Una serie de Syfy que merece la pena ver.

Sinceramente, cuando vi la primera temporada de Van Helsing hace un año, no tenía la menor esperanza en lo que podía encontrarme. Seamos sinceros, Syfy es una cadena que tiene sus series entretenidas, como Z Nation o Dark Matter, pero por cada serie buena que lanza, le aparecen tres o cuatro muy malas cada año y que ni siquiera consiguen pasar de la primera temporada. Temía que fuera el caso de Van Helsing, pero lo cierto es que la serie me ha sorprendido para bien.

La serie parte de la premisa de que los vampiros ahora dominan el mundo y la Tierra se ha convertido en un lugar postapocalíptico en el que los humanos tienen que luchar por sobrevivir, al estilo de The Walking Dead. En un edificio, un soldado está custodiando el cuerpo en coma de una mujer, que, por algún motivo, puede resultar importante. Todo esto cambia cuando un grupo de supervivientes se refugia en el edificio, siendo perseguidos por unos cuantos vampiros. Los vampiros alcanzan a esta mujer y la muerden, despertándola del coma. Sin embargo, el vampiro que la muerde se convierte sorprendentemente en un humano, curado por completo aunque con sus recuerdos de vampiros. A partir de ese momento, la mujer, Vanessa Van Helsing, y el grupo de superviviente tendrán que lidiar con enfrentarse con tres facciones de vampiros que también están interesados en lo especial que es esta mujer.

La serie, cabe decir en primer lugar, que resulta muy entretenida. Está repleta de acción y movimiento, por lo que es complicado que alguien pueda encontrarla aburrida. Supongo que una dirección ágil y llevadera ayuda mucho en este tipo de series. Además, el guión está plagado de numerosos giros de guión totalmente inesperados, lo cual me parece un acierto.

Por último, los personajes resultan en su mayoría muy carismáticos y, a lo largo de la primera temporada, reciben todos una evolución coherente con respecto a lo que se esperaba de ellos. Entre ellos mencionaré Vincent Gale, el actor que interpreta al vampiro que muerde a Vanessa y luego se convierte en humano, y el cual demuestra ser uno de los personajes más leales y humanos de la serie, a pesar de que su antigua condición pudiera indicar lo contrario. También tenemos a Christopher Heyerdahl, que interpreta a un superviviente sordomudo, que bien podría ser el Hodor de la serie, pero que a medida que avanzan los capítulos se revela como un asesino en serie que mata a quienes considera débiles. Otro acierto en la serie es el actor Aleks Paunovic, que interpreta a un líder vampiro de lo más carismático e intimidante y que, viendo los avances de la segunda temporada, parece que se unirá a los ¨buenos¨.

Cabe mencionar también que la serie no es políticamente correcta. Me explico: en The Walking Dead, el grupo de Rick siempre va a fortalecer, sus personajes son buena gente a pesar de sus acciones y jamás se van a traicionar los unos a los otros. Eso no pasa en Van Helsing. Aquí la traición y la muerte está a la orden del día, y lo normal es que siempre haya al menos una traición o muestra de hipocresía en cada capítulo, siendo las únicas excepciones la propia Vanessa, el militar que interpreta Jonathan Scarfe y paradójicamente Vincent Gale, que empezó la serie como vampiro.

Del resto de personajes, haciendo un resumen, se podría decir: la doctora afroamericana que interpreta Rukiya Bernard resulta una cobarde que deja morir a su mejor amigo, Jonathan Scarfe, que le salvó en multiud de ocasiones; Christopher Heyerdahl resulta ser un asesino en serie y mata a varios miembros del grupo; los tres líderes vampiros conspiran entre ellos para derrocarse los unos a otros; el bueno de Muhammad (que haciendo una comparación podría ser el Glenn de Van Helsing) termina entregando a Vanessa para que los vampiros le devuelvan a su hermana; y el líder de la supuesta resistencia, el actor Ryan Robbins, termina matando a su lugarteniente asiático para aliarse a sus vampiros.

En definitiva, una serie sin grandes aspiraciones, pero muy entretenida y adecuada para quienes busquen una buena historia postapocalíptica. A la espera de la segunda temporada.

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