Ficha Sin: Nanatsu no Taizai


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Críticas de Sin: Nanatsu no Taizai (2)




Mad Warrior

  • 17 Nov 2023

3



Cae Lucifer de los cielos. Su destino: el Infierno. Y su misión: apoderarse de él.
Una versión alternativa y curiosa la que aquí se nos ofrece de la rebelión contra Dios y la derrota de los Pecados Capitales. Fruto de los japoneses tenía que ser...

En realidad del deseo de HobbyJapan por desarrollar una franquicia mediática enfocada en el “culto a Lucifer“, cuyo inicio fue la creación de unas figuras que se convertirían más tarde en protagonistas de la misma. Llamada “Nanatsu no Taizai“, como otra serie popular, empieza como tal en 2.016, y acumula programas de radio y otras variantes hasta llegar su adaptación un año más tarde, donde participaron conocidos directores como Tetsuya Yanagisawa (“High School DxD“) y veteranos de la talla de Katsuhiko Nishijima y Koichi Ohata, todos a las órdenes del también longevo experto en el mundillo Kinji Yoshimoto.
Sin rodeos vemos al ángel Lucifer desterrado del Cielo por oponerse a los mandatos divinos de Dios; le vence la arrogancia y cae en los confines del Infierno, en su “sector gélido“, curiosamente. Ya empiezan a aparecer los problemas, y es que, como esta serie está hecha para contentar al público, los personajes son mujeres, y se representan a partir de todos los clichés habidos y por haber del anime. El encuentro de Lucifer con el demonio del agua (Leviathan) y mucho antes con la humana Maria (qué casualidad) provoca un rechazo tremendo; la intención del recién caído es entonces la base de una premisa pobrísima...

Nos enzarzamos en su cruzada por tomar posesión del territorio al que llega venciendo a su jefe (Belial, Pecado de la Vanidad) y a sus otros secuaces y volver a plantar cara a su antiguo señor; típica historia de una película de samuráis o gángsters pero utilizando (y por el camino prostituyendo) a las divinidades infernales y celestiales de la tradición cristiana en una visión del Infierno anterior al nombramiento de la soberbia y la envidia como Pecados Capitales. Para esa cruzada Lucifer ha de subir primero a la Tierra, de ahí la intromisión de Maria, la chica imbécil, temerosa, bondadosa y que se deja arrastrar sin preguntar por qué puñetas le sucede todo eso.
En adelante la trama se dispone al estilo de un videojuego, en fases o niveles, donde Lucifer se enfrentará a cada secuaz de Belial, los cuales dominan una parte concreta del Planeta (es curioso por tanto su distribución: en Londres domina el Pecado de la Avaricia, en Miami el de la Lujuria, en Francia el de la Gula, todo muy mordazmente escogido). Este viaje zona por zona sería un poco más soportable de no tener nuestra protagonista (interesante pero también difícil de aguantar, no crean) tan aborrecibles compañeras; lo cierto es que todos los personajes de esta serie están dotados de alguna cualidad que les hace perfectamente estrangulables sin piedad.

Esto es por supuesto aplicable a los demonios y los ángeles, pues son seres divinos, y por tanto se nos hace imposible simpatizar con ellos y sus ideas y caracteres tan irracionales al pensamiento humano, tanto del lado de “los buenos“ como de “los malos“; otra ocurrencia de este caótico guión, además de ir presentando un escenario, un villano y un clímax en cada capítulo sin tener en cuenta lo sucedido en el anterior, es la de dar emociones a esos seres que no encajan con su carácter principal (al Pecado de la Gula la mueve la humildad; al de la Envidia, la lujuria; al de la Ira, la arrogancia), acabando así con su esencia original.
Si a esto le sumamos unas dosis de “fan service“ y erotismo lésbico tan grandes e innecesarias (cierto episodio transcurre en una playa y es de las cosas más patéticas que un servidor ha visto en el anime...) tenemos los ingredientes básicos para un desastre dirigido a un público joven sin gusto alguno. Es un camino por el infierno del sinsentido que podría tener cierta recompensa si aguardamos...y podría ser. Como en la mayoría de animes de este tipo, la historia mejora con el viaje a un mundo alternativo; aquí el regreso de Lucifer al Infierno encauza la trama, al menos de manera más satisfactoria.

Lo malo es que para ello hemos de comernos ocho episodios recargados de idioteces, argumentos inútiles, pasión por la destrucción material y arquetipos detestables. Sale a la luz el ingenio cuando vemos al ángel caído castigar a los seres humanos por su orgullo, glorioso y controvertido golpe a algunos de los estereotipos sociales más erróneamente aceptados; su hazaña de regreso revela un Averno imaginado de forma grotesca y brochazos surrealistas, y si bien se mantiene el erotismo pícaro también toman énfasis la violencia extrema y la acción desenfrenada.
Pero lo que da lustre a esta 2.ª y mejor parte es el afán del guión por sacarse de la manga unas ideas que nada tenían que ver con la intención inicial de la serie; Belial, a quien une un lazo muy importante a Lucifer desde hace tiempo (del mismo modo que a ésta y Maria), es toda una traidora rencorosa cuya venganza se preparaba poco a poco, y eso abre de repente la puerta a conspiraciones, viejas rencillas y falsas identidades, subtramas que se agolpan y pretenden justificar lo injustificable, y unos personajes que han evolucionado hasta convertirse en algo muy distinto, ahora dispuestos a cometer actos de sacrificio por defender su reino y a su nueva líder.

Entre la magia y la sangre de los continuos combates (donde disfrutamos viendo sufrir a las protagonistas, para qué mentir) destaca una relación demonio-humano que irá girando sin parar conforme los corazones de uno y otro cambien de dueño. Puro “deus ex machina“ y “exploitation“ delirante, ganando en épica a cada minuto.
Tan descarada es esta libertad que atenta contra la lógica de la propia serie que resulta deliciosa, casi como un pecado para disfrutar inconscientemente. Yo me rindo ante Lucifer. Queda la puerta abierta a una 2.ª temporada, en ese desafío entre demonios y ángeles; lástima que la serie en su totalidad no esté a la altura de los últimos episodios...



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Black Metal

  • 20 Jul 2017

5


Un ecchi sobrenatural que en cada capítulo nos exhiben desnudos gratuitos (sin censura).
La trama comienza siendo interesante en los primeros episodios, pero a medida que avanza el anime, se vuelve predecible a la par que aburrido.
El ecchi es demasiado serio, y eso es un fallo garrafal en un anime shônen.
Como mencionaba anteriormente, la historia en su comienzo iba bien encaminada y finalmente deja la sensación de que pudo haber sido mejor aprovechada.



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