Siempre he sido un empedernido lector de la Novela ¨Drácula¨, y considerado imprescindible visionar cualquier versión de la misma que caía en mis manos. He contemplado por tanto, desde verdaderas obras maestras hasta horribles adaptaciones, secuelas y derivados.
Creo que hasta ahora nunca había sentido una decepción semejante. Incluso la infausta versión de Darío Argento podría al menos tener una tabla de salvación por el hecho de intentar seguir la historia original. Pero lo de este ¨Drácula¨ es para suicidarse.
Hablando en general, siempre ha habido cine comercial y cine más o menos independiente o de aspiraciones artísticas. Por desgracia, la vertiente ¨comercial¨ es siempre la misma, y desde mi modestia, estamos contemplando la muerte del cine.
Estoy cansado de que cada vez que algo, cualquier cosa, pasa por una factoría estadounidense tengamos que encontrarnos una serie de elementos que solo pueden atraer a niños de un máximo de 10 años. Harto de que cada lucha entre personajes tenga que parecer sacada de un videojuego. De bandas sonoras re-masticadas, todas iguales, con la gran hazaña de realzar los ¨sustos¨ a golpe de volumen.
No es tan difícil hacer algo decente -no digo genial- con Drácula. Basta respetar un poco las bases de la historia. Y si quieres añadir algo, se lo añades. Pero respeta el relato básico.
Lo de esta ¨versión¨ es una total falta de respeto. Me sentí atraído al ver las fotos, y cometí el gravísimo error de no leer las sinopsis. Nunca la hubiera comprado.
Lo de meter a Drácula y a Van Helsing en el mismo bando, luchando contra una supuesta ¨Orden del Dragón¨ es algo tan ridículamente estúpido que solo hubiese tenido sentido si la película se hubiese enfocado como parodia.
Esto es el cine USA del siglo XXI. Millones de dólares tirados a la basura para incluir alguna estrella conocida y una espectacular realización. Porque la realización, dicho sea de paso, es muy buena.
Y bueno, además de manchar para siempre el buen nombre de Bram Stoker, la serie se toma unas licencias como para coger una estaca y clavarla en los corazones de los guionistas sin tener claro si son ya vampiros.
Solo voy a comentar el rizo del rizo. Eligen como prota al buen actor Jonathan Rhys Meyers, que no pone otra cara que esa que ya conocemos bien de chico bueno a punto de llorar. Pero -atentos-, en la historia Drácula viaja a Londres y se hace pasar por empresario norteamericano. Toma ya. Y resulta que Jonathan Rhys Meyers es IRLANDÉS !!!. Solución: El pobre Jonathan tiene que fingir ante la sociedad inglesa un acento americano, sin ser americano Drácula, ni tampoco el actor que lo representa. Pa matarse, oiga.
Y todo por un simple motivo. En cualquier producto que venga de USA, tiene que haber algo americano para iluminar la cosa.
Simplemente demencial. Gracias a dios, la serie fue cancelada tras su primera temporada, algo que agradeceré eternamente a sus productores.
Floja serie de la cadena NBC que supone una reinvención del mito de Drácula en época victoriana y cuyo principal atractivo es ver al británico Johnathan Rhys Meyer encarnando al legendario conde.
En primer lugar hay que responder a una pregunta, ¿qué es este Drácula? Como dije al principio, es una completa reinvención de la historia de Bram Stoker, que toma a los mismos personajes, aunque totalmente cambiados y en una trama ambientada en Londres que tampoco es la de la novela. Por tanto, la serie nos pide que olvidemos lo que conocemos de Drácula y disfrutemos de este relato desde cero.
Dicho esto, procedo a contar la sinopsis de la serie. Drácula es un vampiro que lleva unos doscientos años muerto, tras haber sido asesinado por la misteriosa Orden del Dragón (una organización al estilo del Club Bildelberg o los Iluminatti), quienes además quemaron viva a su amada Alona. Trescientos años después, un profesor llamado Abraham Van Helsing pierde a su esposa e hijos a manos de la Orden del Dragón, por lo que decide acudir a la tumba escondida de Drácula y resucitar al conde usando sangre humana. Drácula vuelve a la vida y se une a Van Helsing en una cruzada para derrotar juntos a la Orden del Dragón. Ver trabajando codo con codo a Drácula y Van Helsing debería hacer revolverse en su tumba al mismísimo Bram Stoker, pero por extraño que parezca es uno de los puntos fuertes de la serie.
Por otra parte, tenemos la historia de Mina Harker, una joven de clase acomodada que acude a la universidad y es alumna del profesor Van Helsing. Su novio, un periodista llamado Johnathan Harker, no ve con buenos ojos que ella quiera estudiar y acabar trabajando como forense. Además, ambos tienen una amiga común, Lucy Westenra, que envidia a Mina y quiere acostarse con Harker. En un determinado momento, los tres conocen a un multimillonario que supuestamente ha llegado desde los Estados Unidos y no es nada menos que Drácula. Este se presenta en Londres, acompañado por su fiel sirviente africano Renfield, y sorprende a todos al explicar que ha desarrollado una fuente de energía renovable con la que sustituir al petróleo.
Por supuesto, la Orden del Dragón, una de las principales beneficiadas del petróleo, se opone a los planes de Drácula y, sin saber que es un vampiro, tratarán de pararle los pies de toda forma posible. Al mismo tiempo, se dan cuenta de que están apareciendo vampiros por toda la ciudad, por lo que envían a una de sus mejores cazadoras para acabar con el problema. Cabe mencionar también que Drácula conocerá a Mina y verá en ella una reencarnación de su amada Alona, por lo que se producirá un rectángulo amoroso entre Mina, Johnathan, Lucy y Drácula.
Dicho sobre el papel, el argumento tenía potencial suficiente para que hubiera sido una serie muy potable y con más de una temporada. Ahora bien, ¿por qué digo que es floja? Pues en primer lugar porque pocos de los actores logran resultar convincentes en sus papeles. Johnathan Rhys Meyer logra hacer suyo el personaje de este Drácula, haciendo que te lo creas, que notes lo peligroso que es y al mismo tiempo te apiades de su desgracia. Del mismo modo, Katie McGrath concibe una Lucy Westenra muy interesante, retorcida y manipuladora, que no se limita a ser la amiga promiscua que acaba siendo víctima de Drácula, sino que su personaje va más allá. Thomas Kretschmann logra crear un Van Helsing distinto al de la novela, pero lleno de matices y muy interesante, ya que se palpa la tensión entre él y Drácula, casi como si lo que vemos en la serie fuera el inicio de la enemistad entre ambos. Victoria Smurfit interpreta a la cazadora de la Orden del Dragón, un personaje interesante y atractivo con muchas escenas que le permiten lucirse mucho, aunque sin un trasfondo que permita que la entendamos. Nonso Anozie interpreta a Renfield, el sirviente de Drácula, y aunque no lo hace mal, tiene tan poco peso en la trama que queda muy desaprovechado.
Ahora bien, ¿entonces dónde está el problema con el casting? Pues principalmente en los actores que interpretan a Mina Harker y Johnathan Harker. Jessica de Gouw, que en Arrow interpretó a la formidable Helena Bertinelli, es aquí la que interpreta a Mina, y lo cierto es que es difícil de creerla y empatizar con ella. No sé si se deberá al escaso talento de la actriz, a una mala dirección, la poca química que se desprende con Rhys Meyer o que simplemente el papel le queda muy grande. Por otra parte, tampoco logramos empatizar con el Harker de Oliver Jackson-Cohen, ya que es hosco, infiel, machista y testarudo, a la larga resulta muy difícil ver alguna buena cualidad en él, y esto resulta lo más grave de la serie, ya que todos los espectadores terminan queriendo que Mina acabe siendo pareja de Drácula.
No obstante, a pesar de ciertos defectos que pesan bastante a la hora de ver la serie, he de decir que no está tan mal como se pueda creer e incluso que interpreta la novela de Bram Stoker a su manera. Por ejemplo, en la novela se menciona que Drácula puede caminar bajo el sol. Aquí se nos muestra que Van Helsing crea un suero para que Drácula pueda caminar bajo el sol sin quemarse, como les sucede a los otros vampiros.
Aunque sin duda lo más irritante es que, a pesar de sus defectos, la primera temporada termina de una forma brutal y que deja con ganas de una segunda temporada que, por desgracia, nunca llegará. Al final, vemos a Van Helsing vengándose del hombre que quemó a su familia y rompiendo sus lazos con Drácula al matar a Renfield. La Orden del Dragón sabotea el invento de Drácula, acabando con sus sueños de venganza, aunque la cazadora termina muriendo a manos del carismático conde. Mina y Drácula acaban acostándose juntos, como amantes, mientras que Lucy empieza a sentir que ha sido vampirizada. En cuanto a Johnathan, al descubrir que su novia le ha abandonado por el vampiro, después de que él se acostara con Lucy, termina uniéndose a la Orden del Dragón para vengarse.
Considero que hubiera sido brutal haber podido ver una segunda temporada partiendo del punto en el que el final de la primera lo había dejado: un Drácula y una Mina como amados, Lucy empezando a sembrar el caos por Londres, Harker y la Orden del Dragón teniendo que convencer a Van Helsing de alguna forma para dar caza a Drácula, quizá Renfield siguiera vivo y encerrado en una institución mental, e incluso podíamos haber visto a los personajes de la novela que aún no habían sido adaptados a la serie, como el doctor Seward, Arthur Holmwoold o Quincey Morris.
Críticas: 3
DE NIRO
6
Me gustó que sea una adaptación libre del libro de Bram Stoker, ya que en esta su ayudante Reinfild es de raza negra, el protagonista principal no se refleja en los espejos, y el cazador Van Helsing por arte de magia es socio de Dracula para encontrar una cura, y que el protagonista pueda vivir libremente en el sol, Dracula dispone de sus victimas sin piedad y lo mejor es que al ser una historia archiconocida que esta serie tenga pocos capitulos la hace buena, aunque el final queda abierto, quizás pensaron en seguirla, al mi parecer no da para otra temporada ya dejó medio Londres sin sangre, salvo que se traslade a otro pais, ahi si puede funcionar pero para mi desde ya que no.
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