Ficha El Faro

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Críticas de El Faro (26)




mahotsukai

  • 11 Jul 2022

10



Destacable e inclasificable pesadilla psicológica a cargo del aclamado director Robert Eggers (“The Witch”, 2015).

Nueva Inglaterra, década de 1890. Un veterano farero y su joven ayudante deberán mantener en buenas condiciones el faro de una remota isla por un mes a la espera de su relevo. Sin embargo, su difícil convivencia los sumergirá en una espantosa pesadilla.

La genésis de “The Lighthouse” (2019) se remonta incluso al estreno y éxito de su notable ópera prima, hacia 2013 cuando el director debutante y su hermano guionista Max hablaron de la posibilidad de rodar una reinvención de un inacabado cuento de Edgar Allan Poe, publicado y nombrado por George E. Woodberry, finalmente, en 1909, 60 años después de la muerte del legendario literato. Dicho cuento, que trata sobre el estado de aprensión y paranoia de un solitario farero en una isla escandinava, probaría ser más complicada de adaptar, principalmente porque Eggers no terminaba de reflexionar sobre qué bases conceptuales y trasfondos tendría su propuesta narrativa. Por lo que mientras esperaba la confirmación del financiamiento de “The Witch” (2015), que llegó finalmente a fines de 2014, optó por investigar más sobre la desconocida faceta de los guardianes de faros, con un borrador tentativamente llamado “Burnt Island”. En dicho proceso, los Eggers descubrirían un mito de 1801 acerca de dos fareros en la localidad galesa de Smalls Lighthouse, en el cual uno terminaba muerto y el otro loco. El hecho de que ambos hombres se llamaran Thomas le daría a Robert una primera certeza narrativa, el film trataría sobre la identidad. Sin embargo, Robert dejaría suspendido el proyecto para filmar su debutante y espeluznante cuento folclórico sobre la brujería.

Tras el inesperado éxito y aclamación de “The Witch” (2015), Robert Eggers se encontraría en una posición privilegiada para impulsar su segundo film ante los ejecutivos de A24 y daría prioridad a lo que sería “The Lighthouse” (2019) entre otros proyectos. Así, junto a Max, reanudarían su documentación sobre los faros y se concentrarían en el período de mayor auge de estos a fines del siglo XIX, fuertemente impulsado por los avances de la electricidad. Consultaron diversas fuentes, como fotografías de la Nueva Inglaterra de los 1890, películas francesas de temática marítima de los 1930, pinturas simbólicas de artistas como Albretch Dürer y Sascha Schneider, literatura de escritores como Herman Melville, Robert Louis Stevenson, H. P. Lovecraft y Sarah Orne Jewett e incluso obras teatrales de Samuel Beckett, Harold Pinter y Sam Shepard, que remitían a su pasado como estudiantes de teatro. Todo este proceso y variedad de fuentes de inspiración, como veremos a continuación, consolidarían un proyecto cinematográfico cuya base narrativa y proyección plástica se volverían muy ambiciosas (pretenciosa, quizás, para los más críticos), además de multidimensionales y multiinterpretivas, un film definitivamente inclasificable, pero totalmente absorbente.

De esta forma, desde un punto de vista narrativo, “The Lighthouse” (2019) representa una absoluta encrucijada. Claramente es mucho más que una brutal historia de supervivencia, la encarnecida lucha generacional y de poder entre el veterano farero y su nuevo ayudante o la impactante confrontación de dos concepciones existencialistas totalmente diferentes, sino un verdadero viaje pesadillesco a la psique humana de sus protagonistas y, de paso, del espectador, en el cual se les sumerge en un torbellino de egoísmos, remordimientos, frustraciones y alucinaciones. Decía yo que tiene un marcado rasgo multidimensional y multiinterprativo, primero, porque se adentra exitosa, pero no menos confusamente en diversos géneros como el horror, el thriller psicológico, el survival y hasta el surrealismo y, segundo, porque puede despertar, aparte de un posible desconcierto, notables y diversas interpretaciones y lecturas que van desde lo mitológico y religioso hasta lo psicocriminal y psicoanalítico, en donde lo simbólico se vuelve definitivo a la hora de construir la personalidad propia de la propuesta de Eggers.

Un primer enfoque narrativo, en consecuencia, es lo mitológico. Ya mencionaba la influencia de leyendas y mitos transmitidos de generación en generación por marineros, como la historia de Smalls Lighthouse en Gales, pero, sin duda alguna, “The Lighthouse” (2019) se nutre fuertemente de los mitos griegos de Proteo y Prometeo, personajes que se replicarían en el veterano farero Thomas Wake y su joven nuevo ayudante Ephraim Winslow, respectivamente. Así, el abusivo y egoísta Wake se inspiraría en un dios menor del océano que sirve a Poseidón (el farero y marinero que sirve finalmente al océano), celoso de compartir el conocimiento (no quiere tutelar a su ayudante), amante de las formas animales marinas (su insistencia en el respeto hacia ellas), vocifera profecías (la advertencia sobre las gaviotas que cargan con las almas de los marineros muertos) y tiene el poder de adoptar variadas formas (adopta formas tentaculoides y sirenoides). Además, no hay duda que Eggers se inspiró en el grabado “The Sea Monster” (c. 1493) de Albrecht Dürer para la apariencia del viejo que tiene un caparazón de tortuga como escudo y el cual también tiene reminiscencias al Capitán Ahab de la epopeya “Moby-Dick” (1851) de Herman Melville.

Por otra parte, está Ephraim, que debe lidear con un oscuro pasado además del mal carácter y los abusos de su superior, el viejo Wake. Desarrollando cierta obsesión o derechamente buscando la luz, al igual que el titán Prometeo sube al Olimpo para acceder al fuego de los dioses, Ephraim buscará subir a la cima del faro para llegar a la gigantesca lámpara que simboliza obviamente el conocimiento. Sin embargo, asimismo, al igual que el desgraciado Prometeo, quien es castigado por los dioses en su osadía de robarles el fuego a los dioses para dárselo a los hombres siendo encadenado y condenado a que un águila le devore las entrañas las cuales se regeneran eternamente, alguna fuerza divina se encargará de castigar la osadía del impetuoso Ephraim de deshacerse del viejo Thomas para acceder a la cúpula del faro, lugar al que sólo el veterano tenía acceso. La perturbadora secuencia final de Ephraim y las gaviotas se inspiraría principalmente en dos pinturas sobre el mito del titán, elaboradas por Theodoor Rombouts (c.1630) y Jean Delville (1907).

También es posible encontrar reminiscencias mitológicas de la obra de H.P. Lovecraft en la propuesta narrativa, especialmente, respecto a la figura del faro, como personaje. Más allá de constituir un símbolo de la arrogancia humana ante la indomabilidad del mar y la naturaleza, el faro surge como una especie de dios primigenio, en concreto como uno de los Profundos (“The Shadow Over Innsmouth”, 1931), el cual necesita de un par de guardianes que se preocupen de él y lo alimenten (con carbón), pero de los cuales toma también su energía (personalidad y cordura). Eggers introduce, de hecho, referencias explícitas y metafóricas desde este enfoque, como aquella en la que Ephraim cree advertir una criatura de forma tentaculoide en la cima del faro que se entremezcla con el viejo Wake, además de la constante aparición de una sirena en sus alucinaciones, y cuando incluye un molesto y permanente ruido de sirena que el faro emite (logrado con la mezcla de varios sonidos de sirena), como si del bramido perverso de una abominación se tratara.

Una segunda perspectiva es la religiosa, concretamente desde el cristianismo. En primer lugar, no deja de ser interesante que ambos personajes se llamen Thomas, lo que podría remitirnos al apóstol Tomás, cuyo nombre en arameo significa “gemelo”. Algunos creen que Wake, sin embargo, es una suerte de contraparte del apóstol Tomás, en concreto, Judas Iscariote, cuando Ephraim descubre que el veterano le ha traicionado al escribir malas recomendaciones sobre su trabajo. Con todo, la tortuosa convivencia con el viejo Wake sería un verdadero viaje a la redención para Ephraim, de hecho, dicha experiencia representaría el purgatorio donde primero debe expropiar sus pecados para luego poder llegar al faro, es decir, el mismo cielo. El hecho que el aprendiz de farero le confiese sus crímenes al viejo para expiarse y le ruegue que le permita acceder a la cima del faro, convierten al viejo Wake en una suerte de juez divino cuya luz encandila al novato, como vemos en la impactante y literal representación de la pintura “Hypnosis” (1904) de Sascha Schneider. De cualquier forma, la decisión de Ephraim de entrar a la sala en donde está la enorme lámpara a la fuerza, tras deshacerse de Wake, se traducirá en la simbólica secuencia en que este contempla horrorizado algo que no podemos ver (la verdad) para luego ser rechazado por la luz (el cielo), cayendo abruptamente por las escaleras (hacia el mismísimo infierno).

También podemos abordarlo desde la psicología criminal. Desde un inicio asistimos a la tensa convivencia entre el viejo Wake y Ephraim en la que el veterano abusará y maltratará al novato supuestamente para convertirlo en un farero de tomo y lomo. No obstante, este maltrato, sumado al aislamiento, las hostiles condiciones climáticas, la soledad, la abstinencia sexual, el alcohol y la rutina laboral, llevarán al aprendiz a un irremontable viaje a la locura. En este torbellino psicológico, el espectador asistirá a la confesión de su pasado criminal y la teoría de que el viejo Wake no existe siendo, en realidad, la voz de su conciencia. Ello explicaría por qué ambos se llaman igual y renguean (el viejo tiene pata de palo y el novato se lesiona cargando carbón), que el viejo le insinúe en varias escenas que todo puede ser producto de su imaginación (el viejo habla como el novato o cuando directamente le dice que todo está en su cabeza) y el supuesto crimen del ayudante anterior por parte de Wake.
Finalmente, se le puede abordar desde la perspectiva del psicoanálisis. En primer lugar, es posible advertir el conflicto del ello y el superyó entre el viejo y el joven, respectivamente, por ejemplo, en la insistencia del viejo de que beba aguardiente en la cena, mientras el novato se niega por considerarlo una falta laboral. Sin embargo, el principal elemento de esta teoría es el homoerotismo y la necesidad en ambos personajes de reforzar la masculinidad. Así, el viejo asigna tareas hogareñas al aprendiz para recalcar su dominio, tareas que son consideradas “femeninas” y por las cuales el joven le reclama al viejo que no aceptó el trabajo para oficiarlas de su esposa. Por lo demás, el film está lleno de secuencias al respecto, por ejemplo, cuando se espían al masturbarse, cuando casi se besan al estar completamente ebrios, cuando bailan lentamente abrazados, cuando tienen alucinaciones sexuales con sirenas y otros seres fantásticos. Pero también advertimos la existencia de símbolos, el faro no sólo como la esposa eterna del farero y las cerraduras y llaves como las claves que sólo le son dignas al farero veterano, sino también como un enorme falo y como vaginas y penes para alcanzar la satisfacción, respectivamente.

Desde un punto de vista plástico, “The Lighthouse” (2019) es una verdadera experiencia visual. Además de las referencias pictóricas que yo mencioné, Eggers trabajó con el talentoso fotógrafo Jarin Blaschke (“The Witch”, 2015) un formato en blanco y negro con una cámara de 35 mm y una relación de aspecto casi cuadrada de 1:19, inferior al formato mínimo generalmente aceptado por la Academia (1:33). Su intención es literalmente encerrar a sus actores en una jaula invisible con planos cerrados, primeros planos, picados y contrapicados que refuercen la idea de claustrofobia absoluta. Por ejemplo, lo advertimos en la secuencia en que Wake se queja de la cocina de Epharim, en donde filmado desde abajo para empoderarlo respecto al novato a quien podemos ver en el piso tumbado y, en contraposición, a Ephraim filmado desde arriba molesto con el veterano abajo cuando descubre en la bitácora las malas recomendaciones que éste ha hecho sobre su trabajo, sugiriendo que no se le pague incluso. También, lo advertimos en la composición de la casa del faro, que inicia ordenada y limpia y termina hecha un caos y sucia como representación de la mente de Ephraim.

La fotografía principal comenzó el 9 de abril de 2018 en Nueva Escocia, Canadá, concretamente en Cape Forchu, un pueblo de pescadores en el sur de dicha provincia canadiense del Atlántico. Aunque se mostraron interesados en utilizar un faro Point Cabrillo que databa de 1909, Eggers y su diseñador de producción Craig Lathrop (“The Northman”, 2022) finalmente decidieron construir un faro de 20 metros y de paso mandaron a fabricar una reproducción funcional e históricamente precisa de una lente de Fresnel, cuya luz era visible a 25 metros. También se filmó en Leif Erikson Park, dentro de un hangar en el aeropuerto de Yarmouth y en unos estudios de sonido cerca de Halifax para tomas en interiores.

El carácter remoto del lugar y las severas condiciones climáticas también se replicaron en un ambiente laboral estresante y complejo para Eggers y su equipo, por lo que se redujo a un mes el tiempo de filmación en el lugar. Debieron soportar temperaturas bajo cero, el agua fría del Atlántico, vientos intensos, nieve, lluvia. De hecho, la falta de flora protectora en la zona de Forchu los mantuvo expuestos a los elementos durante todo el rodaje. En consecuencia, no se necesitaron máquinas de lluvia y viento la mayor parte de la filmación. Algunas secuencias, como la que Ephraim se metía al mar de noche (la alucinación entre troncos de árboles) se tuvieron que rodar cuando la tormenta se había aplacado, por miedo a que el actor o alguien del equipo técnico pudiera ser arrastrado por una corriente.

Otra de las grandes claves de “The Lighthouse” (2019) es la elección de su reducido reparto. A diferencia de la mayoría de los castings, Eggers no buscó deliberadamente a los actores para su película, sino que dejó que sus candidatos definitivos vinieran a él, como eventualmente lo harían Willem Dafoe (“Platoon”, 1986) y Robert Pattinson (“Tenet”, 2020). Un acostumbradamente brillante Dafoe y un sorprendente Pattinson interpretarían notablemente, sin exageraciones ni caricaturas, a dos personajes complejos y atormentados como pocos. La obsesión de Eggers con los personajes se tradujo también en su aspecto y en su acento. Ambos actores les pidió que se dejaran crecer la barba, Dafoe presumió una larga y frondosa barba y Pattinson tuvo que teñírsela de color oscuro para complementar con el tono del cabello. En relación al acento, el primero utilizó la jerga de los pecadores y marineros del atlántico de fines del siglo XIX, mientras que el segundo el dialecto agrícola de Maine.

Además, para fortalecer sus interpretaciones, ambos actores acordaron tácitamente tener el mínimo contacto posible durante los descansos y compartir separadamente con el equipo. Así, mientras Dafoe optó vivir en una cabaña de marineros aislado y comer con el equipo técnico, Pattinson alojó en el mismo hotel que Eggers y su equipo. Esto les permitió explorarse mutuamente en el set, en donde los acalorados diálogos y el demandante lenguaje corporal los dejaría literalmente exhaustos al final del día. Fue recién varios meses después de la filmación que ambos actores se sentaron, por primera vez, a sostener una conversación.

La bella actriz y modelo moldava Valeriia Karamän como la sirena y Logan Hawkes como el real Ephraim Winslow, ambos debutantes, completarían el reparto.

La banda sonora estuvo a cargo de Mark Korven (“Cube”, 1997), quien ya había trabajado con Eggers en “The Witch” (2015). Al igual que en la ópera prima del futuro director de “The Northman” (2022), el trabajo de Korven resultaría decisivo, esta vez, para recordarnos la indomabilidad de la naturaleza y construir una ambientación opresiva y pesadillesca en el viaje a la locura de los personajes. El compositor concentró su partitura en instrumentos de metal a los cuales sometió a fricción arrastrando un mazo de madera con una pelota de goma en su extremo a través de superficies de madera y vidrio. Otros instrumentos que utilizó incluyeron una armónica de vidrio, con la que replicó sonidos de copas de vinos y dedos mojados, y un teléfono acuático o arpa oceánica, una suerte de cuenco de acero inoxidable con varillas de bronce alrededor del borde que emite un sonido vibrante y etéreo cuando se le aplica un mazo de fricción.

Con un presupuesto de US$11 millones, “The Lighthouse” (2019) se estrenó en el Festival de Cannes el 19 de mayo. Recaudó poco más de US$18 millones. También se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Toronto y en el Festival de Cine del Atlántico en septiembre de 2019. De diversas nominaciones, ganaría el Premio FIPRESCI del Festival de Cannes, el Independent Spirit Award a la mejor fotografía y al mejor actor (Dafoe), el London Film Critics Circle Award al mejor actor inglés/irlandés del año (Pattinson), el San Diego Film Critics Society Award a la mejor fotografía, el Satellite Award al mejor actor (Dafoe) y el Seattle Film Critics Society al mejor actor (Dafoe).

En resumen, una opresiva y absorbente pesadilla psicológica que brilla por un guión complejo y desconcertante, actuaciones deslumbrantes y descarnadas y un apartado técnico tan demencial como valiente.



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alejandropadula

  • 8 Jul 2022

2


Hay diversas opiniones sobre esta pelicula.Por un lado obtiene buenas criticas y por otro lado no.Yo me inclino por las negativas.Simplemente no se entiende casi nada.Puro dialogos entre estos dos personajes que se la pasan de borrachos en todo el film.En el medio cada uno pretenden ejercer el oder,pero la verdad el film es demasiado aburrido con situaciones algunas bizarras y sin sentido.Puro gritos del jefe y maldeciendo a su ayudante.Por el lado del ayudante,bastante orate pero no convence su actuacion.El final tambien es flojo pero a esa altura estaba rogando que terminase este aburrimiento de pelicula.Mi puntuacion es un 2.



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Metal Zombie

  • 15 Sep 2021

7


La ultima apuesta de Robert Eggers me resulta difícil de encajarla en alguna categoría correctamente, por un lado, un drama psicológico, por otro, una paranoia sofocante con tintes de terror.

El Faro deslumbra visualmente con su bella fotografía, sus remotos y desoladores paisajes costeros y su perfecto balance de blancos y negros que le dan una estética exquisita y lúgubre a la película, algo que esta siendo característico en los proyectos de Eggers y que vale destacar.

La historia es una paranoia surrealista, un desarrollo correcto pero que peligrosamente raya en caer en lo pretencioso mostrándose como un filme de terror inteligente que nos ponga a pensar, pero lo único que logra, es confundir con escenas que no van al caso o irrelevantes con la historia. Esto puede ser un punto frágil en la película, pero que resumidamente disfruté. Gozo de ver filmes bastantes surrealistas que rozan el sin sentido, pero siempre y cuando tenga algo que ver o se relacione con la idea principal de la película. No es mas que un punto personal y que no pretendo imponer.

Por un lado tenemos un dúo que lo hace de maravilla. Sinceramente me esperaba menos de Robert Pattinson, pero aquí logro dejarme callado, un papel bastante convincente, y ni hablar de William Dafoe que para mi, fue lo mejor del filme. Ambos actores supieron mostrar con naturalidad como se pierde la cordura y cae en la demencia total en medio de la soledad, las alucinaciones y la inclemencia climática del mar.

El Faro resulto ser una experiencia gratificante, me encanta este tipo de locuras surrealistas, con sus guiños Lovecraftianos, claramente tiene sus fallos, pero que valió la pena ver. Recomendada.


Lo bueno:
Hermosa fotografía, planos y esos tonos blancos y negros son una delicia visual. Pattinson, Dafoe excelentes y algunas escenas que son una ida de olla.

Lo malo:
Algunas escenas dejan muchos cabos sueltos sin brindar explicación.



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The Ripper

  • 13 Aug 2021

7


Película de la nueva escuela con toques de la vieja escuela.
De lo que mas me ha gustado la peli es de su formato (Blanco y negro con dimensiones de televisor antiguo). El trabajo de Dafoe y Pattinson es muy bueno, pero hay partes del guión que no las salvan ni ellos.



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CORROSIVO

  • 30 Jul 2021

1


Infumable película en la que dos señores comparten faro y pajas mentales, con una agonizante lentitud como pocas veces he sufrido antes.

La historia no hay por donde cogerla y su atmósfera, más que inquietante, resulta abrumadoramente sobria, llegando a resultar molesta.

El papel de Dafoe produce más risa que cuando hizo de duende verde. Pobre hombre, a lo que ha llegado. No sé si recuperará el respeto tras este esperpento.

Me sorprende ver cómo la gente recurre a esta aburrida bazofia como ejemplo de buen cine. Y seguramente tengan la osadía de considerarlo ¨inteligente¨ cuando seguramente no tengan ni puta idea de lo que han visto.

En definitiva, no se la recomendaría ni a mí peor enemigo. Pero si te quieres fustigar, adelante, valiente.



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Mad Warrior

  • 6 Mar 2021

8



¨...Qué formas propias de Proteo emergen de la mente de los hombres y se funden en el ardiente botín de Prometeo. Ojos llameantes con divinas penas y terror...cerniéndose sobre Davy Jones, y otros, aunque ciegos, aún ven en ello todas las gracias divinas que viajan al Edén de los marineros, donde ningún hombre sufre el anhelo o la fatiga, y donde todo es ancestral, mutable e invariable...¨.

En estos tiempos en los que la industria del cine ya está sumida en la más farragosa y negra de las miserias (en especial por culpa de sus bifurcaciones más comerciales donde únicamente tienen cabida historias sin historia, personajes carentes de espíritu, directores e intérpretes acusados de una estupidez elevada a la enésima potencia y un tonelaje de efectos digitales como compensación por todo lo anterior), pocos espectadores quedan o tendrían la suficiente fuerza mental para quedarse a escuchar el lamento de un viejo lobo de mar que se despide del Mundo mientras es enterrado vivo, durante 1 minuto y 10 segundos y sin interrupciones...
Yo me quedé y descubrí algo que ya daba por perdido: CINE. Y parece ser que en esta era actual algunos contemplan como algo innovador hacer el cine que hacían nuestros ancestros, ese cine que emergía de las entrañas y la mente y transmitía auténticas emociones, sin ataduras ni censuras. Algunos audaces luchadores como Robert N. Eggers, quien dio el salto de diseñador, guionista y director de cortometrajes hace unos años con un debut tan sorprendente como ¨La Bruja¨, sensación del Festival de Sundance de 2.015 y trampolín para una carrera que se adivina prometedora desligada por entero de los engranajes hollywoodienses.

Este segundo trabajo surgió del esfuerzo de su hermano Max al intentar adaptar la inacabada obra de Edgar Allan Poe ¨The Lighthouse¨, mitad diario melancólico, mitad cuento situado en la mar; al final, con ambos trabajando en tal proyecto, las influencias e inspiraciones no llegaron sólo del mítico autor y las dimensiones aumentaron hasta hacerse una palpable realidad. Las olas rompen, el viento nos sacude y todo lo cubre la neblina; a través de un tierra rocosa y salvaje nos hemos desplazado sin saberlo a otra época, un siglo XIX amparado por una imagen que marca el estilo del cineasta.
Blanco y negro vaporoso que ahoga entre los recovecos oxidados de un ya extinto formato cinematográfico (usado en sus albores, antes de la pantalla ancha) a dos únicos personajes, un otrora marinero reciclado en vigilante de un faro y un ayudante contratado eventualmente, con los rostros de unos Willem Dafoe y Robert Pattinson que harán gala de sus dotes interpretativas durante los próximos 109 minutos con tal visceralidad como si se tratase de la última obra de sus vidas. En la Nueva Inglaterra de finales de siglo comienza este relato que despide el sabor y el olor de los cuentos de Robert L. Stevenson y Samuel T. Coleridge, la sonoridad de la lectura de Sarah Jewett y la composición de la pintura de Sascha Schneider.

Sin embargo los Eggers toman de inspiración ciertos escabrosos incidentes que tuvieron lugar en el faro Smalls Lighthouse de Gales hacia 1.800 (cuya historia ya fue llevada al cine en 2.016 por Chris Crow, lo que lanza sospechas de que el film que nos ocupa pueda ser un ¨remake¨...), y esto es fundamental, pues el comienzo de ¨El Faro¨ está dominado por una poderosa sensación de autenticidad. Como en ¨Larga Jornada hacia la Noche¨ (para establecer comparación con otro duro drama sobre individuos encerrados), estos dos hombres son prisioneros del reducido escenario en el cual han de convivir juntos durante un mes.
Y todo contribuye a que los lazos que han de estrecharles funcionen como sogas ásperas en sus gargantas. El carácter arisco, insípido, malhumorado y pretencioso de uno choca frontalmente con el impulsivo, nervioso, desconfiado y cínico del otro, y este duelo de egos (tanto en lo psicológico como en lo literalmente físico) marca una buena parte del relato, cuya intensidad irá aumentando hacia cotas de terca desesperación con cada diálogo y palabra proferida y mirada lanzada. Es la oscuridad de la noche y no la luz del día la que hace aflorar emociones y unas verdades tanto más peligrosas cuanto que la auténtica personalidad de los dos hombres es incapaz de hallar un punto de equilibrio.

Mientras tanto se empiezan a acumular ciertos símbolos y claves en calidad de metáforas (la gaviota, la sirena, la propia luz del faro) que sirven no sólo para anunciar un mal presagio, un desastre venidero, sino para elevar y llevar la intriga hacia un nivel más acusado de abstracción. Sin duda esto pasa a infiltrarse en la historia pero es una decisión que yo todavía no alcanzo a comprender.
La imperiosa necesidad de Eggers de provocar una escisión y separar por una delgada línea lo auténtico y veraz y lo puramente surrealista; y es de las mismísimas profundidades marinas de donde emerge este aura más propia de un onirismo cercano a Poe. Y sobre todo a la pesadillesca imaginería de H.P. Lovecraft y Clark Ashton Smith, con sus monstruos imposibles, viscosidades surgidas del inconsciente, puertas hacia universos recónditos y terror invasivo de esferas imaginarias.

Pero según mi opinión personal, esta brecha se abre demasiado pronto, sin desarrollarse debidamente la sensación de paranoia, que empieza a embargar a los dos protagonistas (sobre todo al joven Winslow), de ahí que ya tengamos que aceptar el descenso a locura y la presencia de lo irreal como parte vital del relato (de hecho estas espeluznantes alucinaciones tienen lugar antes de la advertencia de Thomas sobre cómo las sufría también su antiguo ayudante).
El obsesivo perfeccionismo de Eggers, como el de maestros como Friedkin (o Kubrick, si se tercia), le sirve para modelar con todo lujo de detalles un ambiente desolador, sobrecargado con los anhelos de la autodestrucción, el deseo masoquista, la confusión de identidades, la violenta testosterona, y en esto la impecable factura técnica juega un papel crucial, desde los sonidos y la música creada por Mariusz Glabinski y Mark Korven hasta el diseño y la dirección artística a cargo de Craig Lathrop y Matt Likely y sobre todo el magnífico y realmente esforzado trabajo de fotografía de Jarin Blaschke.

Todo ello engendra unas imágenes de una arrolladora fuerza visual, magnifica a la película con un bien equilibrado juego entre lo elegante y lo grotesco y lo retrotrae a una época de estilos ya olvidados: el de un expresionismo cercano al de F.W. Murnau, Robert Wiene y Fritz Lang, el de las formas de Carl T. Dreyer y Victor Sjöström, el de los recursos narrativos y visuales de Roman Polanski, Alfred Hitchcock, Ingmar Bergman y el nombrado Kubrick, y el de ciertos directores más modernos de rompedora visión como Darren Aronofsky o David Lynch. Las influencias por supuesto están ahí, y Eggers las observa, interpreta y canaliza a su modo sin que de forma pretenciosa ahoguen la calidad narrativa de su relato.
Porque tan absorbente es el clima como la historia desarrollada entre sus abismales pliegues supurantes de pegajosos chorros de humedad, grasa, sudor, alcohol y salitre, tan palpables en cada encuadre o plano que asfixian los pulmones del espectador con su hedionda pestilencia; sin embargo una atmósfera en la que uno desea extraviarse hasta pisar las cuevas de Neptuno evocadas en las charlas de Thomas a modo de épicas epopeyas marinas. Sí que es cierto que en su último tramo ¨El Faro¨ se ve colmado de excesiva truculencia y un deseo de escorarse tanto hacia lo onírico y alucinatorio que la sensación de realismo se pierde poco a poco para alcanzar una condición casi de mito inenarrable.

Esto es: el del fuego (la luz del faro) de Zeus (Thomas) robado por Prometeo (Winslow) y el posterior castigo que recibió al ser atado al Cáucaso (el acantilado) y abandonado a la voracidad del águila (las gaviotas), que eternamente le devoraba las entrañas. Pero todo esto, claro, como en los mejores cuentos de fantasía, está sujeto a múltiples interpretaciones y ambiguos discursos. No se sabría decir si lo que pretende transmitirnos Eggers es un cuento mitológico de pesadillesca imaginería o un desgarrador drama de profundo realismo y conflictos psicológicos.
El caso es que siempre se haya fluctuando entre ellos con total fe en sí mismo. Rodada en condiciones miserables, tanto para el equipo técnico como para los actores, en ¨El Faro¨ Eggers recoge el testigo de los auténticos maestros para sobresalir con una pieza de orfebrería cinematográfica en el tan demacrado panorama actual. Aterra y fascina, engaña y pervierte, asquea y encanta, deja exhausto y presa de su oscura magia de épocas ancestrales...como el 7.º Arte de pleno derecho.

Y por cierto, no hay suficientes elogios para Dafoe y Pattinson (quién lo iba a decir, ¿verdad?). Ni para Blaschke.



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badmilo

  • 25 Aug 2020

0


Acabo de ver esta película y lo única que puedo decir k es mala desde el principio hasta el final, es infumable no tiene ni pies de cabeza, los actores muy mal las situaciones malísimas si esta es la mejor película de Robert pattisson que vuelva crepúsculo.
Esta película es al terror lo k Pepa pig a las películas de espacio, no la recomiendo ni a mí vecino k me roba el Wi-Fi.
Pd empiezo a pensar que la gente en esta página no ve las películas pone la crítica k ven en alguna revista o en la puerta de algún baño de carretera



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Jhon S 1305

  • 26 Jun 2020

0



Qué película tan mala, no tiene sentido, es la peor película que he visto, creí que sería buena, pero me equivoqué, es la peor película que ha echó Robert pattinson, es muy aburrida y no tiene ninguna emocion, y lo peor es que tiene un final super malo, no se la recomiendo a Nadie!!!



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Carlos Pérez marti

  • 6 Apr 2020

8


A ver gran película difícil de clasificar tiene muchos alicientes vamos a empezar la dirección es muy buena muy correcta la ambientación es opresiva y también está muy bien llevada el sonido es excelente la fotografía y el maquillaje aunque sea en blanco y negro muy bueno las interpretaciones muy destacables de los dos factores te mantiene siempre en vilo no sabes cómo va a terminar y el final es sorprendente tiene momentos poéticos lo único que es un poquito difícil de entender es más bien sentir más que entender el guión un poco para mi gusto entre pesados y no sería una auténtica obra maestra
Me ha sorprendido Robert pattinson exactor no me esperaba que hiciera an buen papel,
Y aunque para mí es una historia de locura tiene muchos elementos fantásticos y de suspense la volveré a ver y por supuesto la recomiendo aunque también hay que decir que no es una película fácil de ver por eso he dicho antes que es mejor sentirla que entenderla



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plata

  • 4 Apr 2020

1


Película pretenciosa que quiere ser de culto (difícilmente lo conseguirá) aburrida, sin sentido, casi no hay desarrollo de los dos personajes, pesada, un Robert que le quedo demasiado grande el personaje, (como actor no da una), nadie le cree esa locura en la poco a poco se va sumergiendo mientras pasa más tiempo en la isla, y más por su opción por entrar al faro que al final no lo explica bien que es...
Una vez más queda comprobado que ese actor solo sirve para películas de adolescentes, o maduras muy necesitas, quiso demostrar que no solo es una cara bonita y FRACASO ROTUNDAMENTE.
Puntuación.
Actuación Robert 2
William 7/5 (demasiado desperdiciado)
Aspectos técnicos 8 buena ambientación en general



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x1X

  • 2 Apr 2020

5


Siento ser la nota discordante pero a mí se me ha hecho eternamente larga hasta decir basta. Demasiado metraje para hacernos partícipe de la locura de Robert Pattinson debido al aislamiento, la soledad y la sugestión.

Es un producto de calidad, interesante en idea pero no en desarrollo, con actuaciones y caracterizaciones de sobresaliente...pero con una ausencia brutal de chispa que reviva a un producto cuyo punto fuerte es la ambientación y la caracterización.

Robert Pattinson se come la película, que aunque su compañero también lo borda, el primero rompe sus cadenas de Vampiro y demuestra un papel de altura. Sí se transmite el ambiente malsano y sombrío pero no hay tensión o terror, tan sólo imágenes sueltas producto de su imaginación que puede crear confusión en el espectador.

Dos horas de metraje me han parecido excesivas y la he parado en más de una ocasión, pues entre diálogos y diálogos me generó un fuerte sopor.

Soy consciente que no es el tipo de productos que he agrada a todo el mundo y pese a su excelente calidad cinematográfica es menos de lo que la gente la ha pintado, pues es tediosa y lineal, sin ningún momento cumbre que haga al espectador sentir un algo.

Ésta se ha sumado a la moda de ¨La Bruja¨, ¨Hereditary¨, etc. en generar películas de muy buena ambientación pero demasiada sugestión y finales abiertos, con la salvedad de que ésta es bastante descafeinada.

Ver y olvidar.



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Parnaso

  • 31 Mar 2020

5


Magnificamente rodada y un Robert Pattinson que le roba el pastel a William Dafeo que se pasa todo el metraje entonando arengas mitológicas que terminan volviéndote loco como ellos mismos. La cuestión es que en principio su inicio me parece interesante pero a medida que va tornándose más psicodélica y más surrealista comienzo a perderle la pista. No entiendo ni el pulpo, ni la sirena, ni el final... creo que termina haciendo aguas. Aun con todo, me ha entretenido y por ello le endoso un diminuto cinco.



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edcarpenter

  • 31 Mar 2020

5


La anterior pelicula de este director robert eggers fue de mi agrado por eso tenía interés en ver está , aqui otra vez utilizo un estilo psicológico agregando escenas surrealistas con criaturas marinas y una serie de paranoias que va experimentando el protagonista ,es un film que tiene sus aciertos como la buena direccion ,fotografía ,la ambientación y excelentes interpretaciones tanto de willem Dafoe como de robert pattinson aunque no termine de empatizar con los dos personajes , es una película que tiene mucho a su favor pero su ritmo y tanta filosofía en los diálogos pueden llegar a impacientar sin restarle mérito a sus otros apartados bien logrados



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Miguel Arkangel

  • 21 Mar 2020

7


Un faro en un islote de la Costa de Maine, a fines del siglo XIX. Dos hombres, un farero y su aprendiz, deben convivir en un encierro forzado. Desde ahí parte un relato que aúna un montón de elementos, desde la mitología griega, hasta la literatura de Lovecraft, pasando por todo tipo de relatos, cuentos y mitología referente al mar, el terror fantástico, el expresionismo y las peores pesadillas del subconsciente.

Esperaba con ansias el siguiente trabajo de Robert Eggers, luego de la excelente impresión que me dejó con la muy recomendable “La Bruja”. Y puedo decir que tengo sensaciones encontradas luego de ver El Faro. Sí, es excesiva por momentos, y no me refiero sólo a esas flatulencias que rompen la seriedad de la narración, si no que tantos enrevesados y metafóricos elementos de la trama la vuelven de difícil comprensión, obligándote a verla por lo menos un par de veces para descifrar su enigmática historia. Eggers ha asumido el riesgo de todo cineasta ambicioso y ha rodado una película totalmente personal y fuera de cualquier esquema comercial. Bien por eso.

Las actuaciones de Dafoe y de Pattinson son extraordinarias. Hay unas escenas de monólogos que son una maravilla, puro histrionismo y talento de un nivel superlativo. El talento de ambos actores sostiene y enriquece la película a nivel dramático y psicológico.

¿Qué rayos está pasando, es fantasía o realidad? ¿Está el aprendiz enloqueciendo? ¿Qué significan esa sirena, las gaviotas, la tensión homosexual entre ambos? ¿Qué esconde la parte superior del Faro? Solo viendo esta extraordinaria película podrás sacar tus propias conclusiones.



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[email protected]

  • 16 Feb 2020

5


Película excelentemente actuada. Robert Pattinson creció muchísimo actoralmente desde que hizo ¨Crepúsculo¨ a esta parte. Willem Dafoe también brilla.
Otro de sus puntos fuertes es su gran estética (fotografía, ambientación, vestuario, maquillaje, lugares, encuadres, etc).
Pero, lamentablemente, el film solo se queda en una buena idea ya que el guión es muy pobre con aires surrealistas que no llevan a ningún lugar y tampoco dejan nada; como resultado es una malograda mezcla entre David Lynch y, sobre el final, Quentin Tarantino.
Promete mucho más de lo que da!



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alleman

  • 1 Feb 2020

3


Película muy pesada de ver. Diálogos absurdos que la hacen infumable e insoportable de principio a fin, una completa estafa fílmica. No entiendo su alta puntuación. De verdad, desilusión completa, me costó ver su conclusión. Me animé a verla por sus críticas favorables pero de verdad, una basura total.



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DE NIRO

  • 30 Jan 2020

7


Tiene una fotografía exquisita y el lugar donde se desarrolla es ideal para crear un clima tenso y agobiante entre los personajes, unas muy buenas actuaciones de William Dafoe y Robert Patinson, la trama transcurre en un isla donde estos dos hombres deben mantener en funcionamiento un faro, el dúo comienza su relación de buena manera pero a medida que pasan los días la convivencia se hace insoportable llevando a los protagonistas a situaciones alocadas, sin dudas es una de las mejores películas del año y que esté rodada íntegramente en blanco y negro le da una estética a cine de los años veinte o treinta, interesante y entretenida.



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diegueeee

  • 29 Jan 2020

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Luego de su ópera prima “La bruja” (un más que correcto comienzo de carrera) Robert Eggers regresa con una de las películas más esperadas en el último festival de SITGES. Y, al igual que la anterior, nos trae una historia no apta para todo público; no porque sea violenta ni nada eso: al contrario de “La bruja”, (esta) apunta más a lo psicológico y la sugestión (por momentos incluso, escatológica) producida por un sentimiento latente y paulatino de claustrofobia, encierro y paranoia.
Por otra parte, es necesario advertir que, la cinta requiere de paciencia por parte del espectador, dado el ritmo lento que lleva a sus espaldas esta “cuasi” crónica de 2 hombres (mal)conviviendo en una isla diminuta.

Sin lugar a dudas, lo más destacable a simple vista, es la imagen y manera en que esta filmada la película; blanco y negro y en formato 4:3 (lo que nos remite al cine expresionista alemán) Esta decisión, por parte de su director, nos potencia aún más los sentimientos y sensaciones comentados anteriormente y, hace de prácticamente cada fotograma del film, una obra de arte.

En cuanto al reparto, nos espera un dúo protagónico y actoral muy hipnótico; a mi parecer, Willem Dafoe es quien se lleva todos los aplausos, mientras lo acompaña un Robert Pattinson, quien cada vez, nos muestra alejarse de aquel vampiro que lo hizo famoso y condenó por partes iguales (una mancha difícil de quitar pero, va por buen camino).

Ahora, vale aclarar que, aunque pueda carecer de “acción”, la película no alcanza a aburrir. Eso si, se puede extrañar el que, con esa ambientación muy lograda, no haya tenido un planteamiento más de “manual”.
En consecuencia, ¨El faro¨ puede terminar siendo más recomendada (y recordada) por la interpretación de sus actores, mas que del conjunto en si.



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Tabo

  • 26 Jan 2020

6


Película: ¨The Lighthouse¨ (2019).

Correcta película, pero no una maravilla como la pintaron en varios lados. Una película maravillosa sería aquella que en cada punto es de alta calidad, aquí hay algunas cosas que se pueden destacar, pero no todas. La historia resulta simple, no es nada del otro mundo, de hecho daba para mucho más. Los diálogos resultan mediocres. Las actuaciones están bien, deben ser de lo mejor de la cinta. Personajes correctos para lo que busca contar. De ritmo es horrible, una cinta bastante lenta, innecesariamente larga. Efectos visuales aceptables. Un buen ambiente, de lo mejor de la película. Muertes correctas. Un final bastante decente para lo que fue la película en sí.

Mi puntuación para ¨The Lighthouse¨ es 6 de 10 posibles, es decente, pero no pasa más allá, es de esas cintas que vale la pena ver una vez y luego olvidar. Su nominación al Óscar me parece correcta, ya que en fotografía tiene bastante cosas interesantes. Recomendada para una vez.

Tabo.



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jcemcr

  • 21 Jan 2020

9


Una película diferente, atrevida y con garra.

Atrapa desde el primer momento ya sea por la relación que se establece entre los dos protagonistas o por el misterio que oculta el faro.

El Faro es de esas películas que no dejan indiferente a nadie. El guion es increíble, con un tratamiento de los personajes fantástico. Las escenas en las que se emborrachan no tienen precio. Cómo poco a poco se van intoxicando uno a otro y el faro se va haciendo cada vez un espacio más pequeño en el que no hay oxígeno suficiente para los dos... es angustiante. El final es correcto, y aunque esperaba algo diferente, no me decepcionó.

La película tiene una fotografía bravísima y le sienta muy bien tanto el blanco y negro como el formato 4x4. Te transporta al cine de los años 60 y te sumerge en un mundo en el que eres incapaz de distinguir qué es real y qué no.

La bruja no me terminó de gustar, pero con esta cinta, Robert Eggers se ha ganado mi respeto y seguiré su carrera más de cerca.

9/10



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