En los primeros compases no daba un duro por ella. Pero de forma sorprendente el film va de menos a más, termina por enganchar y construye una dura crítica al periodismo, los medios de comunicación e incluso al público.

John Travolta interpreta a un personaje con el que nos identificamos desde el inicio. Solo es un pobre hombre que ha perdido su trabajo, que ve un futuro negro para su familia e intenta en un acto desesperado asustar a su jefa para que recuperar su puesto. Casi sin enterarse, esa acción da paso a grandes consecuencias. Termina secuestrando a unos niños y disparando a un amigo. Las cosas se han torcido.

Aquí entra en juego el periodismo de información. Representado como una entidad formada por personas sin escrúpulos, sin objetividad y solo interesada en el beneficio personal. Hay que ganar puntos de audiencia. Dustin Hoffman es, en principio, el que lo representa. Maneja la situación y prácticamente es él quien la controla. Utiliza la historia y la moldea a su antojo. Es la noticia que necesita para relanzar su carrera. Pero su historia se le va de las manos. Sus intereses personales son superados por el interés personal de la cadena, que quiere meter a otro periodista ¨rival¨ para hacerlo todo más morboso. Al rededor de la noticia se monta toda una feria de periodistas, curiosos e incluso un mercadillo. Todos quieren sacar tajada de la situación, sin importar demasiado su gravedad.

El personaje de Hoffman, que en principio no cae bien, va sufriendo una evolución. Como si poco a poco despertase a la realidad y captase lo lejos que la veía antes, lo lejos que lo ven los demás. El secuestro de unos niños solo se usa como marketing. Es un mundo impersonal, ajeno. Como antítesis de su evolución se encuentra su joven aprendiz, que sufre el proceso contrario, pasando de una persona interesada en el suceso a una persona interesada en la noticia, sin importar lo que es verdad o mentira.

Y si la posición en que deja a la prensa esta película es mala, en la que deja a los ciudadanos no se queda atrás. Nos define como una masa sin personalidad, totalmente manejable. Si nos dicen que el secuestrador es bueno, así lo creemos. Si en la siguiente noticia nos dicen que es un desequilibrado mental, así lo creemos. Los medios piensan por nosotros. Y no le falta razón.

Se puede sacar una interesante lectura de este film. No me alargo mucho más. Decir que la crítica se consigue, aunque le falta un punto de brillantez para ser una gran película. Hoffman y Travolta realizan solventes actuaciones.
Recomendable.

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