Interesante y correcto giallo dirigido por Sergio Martino y protagonizado por la bella sexsymbol franco-italiana, Edwige Fenech.
Julie Ward es la bella esposa de un hombre de negocios que cada día parece más indiferente a su mujer. De regreso a Viena, en donde viven, Julie vuelve a ser acosada por un ex amante, Jean, quien le recuerda constantemente que sólo él puede satisfacer su masoquismo. Entre tanto, Julie conocerá a un tercer hombre, George, un joven millonario heredero de una fortuna, quien está realmente interesado en cortejar y seducir a Julie, sin importar que ésta esté casada y se presionada por su ex amante.
Aparte de los legendarios Mario Bava y Dario Argento, creador y máximo desarrollador del giallo a través de los 70s respectivamente, el espectador conocedor debería necesariamente recordar a otro de los grandes precursores y aportadores del subgénero, como fue Sergio Martino, autor de efectivas piezas cinematográficas giallescas en su estado más puro, antes de que el giallo evolucionará más hacia el terror psicológico más brutal, a partir de “Rosso Profondo” (1975). Martino rodaría, entonces, ejemplos bastantes más purista del giallo como el título que revisamos hoy “Lo strano vizio della signora Wardh (1970), “La coda dello scorpione” (1971), “Tutti i colori del buio” (1972) y la que es considerada su obra maestra “I corpi presentano tracce di violenza carnale” o mejor conocida como “Torso” (1973), antes de degenerar su carrera al dedicarse al sexplotation más casposo a finales de los 70s y comienzos en los 80s, con títulos como “La montagna del dio cannibale” (1978), “L’isola degli uomini pesce” (1979) y “2019, Dopo la caduta di New York” (1983)
“Lo strano vizio della signora Wardh” (1970) corresponde al primer giallo dirigido por Martino. Es la época más álgida del giallo y en donde se establecerían los conceptos elementales del subgénero, que Dario Argento comenzaría especialmente a mostrar en su conocida Trilogía Animal (“L’uccello dalle piume di cristallo”, 1970; “4 mosche di velluto grigio”, 1971; “Il gatto a nove code”, 1971) con el asesino omnispresente y omnisciente, acosador telefónico, con guantes de cuero negros, anteojos oscuros, chaqueta de cuero y, por supuesto, una navaja como arma letal, todos clitchés a los que se agregaba uno que otro desnudo para incluir el componente sexual detrás de la obsesión maniática del asesino. No obstante, para Martino, el desnudo, femenino especialmente, tomaría tanta o más importancia que la sangre en pantalla, por lo que no resulta extraño ver que el director italiano aproveche la impresionante belleza de la que sería una de sus musas, y por cierto, su cuñada, Edwige Fenech, quien participaría además de este film en “Tutti i colori del buio” (1972), “Il tuo vizio è una stanza chiusa e solo ion e ho la chiave” (1972).
El guión escrito por Ernesto Gastaldi y Vittorio Caronia, como es la tónica del giallo, no privilegia necesariamente la lógica pero sí el suspenso y el misterio, preferentemente en base a lo que parece ser la omnipresencia y omnisciencia, que ya mencioné, del asesino, que en este caso no sólo se dedica a asesinar a bellas chicas en la Viena de los 70s, sino que en el caso puntual del personaje de Julie representa un factor determinante en la inestabilidad emocional de la mujer, de por sí atormentada por su masoquismo y dependencia emocional de hombres que la atormentan de alguna forma: comenzando con la indiferencia de su esposo Neil, el acoso y el sadismo con su ex amante Jean, y la obsesión sexual de George, Y así, con la estructura de la mujer, el marido engañado, el ex amante acosador, el nuevo amante y la mejor amiga, el guión presenta una historia en donde todos demuestran ser bastante turbios e inescrupulosos, siendo cualquiera de ellos candidato/candidata a ser el/la asesino/asesina.
Martino presenta a Julie como una mujer enferma más que pervertida por el dolor y la sangre, el sadomasoquismo, una mujer dependiente de la atención de todos los hombres que la rodean, como ya mencioné, pero que en la práctica aunque intenta dejar de lado su pasado y sus debilidades emocionales, termina exponiéndose y sucumbiendo ante el acoso y la paranoia de que cualquiera de los tres hombres que la pretenden puede ser el asesino. Vale la pena destacar este punto ya que pocas veces se presenta una protagonista femenina que tenga cierto aire a femme fatale sin estar realmente consciente de su condición, considerando el inesperado desenlace que los reunirá a los 4, Julie, Neil, Jean y George, y que logra en líneas generales atar cabos sueltos a los largo del film, aunque su interpretación vaya desde razones económicas hasta relaciones prohibidas.
Un acierto del film es incluir una serie de momentos eróticos, principalmente los recuerdos, como por ejemplo, mientras Julie viaja en taxi a su departamento y añora/le horroriza un antiguo encuentro amoroso con Jean bajo la lluvia o aquella pesadilla en la que Jean la corta con el cuello de una botella de vidrio para luego hacerle el amor. Estas escenas que Martino incluye a manera de recuerdos/remordimientos/pesadillas eróticas son reflejo del desequilibrio emocional y/o moral de Julie y están rodadas con oficio por el director y sus fotógrafos. Sin embargo, hay que reconocer que también se incluyeron desnudos más que nada para satisfacer el placer de los voyeristas, en escenas como el ataque del psicópata, a la primera chica en la ducha (claro homenaje a Hitchcock en “Psicosis”, 1960) y a la azafata que pudo escapar del asesino en su departamento, que por lo demás, no tienen la perspectiva “artística” que tienen los desnudos de Fenech en sus recuerdos/pesadillas.
Si bien Martino no demuestra tener el mismo talento de Bava y Argento para trabajar los aspectos pictóricos del film, el director de “Torso” (1973) realiza un adecuado uso de colores y de la luz y sombra, destacando los colores fríos que se repiten mucho en la casa de los Ward (azul, verde y blanco), una buena perspectiva del hermoso Palacio de Schönbrunn y sus parques en la escena en la que asesinan a Carol, la amiga de Julie, y la correctísima escena en el estacionamiento del edificio de los Ward, en donde el asesino acosa y casi acaba con Julie, en un ambientación luminosa bastante lograda con luces de vehículos y tragaluces dirigidas a ambos personajes, que demuestran un buen trabajo por parte de los fotógrafos Emilio Foriscot y Floriano Trenker.
Otro de los aciertos de este film es la cierta habilidad de los guionistas para desarrollar una serie de giros argumentativos en los últimos 20 minutos del film -a lo sumo lo mejor de todo el metraje- en donde el espectador se ve bombardeado por situaciones que levantan y derrumban una y otra vez las sospechas en el verdadero asesino, una vez que se descubre que el psicópata muerto por la azafata no era el verdadero autor -por lo menos, de la muerte de Carol y el acoso a Julie- poniendo nuevamente a Neil, Jean y George como sospechosos, aunque Jean esté supuestamente muerto.
La música estuvo compuesta por Paolo Ormi y Nora Orlandi, partitura experimental con cierto matiz a rock progresivo, que luego influiría por ejemplo en el legendario grupo italiano Goblin y sus trabajos para los giallos de Dario Argento, y que por momentos puede volverse demencial por su asimetría musical. No obstante lo anterior, Quentin Tarantino homenajearía a Ormi y Orlandi incluyendo en el soundtrack de “Kill Bill Vol.2” (2003) parte de la banda sonora de “Lo strano vizio della signora Wardh” (1970).
He de reconocer que la bella Edwige Fenech (“Tutti i colori del buio”, 1972); “Il tuo vizio è una stanza chiusa e solo ion e ho la chiave”, 1972) no tiene una interpretación notable pero sí bastante aceptable como la inestable Julie. Sin embargo, no se puede negar la belleza y carisma de la entonces modelo y aspirante a actriz de 22 años, que se convierte en una pasiva femme fatale. Martino reúne un correcto reparto masculino en torno a su musa, comenzando por el argentino Alberto de Mendoza (“Una lucertola con la pelle di donna”, 1971; “Horror Express”, 1972) que interpreta al indiferente esposo de Julie, Neil; el ítalo-serbio Ivan Rassimov (“Terror nello spazio”, 1965; “Il tuo vizio è una stanza chiusa e solo ion e ho la chiave”,1972) como el maniático Jean, ex amante de Julie; y el uruguayo Jorge Hill (George Hilton, “La coda dello scorpione”, 1971); “Tutti i colori del buio”, 1972) como el playboy George, que seduce a Julie. Completan el reparto, la colomba-italiana Conchita Airoldi (“Torso”, 1973; “Titus”, 1999) como Carol, la amiga de Julie, que le presenta a su primo George; y el español Manuel Gil (“Corazón salvaje”, 1968) como el Dr. Harbe, entre los más incidentes en la trama.
En resumen, un correctísimo giallo rodado con cierta elegancia y bastante oficio por Martino, y que constituye uno de los mejores ejemplos puristas del giallo a inicios de los 70s, con muchos más aciertos que desaciertos.
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¨El hecho mismo de que el mandamiento diga ¨no matarás¨ nos hace conscientes de que somos descendientes de una cadena ininterrumpida de generaciones de asesinos, para quienes el amor por el asesinato está en su sangre, como tal vez en la nuestra¨ Sigmund Freud
Con esta cita del famoso doctor vienés empieza uno de los filmes más populares de Sergio Martino, que cosechó buenas críticas, éxito de taquilla y es citado con frecuencia como un giallo con una historia bien construida.
La trama gira en torno a los extraños asesinatos que rodean a la señora Ward, (una Edwige Fenech acompañada como siempre de George Hilton), que es una chica de cuidado, a la que persigue su ex amante Jean, que la sometía a todo tipo de actos sadomasoquistas, y un nuevo amante al parecer con carácter protector.
Martino no se concentra en la sangre ni en truculentos asesinatos, y prefiere construir poco a poco una trama de suspenso, con el infaltable final imprevisto y enrevesado. En mi opinión lo mejor del film es su sorprendente final, ciertamente original.
De los primeros giallos que salieron, y del que fue un maestro en esto (nop, no hablo de Dario ¨Fracaso¨ Argento) Sergio Martino.
Acá tenemos a la ¨scream queen¨ por excelencia de Italia, Edwige Fenech, la cual esta casada pero a punto de separarse, en eso aparece su ex amante y conoce a un tercer hombre. Alrededor de la ciudad van muriendo personas a manos de un asesino serial.
Contiene unos climas de suspenso geniales, y con la música que acompaña muy bien este film.
Dos vueltas de tuerca sobre el final, es el broche de oro para este giallo.
Puede que se haga un poco lento por momentos (e inconexo, ya que no ves relación una cosa con la otra, pero luego todo encaja) pero vale la pena.
Segunda incorporación del giallo en la filmografía de Sergio Martino, el director de la enorme ¨Torso, violencia carnal¨. Primero filmó ¨La cola del escorpión¨ y para esta segunda ocasión, creó un giallo más primerizo, muy bien filmado y con momentos realmente bien efectuados.
En este caso, el argumento comienza con el salvaje asesinato de una joven en Viena. Como siempre, se utiliza el estereotipado cliché de asesino: gorro, guantes y cuchilla de afeitar (o cuchillo en muchos casos). Una vez iniciada la trama con el asesinato, se presenta la pareja Ward y las relaciones acometidas a su alrededor: un ex-novio maniaco, un nuevo amante y una amiga apasionada. El papel protagonista recae, básicamente, en Edwige Fenech, la cual brinda una muy buena actuación, aunque a veces puede parecer ciertamente sobría.
El giallo tiene ciertas escenas eróticas que permiten dotar y mejorar el entramado, la red y relación entre los propios personajes. Además, el asesino aporta una doble trama muy interesante, la cual se va desvelando a medida, hasta llegar a un final bastante curioso.
Me gustaría destacar varios aspectos de la trama: las localizaciones de Viena y Sitges son idonéas para el film, alejándose de la Italia que siempre aparece en muchos de los giallos. También destacar la escenas de flashbacks, las cuales son realmente enigmáticas y sobretodo la escena del parking en la cual Martino dirige con pulso y nos ofrece un juego de luces inmejorable. Mención especial también a la banda sonora, la cual ha llegado a ser utilizada por el propio Tarantino para Kill Bill 2.
Primera incursión de Sergio Martino en el giallo, un film entretenido que se sustenta en el carisma de sus actores principales y en un guión que deja al espectador mareado de tantos giros que da en su último tercio. Quizás ese tramo final estire demasiado la cuerda, pero la exaltación provocada por todas esas idas y vueltas narrativas bien lo valen. La mano de su director se ve en escenas como la de la persecución en el estacionamiento o la excursión a la lóbrega casa del supuesto asesino. Los segmentos en los que se exploran los flashbacks del personaje de Edwige Fenech también están dirigidos con mucho estilo. El ritmo fluctúa en algunas partes que pecan de demasiado lentas, pero la película se las arregla para enganchar nuevamente. En síntesis, un buen ejemplo del género.
de los mejores giallos del señor sergio martino donde tenemos a una serie de actores cliche de este subgenero como edwige fenech, george hilton, ivan rasimov y alberto de mendoza... mantiene los elementos claves para hacer de este filme uno de los indispensables del giallo, si es que te gustan este tipo de peliculas.
suspenso, muertes, erotismo, sospechas,,, y un final acertadisimo.
recomendable
Un giallo como dios manda. Muy clásico en todos sus aspectos, desde el asesino completamente estereotipado pero muy efectivo, una banda sonora muy buena, muertes aunque no demasiado explícitas; sangrientas cuan menos y un final realmente muy bueno.
Todos los ingredientes necesarios del subgénero están en esta película, Sergio Martino se lució.
Pedazo de Giallo del señor Martino....con la estupenda Edwige Fenech y grandes del género como Ivan Rassimov,George Hilton y Alberto de Mendoza....si te consideras un enfermo del giallo....ésto es indispensable!
Críticas: 9
TANO
8
Un más que correcto y algo desconocido giallo que no está nada, nada mal, en el que se nos cuentan dos historias, que en un primer momento parecen paralelas, pero que se irán cruzando poco a poco.
Por un lado, tenemos a la protagonista, una preciosísima Edwige Fenech que no se corta en lucir sus encantos contínuamente durante toda la película, con sus dramas amorosos, y por el otro, a un asesino en serie que pasa a navaja (nunca mejor dicho) a jovencitas de buen ver, como viene siendo norma habitual en todo buen giallo.
La trama tiene más chicha de lo que puede parecer en un primer momento y la cosa se complica, llegando sorprender con un par de inesperados giros de guión.
Eso sí, si de algo hay que ¨quejarse¨ un poquito, es de que la película engaña un poco al espectador con el tema de las suposiciones, osea, que las cosas que tú supones que lógicamente han ocurrido, pero no te las han mostrado en pantalla... no tienen por qué haber ocurrido... y si piensas un poco en ellas, la peli tiene sus lagunas y pierde puntos.
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