Ficha Moros y Cristianos

7.34 - Total: 8

  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de Moros y Cristianos (1)




Mad Warrior

  • 27 Oct 2023

7



Vamos a contemplar a la chusma más castiza de clase media-alta en pleno ejercicio de ascensión social. El elemento de la riqueza, el conflicto y el sufrimiento: el turrón. Han oído bien ustedes.
La chuscada nacional más peripatética que pudiéramos encontrar, de la mano de un grande.

Dos años después de la delirante sátira centrada en el marco de la Guerra Civil “La Vaquilla“, Luis García Berlanga regresa junto a su querido Rafael Azcona en la que sería su última colaboración para otra producción millonaria situada otra vez en la España de la actualidad (1.987 entonces), cuyo relativo avance cultural está descompensado por la anarquía y la insatisfacción social, pero el nativo de Valencia se desliga de todo clima hostil y nos hace partícipes de una “astracanada“, en sus propias palabras, que fluye por la carcajada más sana a lo largo de un escenario urbano cuyos artífices del desastre son ese reparto coral que ya es una de sus marcas de la casa, siempre desenvolviéndose con histriónica naturalidad desde un extremo del encuadre hasta el otro.
Si fue característico de Ozu ir perdiendo el uso del plano-secuencia, aquí Berlanga se presta en muy raras ocasiones a la individualidad del primer plano. Sus protagonistas son de nuevo una familia, los Planchadell, pero en otra liga que los adinerados Leguineche, aunque igual de chiflados; el director hace honor a su infancia, cuyo recuerdo alberga una pastelería de sus tíos maternos, y deja que dicha familia sea oriunda de la alicantina Jijona, turroneros de tradición. Pero la peripecia no va a desarrollarse en la comodidad del pueblo.

Su historia se inicia con el viaje a una Madrid demasiado moderna y cosmopolita para ellos, que desde el primer momento (esa hilarante pelea en pleno centro con la agente de policía) hacen gala de su ignorancia y burrería sin la menor de las vergüenzas; el epicentro de este despropósito es el ansia de los herederos por hacer crecer los beneficios de la empresa familiar, y la mejor manera es a través de un arma muy poderosa: la publicidad, en todas sus facetas. Pero el cineasta no permite a estos pueblerinos el más mínimo atisbo de inteligencia, ni que germine nada saludable de su hazaña, comprensible habida cuenta del cuadro que él y Azcona confeccionan.
Y que forman unos hijos (Agustín y José) dispuestos a montar un circo con tal de disparar las ventas al nuevo mercado pero sin rascarse el bolsillo más de la cuenta, un sobrino (Marcial) subnormal y loco por las mujeres y el billar, y un patriarca (Fernando) al borde del ataque por culpa de las maniobras de sus retoños, las cuales sólo ponen en peligro el longevo prestigio de su firma. En esta batalla entre el respeto por la tradición y la obsesión por la riqueza y la conquista de fama, se entromete “Cuqui“, hermana en discordia que hace malabares para ser diputada, ya habituada a la vida urbana pero tan cabeza hueca como los de su piara, extendiéndose así el delirio a terreno político (aunque en lugar de hacer sangre de ello, Berlanga lo observa todo desde un absurdo costumbrista más bien ácido).

Dos extremos donde cada uno persigue sus propios intereses sin preocuparse de nada más (irritante el trato que se le da a los contratados para la publicidad, amén del tormento que sufre el pobre Fernando) y cuyos procederes ejemplifican su cinismo. Mediando entre estos extremos está un asesor zarrapastroso (Jacinto) que se sirve de su verborrea para atrapar en una maraña de trampas a los Planchadell, mientras modela la imagen de “Cuqui“ para su campaña política. El esperpento de la publicidad y el consumismo es objeto de mofa y crítica (dicho asesor hace un repaso a la tan poco estética dentadura de la diputada y fuerza a los hermanos a cambiar el tradicional nombre de la firma, provocando que el padre sufra más de un infarto).
De esta forma el director, incluso más zafio que de costumbre, satiriza la despersonalización por el éxito así como la quiebra de los valores tradicionales (en el colmo de lo grotesco, un fraile pide consejo a Jacinto para que le ayude a ascender en el escalafón eclesiástico). Más tarde veremos en esa patochada de ceremonia del premio Musa de Europa cómo todo se puede comprar y tiene un precio (guiño particularmente malicioso de Berlanga, pues en la España del momento la cultura sobrevive gracias a las subvenciones, y los Goya, farsa no distinta a la del film, ha nacido a raíz de esto). Mientras tanto es curioso cómo el guión introduce a Marcial, la secretaria Monique y Marcella.

Tres personajes alejados del ambiente de hipocresía, codicia y maldad general, que prefieren vivir de sueños y fantasías; éstos, interpretados por la galardonada Verónica Forqué, María Luisa Ponte y un Andrés Pajares inspiradísimo en payasadas, están más cerca del imaginario hedónico y terrenal del valenciano, que despliega el absurdo con el virtuosismo técnico de un sabio pero con la vitalidad de un chaval. La complejidad de la puesta en escena y la interacción de personajes es caótica pero resuelta gracias a la maestría de un cuadro de multitudes donde se compenetran con excelente química Agustín González, Rosa María Sardà, Pedro Ruiz, Chus Lampreave y unos monumentales Fernando Fernán Gómez y José Luis López Vázquez.
Muy cara en su momento, esta comedia acabó algo denostada y relegada, al igual que otros títulos de Berlanga, pero la jugada le sale bien, sin haber armado una pieza maestra como las que su público ya se conoce y esperaba; él admite decantarse con regocijo hacia el esperpento, la guasa, en su vertiente más teatralizada, excesiva y sobre todo grosera. Pese a esto el remate destila un humor negro corrosivo hasta la médula, invisible desde hacía tiempo en sus obras, y nos hace reflexionar un poco más sobre el mismo tema.

¿Hasta qué farragosos límites es capaz alguien de falsear la verdad, de corromper su imagen familiar, con tal de sacar beneficio?
Fernando es la prueba de este desastre, pero la familia pronto se olvidará y se irá con otra cosa...



Me gusta (1) Reportar

Críticas: 1


Escribir crítica