Loder es el simpático inspector de Scotland Yard Spencer, que se hace pasar por frutero.

Guion del colaborador habitual Charles Bennett que de la novela original solo recoge el drama familiar de los Verloc (con Karl teniendo que usar a su inocente joven cuñado Stevie como peligroso e ignorante hombre-bomba), el poli fisgón, el atentado en preparación y una pequeña parte del clímax. La tensa y deprimente – pero muy interesante de leer, cabe decir - obra de Conrad es muy ligeramente suavizada en algunos puntos (en otros es la peli la que es aún peor que los horrores que leemos), se le añade un extra de suspense, su humor habitual, algo de acción y referencias al mundo de la exhibición cinematográfica. Para acortar el metraje y darle velocidad extra (la película es muy corta, no llega a 80 minutos), abundan las elipsis narrativas con rótulos informando en qué momento de la acción estamos: este elemento no ha envejecido bien en mi opinión. Pero el ingenio hitchockiano brilla en un clímax de tres partes que combina una ruta mortal donde desde los chistes a los cachorros crean tensión, los actos que una ya completamente ida Sra. Verloc realiza inspirándose en el corto de Disney – el Tío Walt ocupa el honorable último crédito inicial de la película - “Who Killed Cock Robin?” (1935) y un asalto policial en el cine de los Verloc.

A nivel técnico, es una película más sobria que sus antecesoras immediatas, sin tanto panache ni virguerías, pero con su cámara y editor habituales, Bernard Knowles y Charles Frend, el estilo del director en la época continúa presente en cada rincón. La música de Jack Beaver es a ratos excelente.

Con el par de defectos que he señalado, no puede negarse que el genio de Hitchcock rezuma aquí, y aunque la película per se solo es fiel a la novela en ciertos detalles, incluído alguno que otro no nombrado por ser spoiler, sí lo es a su espíritu: una condena al terrorismo. Mucho más seria, trágica y depurada que la mayoría de pelis de Hitch sin dejar de entretener y además contentiendo un inesperado giro final para el que conozca la novela, es una aportación ligeramente distinta y particularmente interesante a la obra general del director.

FE DE ERRATAS: Leyendo la crítica del compañero Mad Warrior me he dado cuenta de que he dado a Joseph Conrad el nombre del actor que hacía de Jim West, Robert Conrad. Bravo por mí, que incluso he leído la novela :(( . Arreglado en febrero de 2023 (crítica subida el 12 de julio del 22).



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Mad Warrior

  • 16 Dec 2022

8



La anatomía de una explosión: A través de Oxford Street, abarrotada e insoportable, un autobús atraviesa las avenidas.
Los transeúntes disfrutan de sus insulsas existencias, vienen y van de Stratford Place.
Hace calor.
Un cachorro juguetea en el hombro de un niño.
Algo descansa a sus pies.
En la torre, la aguja del reloj sobrepasa las 13:45.
Verloc, a lo lejos, en la quietud de su hogar, observa el reloj.
Ni la ciudad ni el cine volverían a ser iguales...

DePalma lo ha intentado muchas veces, pero imitar al maestro es imposible. Impacto en el corazón de un público sometido a una presión que va más allá del mero suspense cinematográfico. Cuando Alfred Hitchcock sube al pequeño Steve al autobús, está forzando al espectador a subir, clavándolo al asiento sin una mínima posibilidad de escape y plasmando con la cámara sus emociones interiores, a flor de piel.
El final de esta poderosa secuencia, la gran explosión en el centro de la avenida londinense, magnificada por su montaje frenético a cargo de Charles Frend, es más que evidente, era lo que tenía que suceder y el destino se dirigía a esa conclusión sin otra alternativa que produjera un ¨happy twist¨ en el guión...pero el viaje ha merecido la pena, siendo víctimas desde dentro y experimentado la impotencia de que nuestro destino esté en manos de otros. Hitchcock desafío, por primera vez genuinamente el optimismo de la censura y el de su propio cine.

Pese a elaborar una de las más inolvidables secuencias de la Historia, sirviéndose de una composición y medición del tiempo y el ritmo precisos en extremo, el director renegaría de ella (por su crueldad y el repudio que le brindaron los críticos de la época). Su habitual guionista Charles Bennett adapta para él otra novela tras la irregular ¨El Agente Secreto¨, que consideraba perjudicada por los fallos en el casting, lo cual vendría a repetirse en esta ocasión, ya que si antes fue obligado a usar a John Gielgud, ahora es John Loder en reemplazo de Robert Donat, cuyo estado salud ya era poco halagüeño. Y como de costumbre, casi todo lo sucedido está alejado de su fuente literaria, en este caso de la mano del gran Józef Konrad.
Aunque las apariencias engañan. Si bien ¨The Secret Agent¨ abre en un Londres a finales del XIX, Hitchcock, en su Londres actual, captura el tipo de ambiente descrito por el autor ruso, que desde el principio aparece sumida en una oscuridad perpetua, debido a un sabotaje terrorista de origen desconocido; camina por la misma ciudad medio siglo después, al menos por sus rincones menos atractivos, los suburbiales, sucios, turbios, bulliciosos y peligrosos. Al ser tiempo de censura y, en su primera etapa, siempre desear imprimir cierto tono de levedad, el director cambia la tienda de revistas pornográficas y otras chucherías del sr. Verloc por un cine, el cual ha sufrido las inclemencias del ¨apagón¨.

Se establece el tono y el espacio que ocuparán los personajes: atrapados en escenarios cerrados, claustrofóbicos, o bien rodeados de una masa ingente de desconocidos que les impiden el paso; la escapatoria, de cualquier modo, es un imposible, por lo tanto se quedarán en las sombras. Clásico de los repartos ¨hitchcockianos¨, tenemos a una atípica pareja: la infeliz y resignada esposa de Verloc (Winnie, originalmente) y Spencer, simpático vendedor de frutas de quien pronto averiguamos se trata de un agente encubierto, y que sería el detective Heat del libro, así que esta subtrama amorosa es fruto del guión de Bennett.
Y aunque este guión realiza la inteligente maniobra de situar al espectador en el centro de una investigación en paralelo (por un lado Spencer se aproxima a la mujer para obtener información de Verloc, por otro lado éste es seguido de cerca por un compañero del primero), también elimina todo rastro de ideología política, en lo cual se apoyaba la obra de Konrad, quien lanzaba una mirada feroz y rabiosa contra la revolución, el antiestatismo, el anarcocomunismo y quienes lo ejercían con la violencia para despertar la conciencia tolerante de los ¨ciudadanos aburguesados y dormidos¨; su crítica les proponía como miserables, rastreros y arrogantes, los peores seres que uno podía imaginar, incluso dotándoles de unos rasgos físicos monstruosos.

Los terroristas de Hitchcock son más unos tipejos patéticos y sudorosos y nunca sabremos el objetivo de sus planes y actos; esto será una buena decisión con tal de no relacionarles con el peligroso nacionalsocialismo alemán del momento (de ahí que el anterior Adolf Verloc se llame Karl). Al dejar las implicaciones sociopolíticas al margen el inglés tiene tiempo de tejer un romance ligero entre el agente secreto (que en la novela no es el detective, sino el marido) y la mujer, con el angelical rostro de Sophia Kosow (Sylvia Sidney para todos), aquí casi todo el tiempo empañado por la tristeza y la insatisfacción.
Pese a la diferencia general de trama y enfoque entre novela y película, además de estar narrada la primera en un orden no cronológico, las habilidades técnicas e invenciones formales de las que hace gala el director perdonan toda carencia argumental e incongruencias basadas en la fallida introducción del humor, tan habitualmente fino y ácido. Porque ¨Sabotaje¨, gracias al operador Bernard Knowles y al diseñador artístico Oscar Werndorff, es de los más oscuros títulos de su filmografía temprana, sin tratarse pavorosas fantasías como en ¨Chantaje¨ o ¨El Enemigo de las Rubias¨.

Oscuridad física, pues la noche y la penumbra están siempre alrededor de los personajes, y psicológica, atrapando a éstos en los pliegues de una atmósfera viscosa, de constante calor y desasosiego (valga de ejemplo la elaborada secuencia de Steve (de mayor relevancia en el libro, era un niño autista) trasladando el paquete por las calles atestadas de esa muchedumbre londinense que le corta el paso de manera absurda o esa aún más inquietante que concierne a Verloc y su esposa donde, tras ser desvelada la verdad y por medio de elegantes planos cerrados en silencio total y sucediéndose poco a poco a un ritmo más intenso, se presagia un gran desastre...).
Aunque la elección de Desmond Tester también se diera por obligación, no resulta errónea para nada; al fin y al cabo, como sucede con el Steve del libro, él es el único personaje al que se le coge verdadera simpatía, el único cuya inocencia le mantiene alejado del pérfido mundo adulto de intrigas, espionaje, odio, muerte y mentira, donde acaba metido por la acción, terrible, de otros. Por supuesto el amargo final de Konrad no se halla aquí ni por asomo; Hitchcock, pese a todo, prefiere una nota menos trágica, tambien más increíble...

Ya aparecen aquí algunos de los más reconocibles sellos que caracterizarán a sus obras futuras, en particular las situadas en el universo del espionaje.



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  • 25 Sep 2015

7


Buena y entretenida película de Hitchcock que no toca temas que suele tratar en la mayoría de sus películas posteriores. Temas como el asesinato y el misterio manejando magistralmente el suspenso. A pesar de que esta película tiene suspenso no se centra en eso el film y eso se nota. Esto es mas que entendible ya que eran los comienzos de este genial director. De todas maneras la trama me gustó mucho, me pareció bastante original y para el año en que esta película está hecha está todo excelentemente hecho. Si no fuera por la calidad de imagen medio deteriorada me jugaría sin saberlo que es una película mas moderna. Las actuaciones y la fotografía excelentes. En fin, me gustó pero no es de las mejores de Hitchcock. Solo para amantes del cine clásico o para amantes de este fantástico y excelente director.



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