Tormenta Sangrienta
(Tony Jiménez)

por Javier Bocadulce
Puntos: 8

Casi 700 páginas. Casi nada al aparato. Como para retraerse de inicio. Pero, conociendo un poco la evolución asombrosa del autor, uno decide zambullirse en un mar infestado de tiburones, sin flotador, sin saber nadar y sin arpón. Para que a uno lo crujan a dentelladas los escualos de turno. Así hay que enfrentarse a cualquier libro lanzado al mercado por Tony Jiménez, ese jovencito temerario que mantiene un severo pulso con Stephen King en lo que respecta a extensión en los textos. Y no sólo en eso...

Igual que algunas personas, el Chapel tiene una apariencia penosa, decadente y sórdida; pero, por dentro, contra todo prejuicio, muestra una estructura sólida e impecable. Fue hotel en su dia, hoy reconvertido en bloque de apartamentos. Oculta algo, tal vez siniestro, como, quizás , también sus habitantes, tanto recientes como añejos; algo muy bien empleado por Tony para la creación de un ambiente de desasosiego: no sólo por las leyendas, ciertas o no, que rodean al antiguo hotel. Sus inquilinos, contra toda lógica, deciden- e incluso escogen sin mayores explicaciones– permanecer dentro del edificio durante la semana en la que una tormenta terrible, anunciada por las autoridades, asolará Manhattan, a la manera de un castigo divino con sorpresas varias.

Nos encontramos ante un análisis magnífico del interior siempre impredecible de cada ser humano, ese lugar que aloja más de una terrible tormenta emocional. Porque todo hombre es una isla. Como Manhattan, en la que se desarrolla la acción. Pero el hombre es, por necesidad, un ser social. Alguien que lucha contra el aislamiento. Que necesita al otro en caso de peligro. Y ése es el mensaje que lanza Tony Jiménez en esta obra: El gran terror del hombre es conocerse a sí mismo. A veces, comprende que los monstruos no existen, pero pueden acabar creándose, partiendo de sus propias debilidades. Por ello, distintas clases sociales se dan cita en un edificio de extraña atracción: hay un desconfiado agente de policía, un ex-presidiario con una obsesión incomprensible por vivir en el edificio. Familias completas que se ven empujadas por alguno de sus miembros a permaner dentro, contra toda lógica.

Hay que apuntar un cierto simbolismo bíblico en todo el planteamiento. El gerente del edificio de apartamentos, asume como propia la labor de conducir a su rebaño, apretado y unido en el cumplimiento de una serie de objetivos que los mantenga con vida. En este mismo trasunto, no faltarán los díscolos y rebeldes, los trastornados que juegan un papel relevante en la necesidad , por parte del autor, de crear una atmósfera de ambigüedad absoluta. Juega con el lector para que éste no tenga conciencia clara de dónde radica el mal, si es que no está disperso.

Pirados, drogadictos, pusilánimes, amantes padres de familia...Los habitantes del Chapel tendrán que dar lo mejor de sí mismos, convertirse en un solo ser, sin egoísmos, sin fisuras para enfrentarse al mal. Un mal que se nos ofrece como algo indefinido que va cobrando forma paulatinamente, como la personalidad escondida de los habitantes del Chapel. Y monstruos. Sí, existe lo sobrenatural navegando por sus páginas. Faltaría más. Es una novela de Tony Jiménez. Litros de sangre y escenas macabras harán las delicias del mejor paladar literario. Es donde Tony se maneja con mayor soltura: sus descripciones del horror son magníficas. ¡Cómo disfruta torturando nuestros nervios en tensión!Y no se trata de que aporte cubos y cubos de originalidad. Tal vez haya detalles trillados. Pero con este autor ocurre algo. Uno no sabe cómo explicarlo. Analizas su estilo, sus temáticas, sus personajes, su construcción...Nada nuevo bajo el sol. Sí, mas... tiene algo. Eso que engancha, aunque parezca un tópico y que consigue que te encuentres muy a gusto leyendo sus obras. Tiene el don, ese aporte que ni se estudia, ni se prepara ni se adquiere.

Tony Jiménez es un ser agradecido. Un apasionado de la literatura de terror y, por ende, de su extensión cinematográfica, y que no olvida los referentes que le han colocado en su actual posicionamiento como escritor. Stephen King, John Carpenter...mitos del género que han hecho mella en el ánimo de su obra. Que rezuman sin escrúpulos entre las líneas que ofrece a sus ya apasionados seguidores. No me atrevo a decir que los mejore. Simplemente, les homenajea con un estilo muy personal. Es gratificante comprobar que un tipo tan joven, en nuestro idioma, sea capaz de competir con grandes monstruos de la narrativa mundial, gracias a un palmario dominio de la estructura y la planificación. Sus puntos fuertes son el desarrollo de los personajes, nada esquematizados; y el eficaz planteamiento de las relaciones entre ellos, que conducen, sin perderse, por variados vericuetos narrativos en un entramado lleno de conexiones afortunadas, en pos de una acertada conclusión.

No quiero explayarme demasiado con el contenido de la obra, por temor a aportar datos demasiado elocuentes que mermen la intriga de la misma. Si bien en algunos momentos puede sentirse cierta redundancia explicativa, incluso ese pequeño “defectillo� lo maneja el malagueño con una soltura que invita al lector a olvidarse del tiempo transcurrido en la acción de Tormenta Sangrienta. Es extraño, porque el manejo del vocabulario en Tony Jiménez puede resultar, en ocasiones, algo simplista; aunque en ningún caso cae en el yerro ortográfico. En otras, nos obsequia con momentos de magnífica brillantez. Es comprensible en un autor nuevo. Pero no es fácil tensar el texto como él lo hace. Y, además, suele rematar sus obras con finales muy logrados, como en este caso en el que deja la acción un poco en el aire, planteando, tal vez, una posible continuación. El apasionamiento, la energía y la vitalidad que irradia y contagia, hacen pensar a un servidor que, a poco que se esmere en este sentido, Tony se va a convertir en un maestro de la narración. Si no, al tiempo. Y...ya estás tardando en leerlo.

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