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Film porno-erótico de exhibicionismo puro y duro, contando de protagonista con una más guapa que nunca Lina Romay. En la película prima la imagen sobre la palabra. Y donde la improvisación está a la orden del día. Muchos zooms aunque aquí como trata de un mirón pues están más justificados que otras veces en el cine de Jess Franco, además de continuos y muy largos primeros planos totalmente morbosos sobre el cuerpo de nuestra protagonista, tan aficionada a la música rock y la moda.

Jesús Franco conoce bien su oficio y monta una película de unos 55 minutos con planos cogidos casi de situaciones reales de la calle, planos muy bien escogidos para que sean totalmente funcionales a la hora de crear su historia. Su capacidad de aprovechamiento de unos prácticamente inexistentes presupuestos y localizaciones es una vez más admirable. Además se le nota más relajado que de costumbre y eso ayuda a dar más fuerza a la película, esto último se ve acentuado por la tranquila música que ha escogido para la banda sonora.

Lina Romay está muy serena y expresiva en este film vouyerista, marcando muy bien las diferentes fases de su personaje y todo sin mediar prácticamente palabra. El espectador siente observándola el mismo placer y debilidad que la del mirón que la espía. Su capacidad de provocar no es poca y así logra incluso el orgasmo a distancia de su vouyeur particular. Al que maniáticamente deleita con un número diferente en cada ocasión, incluido el de lesbianismo. El final de la película se produce como no podía ser de otra manera en una historia entre una complaciente exhibicionista y un mirón, con el orgasmo tan perseguido de este último.

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