Uno de los diarios de viaje ficticios mas famosos a nivel mundial. Todo un clásico subsecuentemente cambiando, adaptado y hasta distorsionado. Definitivamente diferente a lo que nos mostraron la mayoría de las innumerables pelis, series, videojuegos, y un largo etcétera. Que si, que hay muchos elementos fantasiosos, pero muchos detalles están tan bien insertados que como Gulliver, te extrañas al principio de las costumbres, vestimentas, y actitudes de los habitantes y criaturas de los diferentes lugares, pero luego al igual que el, te acostumbras bien.
Las descripciones detalladas de los diferentes reinos están llenas de imaginación y creatividad, que apenas se puede creer que se hayan ignorado en varias versiones hollywoodenses y/o televisivas (aunque sea hubiesen adaptado vagamente sus conceptos más simples y/o visuales, como hicieron con las que solo se enfocan en la tierra de Liliput).
La lectura es fácil, y el uso de varias palabras anticuadas o difíciles no molesta en absoluto, aunque recomiendo algún diccionario (online si es posible) a mano, jeje.
Hay humor bien fluido. La estructura, de cuatro viajes divididos en capítulos ni muy largos ni muy cortos, está bien implementada.
Y ahora me voy a lo más jugoso del asunto, y lo que le dio a este clásico tal mote: el contenido satírico. Los ejemplos son muchos y están bien ejecutados. Si bien se tiene un sentido de aventura, lo que prima es el discurso social y como cada viaje impacta en la persona de Gulliver y su visión del mundo y la humanidad. Me sorprendió como el libro empieza con un toque aventurero, pero el final es algo oscuro y agridulce para el protagonista. Hay que recordar que el último viaje, el de la tierra de los caballos, fue considerado polémico por décadas, que incluso el mensaje resuena aún para varios lectores, incluyéndome, ya hasta da para pensar. En este caso, nos encontramos con la antítesis de Robinson Crusoe, otro gran clásico de aventuras que era mucho más optimista.
Hay mucho contenido social, político y hasta antropológico, pero también es una historia bien contada y desarrollada, inteligente y con un punto de originalidad como es el elemento fantástico, que le dio un toque especial. Muy recomendable.
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Uno de los diarios de viaje ficticios mas famosos a nivel mundial. Todo un clásico subsecuentemente cambiando, adaptado y hasta distorsionado. Definitivamente diferente a lo que nos mostraron la mayoría de las innumerables pelis, series, videojuegos, y un largo etcétera. Que si, que hay muchos elementos fantasiosos, pero muchos detalles están tan bien insertados que como Gulliver, te extrañas al principio de las costumbres, vestimentas, y actitudes de los habitantes y criaturas de los diferentes lugares, pero luego al igual que el, te acostumbras bien.
Las descripciones detalladas de los diferentes reinos están llenas de imaginación y creatividad, que apenas se puede creer que se hayan ignorado en varias versiones hollywoodenses y/o televisivas (aunque sea hubiesen adaptado vagamente sus conceptos más simples y/o visuales, como hicieron con las que solo se enfocan en la tierra de Liliput).
La lectura es fácil, y el uso de varias palabras anticuadas o difíciles no molesta en absoluto, aunque recomiendo algún diccionario (online si es posible) a mano, jeje.
Hay humor bien fluido. La estructura, de cuatro viajes divididos en capítulos ni muy largos ni muy cortos, está bien implementada.
Y ahora me voy a lo más jugoso del asunto, y lo que le dio a este clásico tal mote: el contenido satírico. Los ejemplos son muchos y están bien ejecutados. Si bien se tiene un sentido de aventura, lo que prima es el discurso social y como cada viaje impacta en la persona de Gulliver y su visión del mundo y la humanidad. Me sorprendió como el libro empieza con un toque aventurero, pero el final es algo oscuro y agridulce para el protagonista. Hay que recordar que el último viaje, el de la tierra de los caballos, fue considerado polémico por décadas, que incluso el mensaje resuena aún para varios lectores, incluyéndome, ya hasta da para pensar. En este caso, nos encontramos con la antítesis de Robinson Crusoe, otro gran clásico de aventuras que era mucho más optimista.
Hay mucho contenido social, político y hasta antropológico, pero también es una historia bien contada y desarrollada, inteligente y con un punto de originalidad como es el elemento fantástico, que le dio un toque especial. Muy recomendable.
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