Este Viernes 13 (bonita fecha para los amantes al cine de terror) se estrena en las carteleras de España una de las películas más esperadas del año en lo que a género de terror se refiere, “La Bruja”, largometraje que ha ido cosechando por todo el mundo excelentes críticas.


De esta película se ha escrito y se escribirán críticas, reseñas, resúmenes, etc.… pero en Abandomoviez queremos ir aún más lejos y nos gustaría que conocierais la realidad del tema, la historia real de aquella época tan mágica, nunca mejor dicho, de cara a que veáis la película en cuestión con algo más de información sobre los acontecimientos narrados en la misma.


Los hechos de la película se centran en pleno siglo XVII, en Nueva Inglaterra. En esa época se llevaron a cabo multitud de cazas de brujas, acusando a personas de brujería mediante un juicio que finalizaba con una condena, las cuales si resultaban ser la muerte consistían en quemar a las personas vivas y/o decapitarlas a la vista de todo el pueblo, para desanimar a los habitantes de manifestar o proferir su servidumbre al diablo.


Pero básicamente, las mujeres fueron las grandes damnificadas de las cazas de brujas por la Iglesia, mediante la Inquisición. La Biblia prohíbe la magia, y todo acto fuera de lo normal en aquella época daba pie a que los hombres de Dios actuaran de manera tajante, erradicando el mal que podía dañar a su religión. La Inquisición campaba a sus anchas bajo el respaldo de Dios, pero dejaban claro que su actividad principal no era erradicar la brujería, más bien la herejía, ya que no perseguían a las brujas de forma activa, más bien era bajo denuncia de cualquier persona que, bajo palabra, jurara que una cierta persona tenía comportamientos sospechosos o acciones fuera de lo normal para la época.


La masificación de las cazas de brujas se llevaron a cabo al comenzar la Edad Moderna, más bien en Europa Central, basándose como anteriormente mencionamos en las denuncias de los ciudadanos a supuestos seguidores del Diablo; esto se convirtió en una histeria colectiva durante años, extendiéndose sobretodo a pueblos de culturas cerradas donde Dios y el Diablo estaban presentes en todos los actos y leyes que les guiaban en su día a día. Todo esto dio a pie a que la magia se convirtiera en delito y tuvo como resultado denuncias falsas (utilizadas para atacar a cualquier enemigo personal de un ciudadano, sabiendo el daño que eso conllevaba al denunciado), procesos públicos masificados y multitud de ejecuciones.


Las supuestas brujas eran personas acusadas de pertenecer a una asociación secreta de brujería con el culto al Diablo como principal pecado, por lo que eran acusadas de herejes. El primer proceso por brujería documentado de la historia sucedió en Kilkenny, Irlanda, en el año 1324, atribuyendo a la mujer cuyo nombre se desconoce de haber realizado un pacto con el diablo a cambio de poderes paranormales. Esto se sabía porque se creía que si una bruja realizaba semejante pacto, el Diablo la dejaba marcado el cuerpo, por lo que con una simple inspección al desnudo podía servir para verificar dicha acción y acusarla de brujería.


Se dice que las brujas y brujos acudían en secreto, en fechas concretas, a reuniones nocturnas llamadas “aquelarres”, para realizar ceremonias donde se realizaban acciones de sexo, lujuria, infanticidio y canibalismo infantil; adoraban durante toda la noche al diablo mediante orgías entre los presentes. Normalmente en esa época, se acusaban a más mujeres que hombres de herejía ya que se consideraba que ellas eran más receptivas a influencias del Diablo y por tanto más proclive a su conversión en bruja.


Los procesos civiles para la caza de brujas siempre tenían el mismo sistema: acusación, detención, interrogatorio, prueba a las brujas (con agua, fuego, agujas, lágrimas y con su propio peso), confesión, interrogatorio para obtener cómplices, condena y ajusticiamiento.

Casos históricos

Existen varios casos documentados importantes a lo largo de la historia, que son los siguientes:

Francia, 1634: El caso de los demonios de Loudun, en el cual a un sacerdote (Urbain Grandier) se le acusó de brujería por un grupo de monjas. En este caso concreto hubieron motivaciones políticas, ya que el acusado era un opositor del Cardenal Richelieu, y finalmente fue quemado en la hoguera tras una larga tortura.

Inglaterra, 1644-1645: las cazas de brujas más brutales se llevaron a cabo por Matthew Hopkins, en plena Guerra Civil inglesa, enviando a la muerte a unas 200 mujeres.

En las colonias inglesas de América, más tarde EEUU, el caso de “las brujas de Salem” en 1692 tuvo una gran popularidad; esto se saldó con la ejecución de 25 personas, gran parte mujeres.

En el norte de Italia, entre 1575 y 1580, tuvieron lugar varios y sangrientos procesos por brujería a miembros de una secta muy conocida por entonces, denominados “benandanti”; estos confesaban que, mientras dormían, sus espíritus combatían contra las brujas, denominándose a si mismos cristianos, pese a que esta práctica se consideraba brujería y fueron acusados de practicar la misma.

Cerca de Salem, en Bristol, Connecticut, una chica llamada Merilla Morton narraba que su tía la había embrujado durante la noche, cogiéndola como un caballo y cabalgando sobre su espalda hasta llegar a Nueva York. Allí, la misma chica fue obligada a presenciar un aquelarre con ritos satánicos, y después de presenciar esto se convirtió en el objeto de un exorcismo.



En definitiva, el número total de víctimas procedentes de las cazas de brujas es hoy en día una incógnita, pero recientes cálculos obtenidos con datos históricos y estadísticos dan como resultado un número de entre 60.000 a 5 millones. Jamás se han obtenido datos que demuestren que alguna de estas víctimas eran realmente brujas, o que sus hechos o pecados tuvieran relación con el mismísimo Diablo, pero las leyendas están ahí, y si desechamos las acciones cristianas con su cultura extremista anti brujería, seguro que algo realmente terrorífico queda, ya que como dicen sobre las leyendas, seguro que algo de verdad siempre tienen.