Comedia de enredos y reencarnaciones con el sello de Vincente Minelli y un buen reparto.
Un escritor playboy y estafador llamado Charlie es asesinado por un productor celoso y se reencarna en una mujer, lo que lo lleva a planear nuevas estafas: Debbie Reynolds lleva pues el papel principal y está excelsa: enérgica, deslenguada, haciendo muecas, jugando a ser al mismo dama y mostrenco. La acompaña Tony Curtis, que a mediados de los 60 parecía casi abonado a las comedias dicharacheras, como mejor amigo y reticente aliado que debe aguantar un lío en el que nadie le había llamado. Papel, pues, complementario al de Reynolds. Pat Boone es un ricachón buenote y posible víctima de las estafas de Charlie, y el siempre bienvenido Walter Matthau como el productor celoso antes nombrado completan el reparto principal. Entre los secundarios destaca una joven Ellen Burstyn.
Basada en una vodevilesca obra de teatro del celebrado guionista George Axelrod y adaptada por el también muy notable Harry Kurnitz (Testigo de cargo, Hatari!), es una película pausada que satiriza con acierto el mundo de Hollywood, su hipocresía y su sed de dinero y sexo. Es decir, que de original tiene bien poco, pero Minelli lo sabe ejecutar con el oficio que se le espera. No es una comedia de reirse a carcajadas, pero sí de sonreir bastante. Si embargo, tiene el fatal problema de que hacia el acto final, cuando Charlie abraza su nueva identidad y las escenas con Pat Boone se alargan (no tanto culpa suya como de lo aburrido que es el buenazo de su personaje y que se echa de menos a Tony Curtis), el interés de la acción decae.
Lo más destacable técnicamente es la presencia de todo un compositor estrella como André Previn.
Correctísima y en todo momento - pese a su negra temática - alegre película con una pareja protagonista trabajando fenomenalmente. Se hace algo monótona, pero funciona.
bigladiesman
6
Comedia de enredos y reencarnaciones con el sello de Vincente Minelli y un buen reparto.
Un escritor playboy y estafador llamado Charlie es asesinado por un productor celoso y se reencarna en una mujer, lo que lo lleva a planear nuevas estafas: Debbie Reynolds lleva pues el papel principal y está excelsa: enérgica, deslenguada, haciendo muecas, jugando a ser al mismo dama y mostrenco. La acompaña Tony Curtis, que a mediados de los 60 parecía casi abonado a las comedias dicharacheras, como mejor amigo y reticente aliado que debe aguantar un lío en el que nadie le había llamado. Papel, pues, complementario al de Reynolds. Pat Boone es un ricachón buenote y posible víctima de las estafas de Charlie, y el siempre bienvenido Walter Matthau como el productor celoso antes nombrado completan el reparto principal. Entre los secundarios destaca una joven Ellen Burstyn.
Basada en una vodevilesca obra de teatro del celebrado guionista George Axelrod y adaptada por el también muy notable Harry Kurnitz (Testigo de cargo, Hatari!), es una película pausada que satiriza con acierto el mundo de Hollywood, su hipocresía y su sed de dinero y sexo. Es decir, que de original tiene bien poco, pero Minelli lo sabe ejecutar con el oficio que se le espera. No es una comedia de reirse a carcajadas, pero sí de sonreir bastante. Si embargo, tiene el fatal problema de que hacia el acto final, cuando Charlie abraza su nueva identidad y las escenas con Pat Boone se alargan (no tanto culpa suya como de lo aburrido que es el buenazo de su personaje y que se echa de menos a Tony Curtis), el interés de la acción decae.
Lo más destacable técnicamente es la presencia de todo un compositor estrella como André Previn.
Correctísima y en todo momento - pese a su negra temática - alegre película con una pareja protagonista trabajando fenomenalmente. Se hace algo monótona, pero funciona.
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