Al leer libros de distintos países, se puede apreciar, como una pátina más o menos transparente, de qué forma el pertenecer a un sitio geográfico afecta a la forma de escribir. Y las formas en que reaccionan las personas al leer esos puntos de vista tan diversos puede enseñarnos cosas que ni siquiera ellas mismas quisieran admitir.
¨Solaris¨, una obra maestra de la ciencia ficción, es uno de esos libros extraños que me encantan. Es ciencia ficción, sí, pero una que aborda una pregunta que nadie había planteado antes en el género: ¿qué pasaría si, al encontrar otra forma de vida inteligente en el universo, ésta no fuese similar en absolutamente nada a la humanidad? Cuando se representan formas de vida extraterrestres, lo que se busca es la similaridad con quienes habitan la Tierra. Si bien hay una limitada cantidad de ¨seres¨ que podrían sobrevivir en determinados ambientes, el antropocentrismo da por sentado que la humanidad es un modelo a tomar en cuenta para ello.
Solaris plantea la existencia de un planeta (con un sistema binario de estrellas), el que da título a la obra, cubierto por un océano vivo. Sin sistemas reconocibles en un cuerpo humano, como el sistema nervioso, el digestivo, el óseo, el muscular o cualquiera que se les pueda ocurrir, es uno de los grandes misterios de la solarística, ciencia dedicada al estudio del planeta en cuestión. Y a intentar comunicarse con ésa extraña forma de ida, lo cual no ha dado mas que resultados confusos o nulos. El océano protoplasmático parece reaccionar, cuando quiere hacerlo, de diversas formas ante el mismo estímulo. Y cuando suben el nivel de agresión, ansiando obtener una respuesta a los estímulos que les dé un camino más marcado, algo que les indique el camino, la respuesta llega de forma inesperada.
La única estación espacial solariana de observación ha sido víctima de una serie de comportamientos extraños de parte de su tripulación, por lo que envían a un psicólogo, Kris Kelvin, a investigar lo que está sucediendo. Lo que se encuentra al llegar allí lo hace pasar del estupor al pánico, y luego a una parcial aceptación de la realidad que se le presenta. El desorden y el abandono reinan en el lugar. Uno de los tres tripulantes de la estación se ha suicidado unos días antes de su llegada, y Kris empieza a comprender la serie de sucesos que le llevaron a ello.
Decir más sería contarles toda la novela, que abunda en reflexiones sobre el contacto humano, los límites de la ciencia (¨¿Y para qué sirve todo esto?¨), la psique humana y la forma en que reacciona ente situaciones imposibles. Ni las simetriadas o asimetriadas causan tantas reacciones en la tripulación como lo que se encuentra Kris al poco tiempo de llegar.
Hay, además, algo que el libro ha demostrado, y es el abrumador anglocentrismo en el mundo literario. ¨Solaris¨ es, sin lugar a dudas, una obra maestra de su género, pero no es extraño que, en las listas y estudios realizados sobre ciencia ficción por yanquis, se la omita sin pestañear. Quizás por ser un nuevo enfoque al género (alejado del plástico fluorescente, de los contenidos clásicos yanquis, de eso que es cómodo de leer), o quizás porque Lem se atrevió a no ser estadounidense, o sólo porque el aceptar que el mundo tiene opciones es algo impensable para quien está borracho de poder.
Es una lectura recomendable para toda persona que haya leído ciencia ficción, a la que le gusten los relatos extraños, o aquéllos que ansíen pensar en algo más allá de lo que es conveniente que pensemos.
Shamsia
10
Al leer libros de distintos países, se puede apreciar, como una pátina más o menos transparente, de qué forma el pertenecer a un sitio geográfico afecta a la forma de escribir. Y las formas en que reaccionan las personas al leer esos puntos de vista tan diversos puede enseñarnos cosas que ni siquiera ellas mismas quisieran admitir.
¨Solaris¨, una obra maestra de la ciencia ficción, es uno de esos libros extraños que me encantan. Es ciencia ficción, sí, pero una que aborda una pregunta que nadie había planteado antes en el género: ¿qué pasaría si, al encontrar otra forma de vida inteligente en el universo, ésta no fuese similar en absolutamente nada a la humanidad? Cuando se representan formas de vida extraterrestres, lo que se busca es la similaridad con quienes habitan la Tierra. Si bien hay una limitada cantidad de ¨seres¨ que podrían sobrevivir en determinados ambientes, el antropocentrismo da por sentado que la humanidad es un modelo a tomar en cuenta para ello.
Solaris plantea la existencia de un planeta (con un sistema binario de estrellas), el que da título a la obra, cubierto por un océano vivo. Sin sistemas reconocibles en un cuerpo humano, como el sistema nervioso, el digestivo, el óseo, el muscular o cualquiera que se les pueda ocurrir, es uno de los grandes misterios de la solarística, ciencia dedicada al estudio del planeta en cuestión. Y a intentar comunicarse con ésa extraña forma de ida, lo cual no ha dado mas que resultados confusos o nulos. El océano protoplasmático parece reaccionar, cuando quiere hacerlo, de diversas formas ante el mismo estímulo. Y cuando suben el nivel de agresión, ansiando obtener una respuesta a los estímulos que les dé un camino más marcado, algo que les indique el camino, la respuesta llega de forma inesperada.
La única estación espacial solariana de observación ha sido víctima de una serie de comportamientos extraños de parte de su tripulación, por lo que envían a un psicólogo, Kris Kelvin, a investigar lo que está sucediendo. Lo que se encuentra al llegar allí lo hace pasar del estupor al pánico, y luego a una parcial aceptación de la realidad que se le presenta. El desorden y el abandono reinan en el lugar. Uno de los tres tripulantes de la estación se ha suicidado unos días antes de su llegada, y Kris empieza a comprender la serie de sucesos que le llevaron a ello.
Decir más sería contarles toda la novela, que abunda en reflexiones sobre el contacto humano, los límites de la ciencia (¨¿Y para qué sirve todo esto?¨), la psique humana y la forma en que reacciona ente situaciones imposibles. Ni las simetriadas o asimetriadas causan tantas reacciones en la tripulación como lo que se encuentra Kris al poco tiempo de llegar.
Hay, además, algo que el libro ha demostrado, y es el abrumador anglocentrismo en el mundo literario. ¨Solaris¨ es, sin lugar a dudas, una obra maestra de su género, pero no es extraño que, en las listas y estudios realizados sobre ciencia ficción por yanquis, se la omita sin pestañear. Quizás por ser un nuevo enfoque al género (alejado del plástico fluorescente, de los contenidos clásicos yanquis, de eso que es cómodo de leer), o quizás porque Lem se atrevió a no ser estadounidense, o sólo porque el aceptar que el mundo tiene opciones es algo impensable para quien está borracho de poder.
Es una lectura recomendable para toda persona que haya leído ciencia ficción, a la que le gusten los relatos extraños, o aquéllos que ansíen pensar en algo más allá de lo que es conveniente que pensemos.
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