Frases célebres de Tristana



Gran caballero Don Lope ya quedan pocos como él.


¿A dónde va la gracia de Dios? - A buscar novio. - Pues ya lo has encontrado preciosa.


¡Tan viejo! - No tanto, no tanto ¡que este muerto el diablo!


La policía representa la fuerza y los hombres como yo siempre defienden al débil sea quien sea y este en la situación en que este.


A fuerza de ver uno siempre lo mismo ya ni se fija.


Mire usted señorita. En los tiempos aquellos de mucha religión la gente sabía las cosas por las campanas y las obedecía. Había toque de agonía, toque de muerto, el de fuego, bandera de gloria, llamado a misa y repliques de gran devoción.


La gente oía y allá iban a visitar al agonizante, a enterrar al muerto o a buscar los trabucos cuando tocábamos arrebatos. Hoy ya son otros tiempos. La gente tiene prisa por buscar dinero, no escuchan, hasta se quejan del municipio cuando tocamos a misa porque dicen fíjese usted que los despertamos.


Aunque solo sean pesadillas, son buenos los sueños. Los muertos no sueñan.


Cierto que ya no hay hombres como los de mi tiempo, como los de nuestro tiempo.


Una cosa si hay en la que el ayer y el hoy pueden ir del brasero. El gusto por las buenas hembras.


Totalmente de acuerdo, aunque hoy en día hay tanto afeminamiento.


La mujer honrada, tierna, quebrada y en casa.


Eso del luto es una cosa de salvajes, como pintarse la cara o tatuarse el cuerpo.


No te cases nunca Tristanita. - Una puede ser libre y honrada. - Exactamente, la pasión tiene que ser libre es la ley natural. Nada de cadenas, de firmas, de bendiciones.


¿Cuál de estas columnas le gusta más? - Ahora soy yo quien no te entiende. - Que ¿Cuál de estas columnas prefiere? - Ninguna o cualquiera son todas iguales.


Nunca hay dos columnas iguales, siempre existe alguna diferencia. Entre dos uvas, dos panecillos o dos copos de nieve yo siempre escojo. Por algo no sé porque uno me gusta más.


El trabajo es una maldición, Saturno. Abajo el trabajo, el que uno tiene que hacer para ganarse la vida, ese trabajo no honra como dicen algunos, solo sirve para llenarles la monorga a los cochinos explotadores. En cambio el que se hace por gusto, por afición, ennoblece al hombre. Ojalá todos pudieran trabajar de ese modo


Se puede ser sordo y disciplinado.


El gallo pierde sus plumas y ya no canta.


Mañana es demasiado pronto.


Cambia de cara como de camisa.


Un día que perdamos puede hacernos llegar tarde.


La tertulia del café.


Para todo hay gustos.