En la vida real ninguno de los motards era gay.
De hecho, en la escena de la fiesta-orgía, por petición de los mismos moteros, que parece que no querían que sus chicas salieran en una peli tan escandalosa, Anger separó a los chicos de sus novias y los fue filmando mientras se descontrolaban. Las chavalas se partían la caja por ver como sus novios hacían una burrada tras otra ante la cámara.
Anger siempre ha pensado si los tíos harían esas cosas sin cámaras delante.

Al principio, Anger quiso rodar la película con auténticos �ngeles del Infierno, pero no le gustó los aires prepotentes, homófobos y de auto-importancia que se daban. Acabó eligiendo a una banda de Brooklyn - formada casi enteramente por pescaderos - que mostraban un carácter sencillo y afable, y eran tolerantes con la condición de homosexual de Anger.

La película fue censurada por contenido obsceno. Anger llevó el caso al Tribunal Supremo de EE.UU., que le daría la razón.

Asimismo, el Partido Nazi de EE.UU. denunció al cineasta por profanación de su simbología, juicio que Anger también ganó.

No consta que ninguno de los motards fuera neonazi. Anger compró con dinero de su bolsillo todo el material ultra y lo puso por las localizaciones de rodaje.

El éxito de Scorpio Rising hizo que la poderosísima Ford Foundation (entonces aún perteneciente a la Ford Motor Company) le ofreciera 10.000 $ para rodar un documental sobre el fetichismo de coches en la juventud americana.
Debía durar como una hora, pero un ambicioso Anger se lo sopló en tres minutos de película.

Bruce Byron, que interpreta al motorista Scorpio, era un veterano del Ejército (se ve el diploma de licenciado con honores en su habitación), trabajaba de mensajero y tenía realmente un colgante con un escorpión disecado, ya que su signo zodiacal era Escorpio.

Toda la escena donde aparece su habitación se rodó en su apartamento, y menos la simbología nazi todo era suyo: los preciosos gatos siameses, la colección de fotos de Brando y Dean, los cómics, que eran su otro gran hobby; el artículo de periódico donde se lee que un motorista había muerto, que era sobre el falleciemiento de un amigo suyo, y hasta la metanfetamina auténtica que se esnifa la puso él.

Además, todo lo que hace en la iglesia abandonada lo improvisó él mismo sobre la marcha.

Según el biógrafo no oficial de Kenneth Anger, Bill Landis, Bruce Byron quería hacer carrera en el espectáculo tras este corto, pero no lo logró y se pasó años boicoteando pases de la película.

Según el mismo autor, Anger solo ha dicho de Byron que es un hombre volátil, que su apartamento apestaba y lo medio acusó de ser nazi de verdad y de tenencia ilícita de armas (el fusil que lleva en una escena es aparentemente el que usó cuando estaba en los Marines).

Sí, parece que se llevó bien con toda la banda menos con el jefazo. Hasta en el cine indie pasan estas cosas.

Anger insiste en que el accidente y el cadáver que se ven al final son reales, pero parece ser que entre que lo ha dicho con demasiada frecuencia y conociendo su carácter extremadamente sarcástico, ni sus mayores fans le dan crédito a sus palabras