Durell despertó al sonido de las aves y a la conciencia de la sombra fugaz de alas sobre su cara. Identificó los maullidos, graznidos y chillidos como gaviotas, cuervos y milanos aun antes de abrir los ojos. Las alas pertenecían a un buitre. Cruzó un brazo sobre la cara para defenderla del brillo cegador del sol, al levantarse sobre el Sind y luego rodó cuidadosamente, sobre su costado derecho; el + buitre se elevó con rápidez sobre las cálidas corrientes termales que se levantaban de la unión de la playa y el mar atronador. Lo miró elevarse sobre las ruinas de la vieja atalaya árabe que se levantaba en el acantilado de piedra arenisca. El ave se paró allí y aguardó.
Sinopsis:
Durell despertó al sonido de las aves y a la conciencia de la sombra fugaz de alas sobre su cara. Identificó los maullidos, graznidos y chillidos como gaviotas, cuervos y milanos aun antes de abrir los ojos. Las alas pertenecían a un buitre. Cruzó un brazo sobre la cara para defenderla del brillo cegador del sol, al levantarse sobre el Sind y luego rodó cuidadosamente, sobre su costado derecho; el + buitre se elevó con rápidez sobre las cálidas corrientes termales que se levantaban de la unión de la playa y el mar atronador. Lo miró elevarse sobre las ruinas de la vieja atalaya árabe que se levantaba en el acantilado de piedra arenisca. El ave se paró allí y aguardó.