Destacable 9° film de Godzilla y esperado regreso de Ishiro Honda (“Godzilla”, 1954) a la franquicia.
A inicios del nuevo milenio, el Consejo Científico de la ONU ha logrado encerrar y controlar a todos los monstruos en la isla de Ogasawara. Sin embargo, repentinamente éstos escapan y comienzan a atacar las principales ciudades del mundo, a excepción de Tokio, al parecer por una fuerza invisible.
Tras las muy cuestionables dos últimas películas de la franquicia de Godzilla, “ゴジラ・エビラ・モスラ 南海の大決闘” (“Los Monstruos del Mar”, 1966) y “怪獣島の決戦 ゴジラの息子” (“El Hijo de Godzilla”, 1967) dirigidas por Jun Fukuda, y percatándose del equivocado rumbo que la franquicia había tomado además del evidente desgaste propio de 8 entregas, el productor Tomoyuki Tanaka resolvería un cierre definitivo para la saga del mítico reptil radioactivo, que se tradujera en una entrega final digna, madura y equilibrada que incluyera los elementos más distintivos de todo el universo cinematográfico de secuelas y spin-offs de kaijus, a esa altura ya emblemáticos en la cultura popular japonesa, iniciado a mediados de los 50s con la seminal “ゴジラ” (1954) de Ishiro Honda. Y para ello, la Toho llevaría a cabo nuevamente radicales cambios de fórmula, mientras poco a poco advertía que el interés de la ciencia ficción se volcaba hacia los mechas o robots.
De esta forma, la Toho traería de regreso al legendario Ishiro Honda, director del gran clásico de 1954 y algunas de sus más emblemáticas secuelas y, de paso, sacaría al también distintivo guionista Shinichi Sekizawa, quien había desarrollado todas las tramas de la franquicia, a partir de la primera secuela “ゴジラの逆襲” (“Godzilla Contraataca”, 1955) de Motoyoshi Oda. Estos cambios constituían claramente un golpe de timón en la productora nipona luego de que equivocadamente se decidiera sacar al mítico Honda de la dirección tras el estreno de “怪獣大戦争” (“Los Monstruos Invaden la Tierra” (1965) y dársela a Fukuda, cuyo enfoque demasiado infantilista e imprudente impronta de elementos de espionaje en las tramas del rey de los kaijus, habían llevado a dos sonados fracasos de crítica y taquilla. Sin embargo, el retorno de Honda también se ajustaría a la convicción de que se necesitaban nuevas mentes creativas para el guión.
El escritor Takeshi Kimura (“Rodan”, 1956) asimilaría muy bien la perspectiva conclusiva de Tanaka y Honda para el nuevo film en un guión que abarcaría gran parte de los tópicos abordados en la franquicia. Entre estos, aunque de una forma más bien equilibrada y consensuada al servicio de la lógica y dinámica de la historia, encontraremos el referente atómico original, el mensaje de alerta ecológica, los componentes de ciencia ficción de otras civilizaciones con conductas esencialmente conspirativas, los típicos elementos citníficos y otros recientemente incorporados como la acción y el espionaje, y la rexploración del universo cinemático abordado hasta entonces como una forma de autorreferencia, reuniéndose al rico panteón de monstruos colosales que despiertan de su letargo para poner en jaque a la civilización humana. En ello, la habilidad de Kimura y la visión de Honda serán claves para que, a pesar de la variedad de temáticas, el guión funcione efectivamente.
Lo anterior no significa que el guión adolezca en varios puntos de los acostumbrados clichés y estereotipos propios de la franquicia y del cine de kaijus, como la manía de presentar personajes machistas de porte arrogante, infaltables científicos estadounidenses que son consultados por sus pares nipones y la insistente manía humana de enfrentar la amenaza de Godzilla siempre de la misma forma belicista. Sin embargo, también es cierto que se aventura a incluir algunos elementos que funcionan a pesar de su poco convencional abordaje, como el hecho de proponer a una mujer como la villana principal, en este caso en la forma de una femme fatale. La civilización de Kilaak, ubicada en una isla galáctica entre Marte y Júpiter, supone la contraposición de una civilización milenaria que reclama la pertenencia de un mundo que anteriormente le perteneció y que parece condenada por la necedad de la raza humana.
Otro aspecto a destacar es la ambiciosa y efectiva apuesta de Kimura de consolidar la idea de un espacio mítico donde las bestias habitan y se les mantiene alejadas/protegidas, la isla de Ogasawara. Si bien el concepto de isla ya había aparecido en “ゴジラ・エビラ・モスラ 南海の大決闘” (“Los Monstruos del Mar”, 1966) de Jun Fukuda, es en este film donde el guión propone un enclave estratégico destinado por los humanos para los monstruos, lo que le permite al guión abordar e incluir a prácticamente todos los monstruos que la Toho había presentado desde “ゴジラ” (1954). Así, además de ser la novena película de Godzilla, “怪獣総進撃” (“Invasión Extraterrestre”, 1968) constituye la quinta de Mothra, la cuarta de Rodán, la tercera de King Ghidorah y la segunda de Minilla, Anguirus, Varan, Manda, Gorosaurus, Baragon y Kumonga. Al margen de Godzilla, Mothra, Rodán y King Ghidorah, convertidos en emblemáticos desde hacía tiempo, y a Minilla, el hijo de Godzilla, conviene referirse los demás que pueden resultar menos conocidos para el espectador promedio.
アンギラス o Anguirus, monstruo con aspecto de anquilosaurio, no aparecía desde la primera secuela de la franquicia, “ゴジラの逆襲” (“Godzilla Contraataca”, 1955) de Motoyoshi Oda y en este film es aliado del monstruo protagonista. Por su parte, está バラン o Varan, un monstruo prehistórico parecido al varano, capaz de planear y que ya había debutado en el film homónimo “大怪獣バラン” (1958) de Ishiro Honda, sin tener mayor protagonismo. Le sigue マンダ o Manda, kaiju de aspecto serpentoide muy parecido a un dragón chino submarino, cuya primera aparición había sido “海底軍艦” (“Atragón”, 1963) y que en este film participa en varias escenas de destrucción. Tambien encontramos ゴロザウルス o Gorosaurus, de aspecto similar a un alosaurio y que había aparecido en “キングコングの逆襲” (“King Kong escapa”, 1967) y バラゴン o Baragón con aspecto de dragón cornudo, que había debutado en la psicotrónica “フランケンシュタイン対地底怪獣” (“Frankenstein vs. Baragón”, 1965). Finalmente, está la araña gigante クモンガ o Kumonga que había aparecido en el film anterior y que se une a Mothra para envolver a Ghidorah en tela en el epílogo.
Desde la perspectiva de los efectos especiales, nuevamente a cargo de Sadamasa Arikawa, “怪獣総進撃” (“Invasión Extraterrestre”, 1968) contiene menos escenas de enfrentamiento entre los monstruos por una cuestión del guión, pero regala varias secuencias notables de los kaijus atacando y destruyendo las principales urbes del mundo, Londres, París, Tokio, Nueva York, Pekín y Moscú. Las maquetas de las ciudades (léase edificios, carreteras, bosques y volcanes) construidas por Arikawa experimentan una destacable mejoría respecto a las utilizadas en las películas anteriores y se encuentran entre las más recordadas de toda la saga. También resaltan las secuencias de las naves espaciales, sus viajes lunares, aterrizajes y batallas aéreas con Rodán y el Demonio de Fuego. La aparición de King Ghidorah y su enfrentamiento final con gran parte de los monstruos constituyen finalmente una gran muestra de la capacidad técnica que la Toho había desarrollado a la fecha y que requería de la visión perfeccionista de Honda para brillar con todas sus luces. El reparto humano incluyó a Akira Kubo (“Los Monstruos invaden la Tierra”, 1965) como el capitán Yamabe; Jun Tazaki como el Dr. Yoshido (“King Kong vs. Godzilla”, 1962); Yukiko Kobayashi (“La Muñeca Vampira”, 1970) como Kyoko Manabe, Yoshio Tsuchiya (“Los Siete Samurais”, 1954) como el Dr. Otani y Kyoko Ai como la reina de los Kilaakianos.
Con el regreso de Honda a la franquicia de Godzilla, también aplaudiremos el retorno de Akira Ifukube y su impecable visión sinfónica. Ifukube borra de cuajo la lamentable impronta popera de Masaru Sato en las dos últimas entregas para reestablecer el carácter sinfónico de misterio, dramatismo y epicidad, especialmente en el epílogo para dar cuenta de la batalla final por la Tierra.
A pesar de su evidente imperfección y el riesgo que significa aglomerar todos los aspectos más distintivos de la saga, “怪獣総進撃” (“Invasión Extraterrestre”, 1968) se convirtió en un sólido éxito de taquilla y de crítica, siendo considerada una de las mejores cintas de kaijus de la historia a pesar de no superar a “ゴジラ” (1954) y 怪獣大戦争 (“Los Monstruos invaden la Tierra”, 1965). De hecho, su éxito replantearía la decisión de la Toho de acabar con la franquicia y serviría de guía incluso para la reciente “Godzilla 2: King of the Monsters” (2019) de Michael Dougherty.
En resumen, una entretenida y sólida película que destaca por su aventurero y sintético guión, su bizarra trama de ciencia ficción, sus grandes efectos especiales y la inclusión de gran parte del panteón de kaijus que los fanáticos siempre aplaudiremos. La evalúo con un 7.5.
Otra entrega más de Godzilla, con viejos y nuevos monstruos y nuevamente en el espacio como en su sexta entrega. También regresó el director que le ha dado el toque de humo a esta saga (Ishiro Honda).
La cinta es entretenida desde que empieza hasta que termina.
La historia es bastante parecida a la de partes anteriores pero así y todo no aburre.
Los nuevos monstruos están bastante bien.
Recomendable!
Bienvenidos a monsterland, lugar donde viven todos los monstruos de la Toho en plena harmonia.
Asi es como describiria esta nueva entrega del super monstruo.
Doy gracias a Dios que no tiene nada que ver con ¨El hijo de Godzilla¨, la cual me dejo la moral un poco por los suelos.
En esta ocasión Toho producciones tira la casa por la ventana para poner en un mismo film todos sus queridos monstruos gigantes, una apuesta arriesgada que por suerte les salió bien.
La historia vuelve a coger el camino de la Ciencia-Ficcion, ya que el tema extraterrestre vuelve a estar presente y es utilizado como eje central en esta produccion.
Las actuaciones no están mal dentro de lo que cabe, los FX son muy buenos para la época, la BSO esta bastante bien y los escenarios son brutales, esas maquetas de lugares importantes del mundo están perfectamente diseñadas y más cuando nuestras queridas criaturas comienzan a destruirlas.
Las historia como os habreis imaginado es una autentica locura como ocurre con el resto de la saga, lo bueno es que sabe como enganchar al espectador y eso señores tiene su merito.
En esta película la acción no decae en ningún momento y como extasis final nos muestran una lucha final contra King Ghidorah en la que todos y cada uno de los monstruos le dan a este pobre una paliza de campeonato.
Me ha parecido bastante buena, por lo menos la acción no decae en ningún momento y hace que el espectador pase un buen rato.
Coco 1.
una nueva aventura de godzilla, esta vez los extraterrestres de turno se encuentran bajo la tierra y controlan a nuestros monstruos... no es nada de lo que no hayamos visto antes en las anteriores sagas de godzilla, con escepcion de una increible pelea entre una gran variedad de los kaiju mas conocidos de godzilla y king gidorah... fue excelente ver tantos monstruos juntos entre los ya conocidos rodan, mothra, varan,baragon, hasta incluso anda dando vueltas por ahi el hijo de godzilla... se la puede tomar tambien como una manera de homenaje de lo que se venia haciendo en la saga de godzilla y dar la oportunidad de poner tanto monstruo suelto.
si te gustan las peliculas de godzilla, esta es interesante de ver por que tenes todos los monstruos legendarios, ahora la trama no es nada del otro mundo si consideramos todo lo que veniamos viendo de godzilla antes... pese a eso la ambientacion, maquetas y demas estan impecables.
Bueno yo no he visto muchas de Godzilla (2 o 3) pero esta no me pareció para tanto.
La historia es sencilla, resulta que unos extraterrestres que se alojaban en el interior de una montaña quieren invadir el mundo y para ello utilizan a los míticos monstruos.
Las interpretaciones son un poco fuleras, alguna que otra decente pero en general están un poco justitas.
Los efectos especiales son malotes pero en este tipo de pelis ya cae de cajón que son así de modo que se perdona, se ven muchos monstruos y esto es el punto fuerte, incluido el hijo de Godzilla, mucha explosión y chispas y algún que otro rayo.
La banda sonora y efectos de sonido están muy bién y le suben la calidad un poco.
Lo que mas me ha gustado son las naves en general y coche-tanque, las maquetas y también el vestuario, esos trajes que parecen bombonas de butano jajaja.
Lo que menos me gustó son algunas situaciones absurdas en la peli.
En general una mas de monstruos nipones para pasar el rato y solo para los mas frikis como yo.
Cojonuda, posiblemente la mejor hasta el momento, muy muy currada tanto en guión como en destrucción de maquetas y demás. LLena de acción, todos los monstruos pululando por ahí, y una cojonuda batalla contra King Ghidorah.
El canto del cisne de la serie clásica de Godzilla. Un homenaje a toda la saga. Mítica pelicula que todo buen fan del gran Gojira debe de ver obligatoriamente.
Hacía falta una pelicula así para quitarnos el mal sabor de boca de otras como la isla de los monstruoso Godzilla contra Galien.
Aburridísima película con una chula recta final. Efectos especiales supongo que pasables para su tiempo y no hay mucho mas que destacar. Ver y olvidar...
Una pelicula epica dentro de la saga de godzilla.La recreacion de escenarios como paris o nueva york es increible y me sorprende que a pesar del bajo presupuesto (no obstante , superior al de anteriores peliculas del monstruo ) lograran unas maquetas tan detalladas.Lastima de que esta sea la ultima pelicula de godzilla hasta el 73 que mantuvo un minimo de seriedad.
Un clásico nipón de Godzilla y compañía...Historia previsible, pero muy entretenida y divertida acompañados de una muy acertada y pegadiza banda sonora. Los fx como en todas este tipo de pelis en su línea... pero al mismo tiempo inolvidables y con su encanto. Muy recomendable para los seguidores de Godzilla.
La más ambiciosa producción de la serie, que no obstante, iniciaría el declive de la saga Godzilla. Son destacables las fabulosas localizaciónes por todo el mundo y la banda sonora.
Críticas: 12
Mad Warrior
5
Nunca es suficiente, nunca para los invasores del planeta, nunca para las criaturas que nos asolan, al igual que para los productores empeñados en ofrecer más, más y más.
Pues bien, lo consiguieron. Este va a ser el summum de los espectáculos, la destrucción masiva, la conquista espacial. Esta es la invasión más grande de todos los tiempos...
Era una realidad el que a finales de los 60 las carteleras estaban atestadas de seres y monstruos de todos los tamaños y formas; mientras Daimajin y Gamera salían de Daiei a liarse a tortas con Gappa, el bicho de Nikkatsu, por el horizonte de Shochiku se asomaba Girara y a gritos pedía paso Yongary desde Korea, nada menos. Ya no había espacio pero el lagarto atómico continuaba infatigable ante estos adversarios (la mayoría muy pobres, todo hay que decirlo); sin embargo no es el que era, pues desde la desavenencia de Ishiro Honda con los ejecutivos de Toho para seguir colaborando en la saga y su contrato en televisión, el timón había sido gobernado por Jun Fukuda...y a poco que estuvo de hacer naufragar la nave...
Godzilla pasó a ser el entretenimiento de los niños, cuyos padres les acompañaban porque no les quedaba más remedio; ¨El Hijo de Godzilla¨ marca un punto bajísimo en esta malograda serie, con introducciones ridículas y un enfoque infantil y sensible que invita a la náusea; la compañía entonces pone de nuevo a Tomoyuki Tanaka al frente de un proyecto de expiación, también de resurrección, pero cuyas intenciones son dar carpetazo por todo lo alto a las peripecias de su monstruo estrella. Con el considerable aumento presupuestario recuperan al gran compositor Akira Ifukube, a Eiji Tsuburaya para los efectos y lo más importante, a Ishiro Honda.
Huelga decir que lo último hecho por el director (esa versión de ¨King Kong¨ con un simio robótico de antagonista y una trama delirante de espías al estilo ¨James Bond¨) no es una maravilla precisamente, pero aquí regresa para redimirse...si bien con la promesa de que todo va a acabar de una vez por todas para Godzilla. Sin embargo la inclusión se va a extender hasta límites abrumadores, pues regresa la isla de los films anteriores pero con los principales monstruos de Toho y otros invitados más habitándola en total armonía, toda una curiosidad.
Unas diez bestias tienen cabida en ¨Kaiju Soshingeki¨, cuya historia central se preserva firme de principio a fin sin subtramas románticas ni tragedias dramáticas como pretexto, lo cual es de agredecer; la historia, por otro lado, no es sino una revisión de la llegada alienígena que se lleva practicando desde ¨Godzilla contra Ghidorah¨, con la mayor parte de la intriga tomada de ¨Los Monstruos invaden La Tierra¨. Desplazando la acción a un tiempo futuro, todo esto se escora a la pura fantasía, a una aventura de ciencia-ficción nada oscura y muy extravagante; básicamente una raza espacial llamada Kilaaks planea arrasarnos si no se les da plena libertad de conquista.
Atención, porque la mejor forma de hacerlo, claro, es manipular las mentes de toda la cuadrilla de monstruos que habitan en aquella isla y mandarlos a atacarnos sin piedad; sin profundizar en el por qué los humanos querrían tener en un lugar a decenas de bichos gigantescos (invirtiendo en comida y energía para ellos, no se crean...), lo cierto es que esto forma parte de la gran estrategia de Toho: dejar los entornos selváticos e insulares de las entregas previas de Fukuda y promover el caos de nuevo en plena civilización...¡y a escala global!
Así podremos ver a las principales metrópolis del Mundo convirtiéndose en un amasijo de escombros tras el paso de Radon, Mosura (sin las gemelas para que la ayuden) y, cómo no, Godzilla, que aquí no es el protagonista sino uno más de este grupo salvaje monstruoso; Tsuburaya y Sadamasa Arikawa filman la destrucción sin escatimar en derribos y explosiones que cruzan de un lado a otro la pantalla, incluso podremos ver al lagarto regresando a Tokyo y paseándose por las (maquetadas) costas de New York (idea que sería aprovechada dos décadas después para una revisión de Godzilla emprendiendo una nueva invasión americana de la que más vale no acordarse...).
Por otra parte, lejos de la destrucción masiva, la trama se arrastrará por cauces un tanto tediosas al centrarse en la búsqueda de la base de los alienígenas Kilaaks por parte del capitán Tatsuo y su tropa, alrededor del monte Fuji; Honda es el encargado de filmar estas secuencias, pero el ritmo no es el adecuado pues se alarga con diálogos e interacciones innecesarias, y termina resultando un extenuante aburrimiento, deseando el espectador, por supuesto, que vuelvan a salir los monstruos para animar un poco la fiesta. Pero obtenemos lo que queremos.
¡Vaya si la animan! Ver unidos como héroes intrépidos a todos los protagonistas, con Godzilla a la cabeza, y con la ayuda de secundarios como Anguirus, Manda, Gorosaurus e incluso el puñetero Minira, enfrentándose contra el súpervillano Ghidorah (obligado a volver a La Tierra después de las palizas que ya le habían metido, al pobre), es un épico festival ¨kaiju¨ cuyo disparate se eleva a tales alturas que sin duda acaba siendo una pura delicia para el fan (si bien durante la lucha los bichos se comportan más como humanos que como seres bestiales, lo cual viene siendo una costumbre desde hace ya tiempo...).
Rematada con una simpática secuencia donde los esforzados Akira Kubo, Yukiko Kobayashi y Yoshifumi Tajima (hay que poner mucho empeño para creerse sus diálogos y actuaciones) se despiden de todas las criaturas, de nuevo reunidas en la isla esperando vivir tiempos más apacibles, ¨Kaiju Soshingeki¨, muy exitosa a nivel internacional, viene en realidad a finalizar una era, la del propio ¨kaiju-eiga¨.
Por desgracia las hazañas de Godzilla iban a contar con más entregas, pero ya nada iba a ser lo mismo...y menos sin volver a tener juntos a Ifukube, Tsuburaya, Tanaka y Honda, las cuatro piezas esenciales que sostenían el ensamblaje de la saga.
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