Ficha Lutero


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Críticas de Lutero (2)




mahotsukai

  • 27 Mar 2024

8



Interesante biopic del impulsor de la Reforma Protestante en Alemania, Martin Lutero, dirigida por Eric Till (“It Shouldn“t Happen to a Vet”, 1977).

Alemania, principios del XVI. Luego de estudiar y convertirse en teólogo, el monje agustino Martin Lutero cuestionará la corrupción de la Iglesia Romana y provocará un cisma que dividirá para siempre al cristianismo.

A fines de 2000, los productores alemanes Brigitte Rochow, Christian P. Stehr y Alexander Thies lograron que sus compañías productoras Eikon Film y NFP Teleart Berlin se asociaran con una compañía estadounidense afiliada a organizaciones de la iglesia luterana conocida como “Thrivent Financial for Lutherans“, para llevar a la gran pantalla una película que narrara los acontecimientos que dieron origen y auge a la Reforma Protestante de Martin Lutero en el siglo XVI, probablemente el más grande cisma del cristianismo en toda su historia. Esta empresa estadounidense estaba y está vinculada principalmente a las dos organizaciones nacionales de la iglesia luterana más grandes de Estados Unidos, la Iglesia Evangélica Luterana de EE.UU. y la Iglesia Luterana - Sínodo de Missouri y, por tanto, era y es evidente que al coproducir la película tuviera motivos principalmente propagandísticos según sus intereses ideológicos. La verdad es que, como veremos más adelante, la película no es excesivamente propagandística como debería esperarse, aunque sí lo suficiente, a pesar de sus pocas inexactitudes históricas, como para explicar el contexto histórico en que se dieron los hechos que impulsaron la Reforma Protestante.

El guión firmado por Camille Thomasson (“Ave María”, 1999) y Bart Gavigan (“End of the Spear”, 2005) básicamente cubre el periodo de la vida de Lutero entre 1505 y 1530, es decir, desde que se convierte en un monje hasta la Dieta de Augsburgo en 1530. Si bien contiene varias licencias históricas, que ya veremos, el guión cumple satisfactoriamente con presentar y explorar los momentos más importantes de la vida personal y eclesiástica de Lutero, así como sus motivaciones y convicciones religiosas e ideológicas en el convulsivo contexto socio religioso que se vivía en la Alemania y Europa de 1520-1530 aproximadamente. Como ya adelanté, la película no esconde su esencia propagandística y lo hace desde el inicio con el prólogo en que un “descarriado” Lutero jura consagrar su vida a Dios después de que en una tormenta casi un rayo lo matara. Es importante señalar que no hay constancia de que Lutero llevara una vida licenciosa, de hecho, era un alumno aventajado teniendo el grado de maestría en 1505 en Derecho, carrera que su padre de clase media, quien manejaba varias minas de cobres, incitó a estudiar para que se convirtiera en funcionario civil.

El film avanza con un ritmo dinámico para pasar al ingreso de Lutero monasterio agustino de Erfurt en julio de 1505, en donde inicialmente su vida monacal consistía meramente en rezar, ayunar, peregrinar y confesarse. Sin embargo, y en esto no hay propaganda claramente está, Lutero era un joven extremadamente inquieto y reflexivo, aunque obsesivo, que lo llevaba incluso a tener discusiones consigo mismo (que para la época pasaban por “acalorados debates” con el mismísimo Demonio). Pues bien, la trama hará hincapié en estas virtudes y, por supuesto, utilizará como vehículo al superior Johann von Staupitz, quien concluirá que el monje necesita abrazar una carrera académica para dosificar sus ímpetus de reflexión, como pieza clave para que el joven monje agustino inicie un camino revolucionario dentro del Cristianismo. De esta forma, como si tratara de una profecía que debe cumplirse, el mentor de Lutero lo encaminará hacia un sendero sin retorno, prácticamente a sabiendas, de que este hará retumbar los cimientos de una iglesia que ya llevaba siglos podrida, sin sentido por la vergüenza y gobernando través del abuso ideológico, la implantación de la ignorancia y la dispersión del miedo.

La construcción que realiza el guión sobre la evolución reflexiva e intelectual de Lutero es bastante correcta porque, sin tratarse de un adolescente, el protagonista emprende el clásico bildungsroman o novela de aprendizaje. El punto de inflexión en este viaje o madurez intelectual de Lutero está claramente relacionado con las indulgencias. El guión tiene dos secuencias muy interesantes, bien introducidas y contextualizadas que dan cuenta de ello. En la primera, mientras aún es un joven monje confuso y lleno de preguntas, pero creyente de la doctrina católica romana, Lutero viaja a Roma y presencia la decadencia absoluta de la ciudad papal que se hunde en su autocomplacencia y lo mundano. Ahí presencia cómo los sacerdotes frecuentan a las prostitutas y la Iglesia lucra con el comercio de reliquias falsas. El joven Lutero comprará una indulgencia para salvar el alma de su abuelo del purgatorio, como si fuera un autómata mientras camina entre decenas de pobres que han vendido o robado lo que no tienen para conseguir dinero y comprar indulgencias, subiendo de rodillas hacia los templos. En la otra, ya con un Lutero convertido en teólogo sarcástico y abierto crítico de las indulgencias, vemos a una joven y pobre campesina que ha comprado el infame documento para asegurar la salvación del alma de su hija, en donde el reformista le dice la verdad y le devuelve de su propio bolsillo el dinero que gastó.

Ya expuesto la transición del ingenuo monje al sarcástico teólogo, el film camina con cautela en la parte más importante del relato que es la audaz presentación de las 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg y lo que sigue, la furiosa reacción y persecución de la Iglesia tras la negación de Lutero de abjurar sus creencias. Si bien hay atisbos de un Lutero ácido e intransigente por momentos, lo cierto es que el guión mantiene el desarrollo del personaje en la línea del hombre sencillo por sobre el reformador obsesivo. De esta forma, veremos al Lutero humano y frágil, estudioso y controlado de su época estudiantil, al del intelectual religioso que busca llevar al Cristianismo de regreso a la pureza de sus inicios y no su destrucción, enemigo de la violencia y del derramamiento de sangre por cuestiones religiosas. Por mucho que sus enseñanzas logren una enorme influencia y le traigan gran prestigio, nada lo aparta de llevar una vida sencilla, centrada en la lectura y predicación y la redacción de sus propias reflexiones. Se trata de un Lutero que no tiene ambiciones de poder, cargos públicos, privilegios o favores aristocráticos. Lo que Lutero busca, finalmente, es plasmar el sentido del Dios que es amor y no un castigador, además de revitalizar la fe del hombre promedio.

Por lo demás, en las secuencias de la Interpelación de Augsburgo y la Dieta de Worms, en donde se le ordena retractarse de sus creencias y cuestionamientos a la Iglesia respecto a las indulgencias, vemos a un Lutero calmo que no abjura y mantiene un tono humilde y conciliador, indicando que está dispuesto a ceder siempre que su conciencia se lo dicte, situación que finalmente no se concreta. Es probable que en la realidad Lutero no se haya mostrado tan sumiso, considerando la forma apasionada en que predicaba y su abierta crítica al abuso de poder y conciencia de la Iglesia hacia el pueblo. Por otra parte, y el film no renuncia por supuesto a ello, también se le retrata como a todo hombre notable de la historia, como un personaje brillante cuyas ideas reformistas trascienden lo religioso, lo cual es verdad, por cierto, llegando a ser fundamental en la conformación definitiva de una identidad lingüística en el idioma alemán gracias a su traducción de la biblia a esa lengua y modelo filosófico de reflexión en base a la libertad de pensamiento y de conciencia. Definitivamente, esta libertad de pensamiento religioso en Europa se le debe a Lutero y, de paso, a la imprenta que en sólo dos meses había impreso y repartido copias de las 95 tesis por casi todo el viejo mundo.
Pero no todo es miel sobre hojuelas y una de las principales críticas al film es precisamente la omisión de ciertos aspectos polémicos de la personalidad y pensamiento de Lutero. En la película se nos cuenta como su ex profesor y luego discípulo, Andreas Karlstadt, malentiende las ideas de Lutero y alienta la Gran Revuelta de los Campesinos (1524-25) contra los nobles opresores que termina muy mal para los primeros, que terminan masacrados por los príncipes y las tropas imperiales, a pesar de los llamados a la paz de Lutero. Lo cierto es que todo parece indicar que Lutero no intercedió mucho en favor del pueblo llano, como se aprecia en un escrito suyo de 1525 llamado “Contra los campesinos asaltantes y asesinos”, cuyo nombre lo dice todo. Además, tampoco se menciona que Lutero escribió un tratado de antijudaísmo cristiano llamado “Sobre los judíos y sus mentiras”, en donde exhortaba al asesinato de judíos, a quemar sus propiedades y sinagogas. También atacó a católicos, anabaptistas y cristianos no trinitarios, por lo que se le considera uno de los padres de la hispanofobia y el antisemitismo.

Con todo, los mejores momentos del film están definitivamente a partir de la declaración de las 95 tesis de Lutero en Wittenberg, que de pasó envío a Roma al arzobispo Albert von Hohenzollern y la posterior interpelación de Augsburgo en la niega retractarse de su declaración. A partir de ahí, la película va ganando ritmo gracias a la evidente tensión que va creciendo entre la Iglesia y el monje, y luego entre la Iglesia y Príncipe Federico III de Sajonia, que tiene incómodo al Sacro Emperador Romano Germánico, Carlos V, respectivamente. El primero, mecenas de las artes y el pensamiento decide proteger a Lutero y al ser príncipe elector exige a Carlos V que el monje sea juzgado en Alemania y no en Roma (donde seguramente terminaría apresado, acusado de herejía y ejecutado) y le otorgue un salvoconducto para presentarse a la Dieta de Worms. Dado el carácter cambiante del emperador, que no quiere pelearse con el papa León X por un monje con pensamiento herético, pero tiene sospechas de que el pontífice tiene un pacto con Francia (saqueará Roma en 1527), el Príncipe Federico simula el secuestro de Lutero y lo oculta en el castillo de Wartburg. El film propone un epílogo luminoso con la Dieta de Augsburgo en la que Carlos V convoca a los príncipes evangélicos del Sacro Imperio Romano Germánico para prohibir el protestantismo y la Biblia alemana de Lutero y la negativa de todos de hacerlo suponen el triunfo de la libertad de pensamiento y el comienzo de la Reforma Protestante en Europa.

A nivel técnico y artístico, el film cumple satisfactoriamente con un eficiente y creíble recreación de la Alemania del siglo XVI, gracias a los diseñadores de Ralf Schreck (“Spencer”, 2021) y Christian Schäfer (“V for Vendetta”, 2005). El trabajo de fotografía del francés Robert Fraisse (“Ronin”, 1998) muestra a través de paletas diversas de colores las enormemente diferentes realidades sociales del país en esos tiempos, con la pobreza del campesinado, la austeridad de los príncipes civiles y el extremo lujo de los príncipes obispos, con colores grisáceos, ópacos, terrosos, rojos italianos y púrpuras, respectivamente. De la misma forma, la utilización de la luz en las secuencias de interpelación y debate ya sea en la universidad o en los salones de las iglesias en Augsburgo, Wittenberg y Worms logran recrear un ambiente tenso y hasta opresivo, que es la idea que Till pretende proyectar de la encolerizada Iglesia y sus representantes que más que tratar de comprender el punto de vista divergente, buscan de plano aplastarlo por la abjuración o la amenaza de la excomunión, sin oportunidad de réplica. Otros aspectos logrados del film son su vestuario y maquillaje a cargo de Ulla Gothe (“Lola y Bilidikid”, 1999) y Hasso von Hugo (“Der Name der Rose”, 1986) y su equipo.

El reparto lo encabeza Joseph Fiennes (“Shakespeare in Love”, 1998), quien pudo haber tenido una actuación mucho más convincente y potente. Se podría pasar por alto el poco parecido físico con el Lutero histórico, pero nunca el fuerte carácter y la pasión del monje agustino que puso en jaque a todo el catolicismo. En mi opinión, queda un tanto al debe, aunque tampoco se convierte en un lastre para el film. La aparición de Alfred Molina, Bruno Ganz y Peter Ustinov definitivamente la ponen otro peso a la producción, interpretando secundarios de lujo. Molina, un poco desaprovechado hay que decirlo, se encarga de interpretar a Johann Tetzel, infame fraile domínico que llegó a ser inquisidor y cuyo nombre quedó indisolublemente asociado a la venta de indulgencias en varias regiones de Alemania. Por su parte, Ganz (“Der Untergang”, 2004) se pone la sotana para servir de mentor y supervisor de Lutero, Johann von Staupitz, con un convincente aire paternalista, jugando un papel fundamental al impulsar a su novicio hacia la teología sabiendo que él sería el factor de cambio que la Iglesia necesitaba. Un ya cansado, pero ya legendario Peter Ustinov (“Spartacus”, 1960), en su último papel, encarna a Federico III, protector de Lutero, otorgándole un aire bondadoso y bonachón al príncipe.

En el elenco también encontramos a Jonathan Firth (“Victoria & Albert”, 2001), como el diplomático papal Girolamo Aleandro; Claire Cox (“The Leading Man”, 1996), como Catalina von Bora, ex monja y futura esposa de Lutero; el actor y cantante Uwe Ochsenknecht (“Das Boot”, 1981), como papa León X; Torben Liebrecht (Serie “X Company”, 2008-2012) como Carlos V; Mathieu Carrière (“Malpertius”, 1971) como el Cardenal Cayetano; Benjamin Sadler (“Maria Magdalena”, 2001), como el secretario personal del Príncipe Federico III, Georg Spalatin; y Jochen Horst (“The Cement Garden”, 1993), como Andreas Karlstadt.

El score fue compuesto por Richard Allen Harvey, ex miembro del grupo medieval de rock progresivo Gryphon, quien combina efectivamente una partitura sinfónica con evocaciones religiosas y melodías del Renacimiento en la Alemania del siglo XVI.

Como coproducción germano-americana, “Luther” (2003) fue rodada en diferentes ciudades como München, Coburg, Heldburg, Neundorf, Rauenstein, Saxony-Anhalt, Sesslach, Thuringia y Wartburg (Alemania), Italia (Roma) y la República Checa (Praga) entre abril y mayo de 2002. Se estrenó en Estados Unidos el 26 de septiembre de 2003 y cuatro días después en Berlín, recaudando prácticamente lo mismo que costó, US$30 millones. A pesar de ser un fracaso financiero, recibió críticas más bien positivas por su diseño de producción, el cual fue premiado en el Bavarian Film Awards Prize for Best Production Design.

En resumen, con su aire a película independiente, estamos frente a una correcta, relativamente fiel e interesante biopic de uno de los hombres más inspiradores del pensamiento humano, con un buen reparto y aspectos técnicos.



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DE NIRO

  • 16 May 2021

6


Buena biografía sobre la vida de Martin Lutero que logró realizar varias reformas en la iglesia, luchando contra el poder del Papa y de toda Roma, la película muestra como el protagonista luego de un viaje a la santa sede cambia todas sus creencias ya que Roma cobraba indulgencias a la gente a cambio de limpiar sus pecados, él vio toda esa corrupción y decidió ir en contra de lo establecido, me gustó mucho ya que a pesar de todas las presiones y la inquisición incluida, se mantuvo firme y no cambio sus convicciones, grandes actuaciones de Joseph Finnes, Bruno Gantz y Alfred Molina que junto a una buena ambientación cierran una pelicula entretenida apesar de su temática religiosa.



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