Ficha Andromedia


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Críticas de Andromedia (1)




Mad Warrior

  • 6 Dec 2020

2



Nunca me cansaré de decirlo: no hay proyecto, ni cinematográfico ni televisivo, que Takashi Miike no pueda afrontar. Nunca en la Historia del cine nos hemos cruzado con un director tan extremadamente versátil y prolífico y con tal entusiasmo por catar todos los géneros que brinda su profesión; ni siquiera Johnnie To (otro todoterreno a quien se le conoce más por sus ¨thrillers¨ de acción). Lo cierto es que, pese a descender el nivel de calidad de sus obras en líneas generales (parece que sólo le apetece hacer ¨live actions¨), nos sigue sorprendiendo a día de hoy.
A finales de los 90 su nivel de producción, dividido entre la industria del cine y el vídeo, era enorme. ¨The Bird People in China¨ le da por fin el ansiado reconocimiento y sus galones de cineasta de pleno derecho; entonces TBS y Shochiku le contratan con el objetivo de dirigir un film-vehículo para catapultar la fama de dos grupos musicales (algo que se lleva haciendo desde tiempos remotos), en este caso de jóvenes ¨idols¨: SPEED y Da Pump (el primero compuesto por chicas, el segundo por chicos). Para tal empresa Miike adapta ¨Andromedia¨, una novela romántica de ciencia-ficción de Kozy Watanabe, contando con sus colaboradores Itaru Era y Masa Nakamura.

¿Podemos esperar de esto algo con verdadera sustancia? Pues más bien no; de hecho el que tenga valor para posicionarse ante esto se topará con una de las películas más irregulares, estrafalarias y confusas de toda la carrera del japonés (y de esas tiene muchas, ¿eh?). A una curiosa introducción cargada de baratos efectos visuales muy de aquella época (qué mal han envejecido estos efectos...) directamente sacada de ¨Ghost in the Shell¨, se nos introduce en lo que parece ser una historia de adolescentes sobria y sensible...
Demasiado si sopesamos quién está tras la cámara. Dicha historia se centra en la relación de Yu y Mai, dos amigos desde la infancia a quienes poco les queda para dar el paso e iniciar un romance; en resumen, seremos testigos de bonitos recuerdos, interacciones muy humanas y algunas tensiones en el grupo de amigos por los celos (ni que el tal Yu fuera Mickey Rourke...). Pero la trama da un salto cualitativo con la aparición de un camión (espectacular secuencia, todo hay que decirlo) en plena carretera que por desgracia atropella a Mai; Miike podría haber seguido con un drama serio pero el libro de Watanabe le obliga a introducir la ciencia-ficción.

Sabremos a partir de ahí, pese a una información no del todo comprensible, que el padre de Mai, Toshihiko, es un científico de una extraña corporación informática donde se ¨copia¨ los recuerdos de un ser humano y trasladarlos a un modelo digital hecho a su imagen; Naomi Kawase empieza a cruzarse con temas propios de las obras de K. Dick y otros títulos como ¨Días Extraños¨ y ¨Johnny Mnemonic¨. También es cierto que el contraste de estilos entre Nakamura (¨The Bird People in China¨), quien trabaja más la parte dramática, y Era (¨Full-metal Yakuza¨), abocado a la fantasía, se da de tortas todo el rato.
Insisto, se podría haber seguido una línea seria, incluso tras el inicio de esa oscura trama cuyo detonante es el deseo de la corporación de hacerse con la investigación de Toshihiko, ¡incluso después de saber que dicha empresa está dirigida por un ser estrafalario con pintas de ¨punky¨ hawaiano y que quiere dominar el Mundo! (¿?)...pero Miike no tira por ahí. Desde que la copia de Mai es lanzada al ciberespacio y termina en manos de Yu, se desata el delirio y se desboca hacia una incongruencia de cariz invasivo, sobre todo al comenzar la cacería de Yu y su reencontrada amante digital, tanto en el ciberespacio como en el mundo real.

Pero sobre todo cuando toman partido sus amigos, cuyas imbéciles intervenciones elevan la comedia al absurdo de ¨Austin Powers¨ (si alguien lo duda que vea la descacharrante persecución y la caída por el precipicio) y que recuerda a films anteriores de Miike, como ¨Osaka Tough Guys¨ (sin embargo incluso aquél era más gracioso); de hecho el absurdo toca techo con un videoclip metido con calzador del grupo de chicos (lo lógico tras caer por un barranco, ¡ponerse a bailar!) Lo más confuso es la mezcla de estilos: romance, suspense, violencia, aventura y ese humor de barraca de feria estorbando en los momentos más inoportunos. Todo vale.
De ahí que se pierda el interés por un producto que sólo sabe decaer en su propio delirio y llevarnos a una disparatada última parte llena de acción e influencias de Shinya Tsukamoto que parece querer tomarse demasiado en serio, retornando cuando menos nos lo esperamos al estilo sensible del inicio; piruetas argumentales que llegan a fundir los plomos. Kenji Harada y la líder de SPEED, Hiroko Shimabukuro, dan el pego en sus papeles pese a su estratosférica falta de carisma, como los demás adolescentes implicados. Las mejores partes se las llevan los veteranos Tsunehiko Watase, Tomoro Taguchi y un amenazante Naoto Takenaka; al mejor y más interesante personaje, el hermano de Mai, le da vida Ryo Karato.

Y para rematar, la impagable participación de Kippei Shiina y el aclamado director de fotografía Christopher Doyle, en el rol del chiflado jefe de los villanos. Lo que podría haber sido un oscuro y profundo drama sobre las enfermizas relaciones entre el ser humano y la I.A. acaba mutando en un subproducto comercial para jóvenes de coeficiente intelectual negativo.
Al terminar la película se queda uno en estado catatónico, sin saber si reír o llorar...pero con las ganas de estampar el sofá contra el televisor muy presentes. Gracias a Dios después de esto vendría ¨Blues Harp¨.



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