Descubrí ¨Muchos hijos, un mono y un castillo¨ por casualidad, algo que me da rabia, no me gusta que este tipo de propuestas me pasen desapercibidas, pero es posible que no haya conseguido más popularidad por su concepción:

Nos encontramos ante una película documental, más que documental, documentada, muy documentada. La filmación al completo se extendió durante CATORCE añazos, más los dos años de montaje necesarios para dar forma a tantísimos momentos íntimos y familiares logrando así que todo tenga sentido, no voy a negar el hecho de que es imposible que su director tuviera la más mínima trama ideada para la película, algo que se nota, ya que todo gira en torno a una búsqueda que podría ser infructuosa, incluso aburrida; y por suerte para todos nosotros, no es así.

Todo es muy disfrutable, desde esa especie de aura voyeur que insufla realidad a toda la pieza, hasta la, imposible de evidenciar, Julita Salmerón, madre del director, pasando claro está, por el desfile de (aunque parezca mentira) improvisados momentos, lugares y personas.
Si es verdad que adolece de cierto desconcierto, a veces es un poco batiburrillo, debido en parte a esa falta de idea inicial (mas allá de querer mostrar a su madre y ese carácter endiabladamente carismático que tiene), algo que incluso está en consonancia con el carácter general de la película, de su historia y de la personalidad de sus protagonistas.

Hay que entender que es una propuesta inmensamente laboriosa, pero realmente logra salir triunfante; además no parece ambicionar aplausos, ya que está bastante alejada de lo común, lo más parecido que puedo encontrar puede ser ¨Carmina o revienta¨, de Paco León, con la que existen notables diferencias.

La cinta es desternillante, es una ventanita a la vida de estas personalidades tan asombrosas, por la se vuelve imposible dejar de mirar, estás deseando de que Julieta vuelva a darnos otro momentazo, terminando siempre la escena en el punto más álgido con alguna de sus sensacionales salidas de tono, es muy llamativa la forma que tiene nuestra seductora protagonista de ponerse filosófica y un segundo después soltar un comentario hilarante y superficial.

Llegamos a entender rápidamente lo que Gustavo Salmerón nos quiere contar y es extraordinario de ver, estoy haciendo malabares para no decir nada que pueda dar pistas al que la quiera ver, es mejor llegar virgen a ella y dejarte conquistar por la protagonista absoluta.
Un ocho (alto, se puede decir) me ha encantado. Divertida y enternecedora, ideal para hacer más llevadero este confinamiento.

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