El Hogar de Miss Peregrine para Niños Peculiares
(Ransom Riggs)

por Javier Bocadulce
Puntos: 6

Un niño americano en Gales.

La importancia de una portada adecuada.

No es sólo lo que argumenta la sinopsis de la novela en ciernes, suficientemente atractiva en sí...Hoy en día, es complicado vender cualquier libro, dados los precios que se barajan. Así pues, no está de más acertar con la mejor imagen del producto. Las editoriales han de poner sumo cuidado en la elección de las portadas. En "El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares", el aspecto frontal del libro es espectacular: una foto con sabor añejo, en blanco y negro, de una niña con el semblante serio, levitando sobre un fondo gris oscuro. Esta no es más que una de las muy variadas y, según el propio autor, auténticas fotografías que él ha recopilado y repartido a lo largo del texto, a cuál más sugerente, intrigante y oscura ¿Qué más podía esperar alguien como yo, empedernido lector de historias fantásticas con matices tenebrosos? Si, además, no se queda en mera parafernalia de fuegos de artificio, sino que lo imposible se hace creíble, no sólo en el texto sino en el contexto, miel sobre hojuelas.

Aunque, en esto de los apasionamientos, uno nunca es perro viejo...No habría sido la primera vez que me metiera en un charco inesperado, embadurnándome de decepción. De hecho, empecé a no tenerlas todas conmigo, al discurrir las páginas y notar una morosidad demasiado acusada en el curso de los acontecimientos.

Entrando en faena...Jacob es un niño que guarda una relación especial con su abuelo paterno, muy estrecha, tanto que más bien parecen camaradas de pupitre; una unión que se fundamenta, probablemente, en el hecho del alejamiento del niño con respecto a su propio padre, el cual siempre se quejó, a su vez, del trato "indiferente" que le dispensara el suyo. Esta relación pintoresca va más allá del entretenimiento de un abuelo y su nieto. Es el foco que irradia la acción en la novela.

El abuelo ha llenado la cabeza de Jacob de escenas fantásticas, al parecer vividas por él mismo, por muy inverosímiles que parezcan, en su cruel infancia: fue uno de los refugiados durante la segunda guerra mundial, en una diminuta isla del entorno de Gales. Un caserón dirigido por una supuesta mujer "pájaro", Miss Peregrine, acogió a un variopinto grupo de niños "especiales". Según el abuelo, los había invisibles, duplicados, sin cabeza, con poderes sensoriales espectaculares...La cosa pinta bien: son una especie de X-Men en versión infantil.

El empecinamiento del anciano en sus quiméricas historias termina por inquietar a los padres de Jacob. El hallazgo del cadáver del abuelo en circunstancias tremendas, víctima de algún extraño ataque, unido a la cantinela repetitiva de Jacob asegurando que los monstruos que acecharon a su abuelo en su juventud podrían ser los causantes de su muerte, hacen temer a sus padres por su salud mental, decidiendo llevarle a un psiquiatra.

El ritmo, hasta este momento de la argumentación puede sentirse algo soporífero, pero necesario. La historia se antoja tan interesante que permite disculpar la meditación y la pausa. Lo cierto es que el lector ya se ha hecho una pequeña, pero confusa idea: el abuelo parece un tarado que no superó el trauma infantil de la guerra; aunque, por otra parte, las heridas que presentaba su cuerpo nos predisponen hacia la duda...¿serán chocheces de viejo? ¿cuánto de realidad existe en la capacidad fabuladora del anciano?

Para los padres, las fotografías antiguas que el viejo había mostrado a lo largo del tiempo a su nieto no eran más que vulgares manipulaciones; incluso Jacob, con la pérdida de la inocencia que el tiempo fue marcando en su conducta, acaba tendiendo, a regañadientes, a pensar en una falsificación por parte de su abuelo. El objetivo, a partir de entonces, para Jacob es corroborar o desmentir sus historias. No quedará otra que viajar a la famosa isla, acompañado de su padre que, la verdad, parece un bulto sospechoso.¡Menudo personaje sin sangre...!

Se trata de la típica narración con adolescente alejado del entorno parental, y en este caso "abducido" casi por la figura del abuelo, al que idolatra. En algunos momentos, se percibe la bisoñez de un autor novato, con un cambio de ritmo no prematuro, pero sí repentino e inesperado tras el primer tercio de la novela; cuando ya piensa el lector que la fantasía pregonada se quedará en simple simbolismo de una guerra mundial, parece que a Riggs le entran prisas por cambiar el tono y se zambulle de lleno en la fantasía más desmesurada y brusca. El personaje del padre está un poco desleído, es poco firme, poco creíble. No es de recibo que deje tan suelto a su hijo adolescente, tras haber pasado por un proceso traumático que le llevara a recibir terapia psicológica. Un padre buscapájaros- curioso- lo que entronca., quizás, con el apelativo que recibe Miss Peregrine, "pájaro", animal en el que puede convertirse a capricho.

Monstruos y humanos; seres especiales a medio camino entre una y otra cosa, manipulación del tiempo que nos recuerda al día de la marmota, de la película "Atrapado en el tiempo"...una buena idea consolidada en una novela primeriza, con un lenguaje reposado, sin estridencias, dotado de un fino sentido del humor, y cuyo principal "defecto" es que no es autoconclusiva. Habrá que esperar a conocer su continuación para subir o bajar la nota. En principio, me ha resultado un proyecto que cumple su objetivo, aunque no sea para tirar cohetes.

Inicio » Libros » Análisis » El Hogar de Miss Peregrine para Niños Peculiares