Un placer, como siempre, ver tus últimos cortos, Marcos. Voy a tratar de no repetirme. Bueno, mi particular interpretación (que habría muchas, seguro), es que el cortometraje se basa en sentimientos y sensaciones, un deleite por los placeres que puede otorgar la naturaleza en forma de lluvia, el mar, la flora... No hay ni una sola palabra, pero este cortometraje desprende (o, al menos, eso creo que pretendes) elogiar el poder de lo visual frente a otras cosas cotidianas que no nos llenan como debieran. Por ejemplo, el telespectador que se arranca los ojos al estilo Luis Buñuel refleja eso, un hombre oprimido por la sociedad que necesita evadirse de la rutina y lo urbano. Espero no haberme ido por los cerros de Úbeda y más o menos haber captado la idea. Sigue así, Marcos, tienes mucho recorrido por delante.
tallero
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Un placer, como siempre, ver tus últimos cortos, Marcos. Voy a tratar de no repetirme. Bueno, mi particular interpretación (que habría muchas, seguro), es que el cortometraje se basa en sentimientos y sensaciones, un deleite por los placeres que puede otorgar la naturaleza en forma de lluvia, el mar, la flora... No hay ni una sola palabra, pero este cortometraje desprende (o, al menos, eso creo que pretendes) elogiar el poder de lo visual frente a otras cosas cotidianas que no nos llenan como debieran. Por ejemplo, el telespectador que se arranca los ojos al estilo Luis Buñuel refleja eso, un hombre oprimido por la sociedad que necesita evadirse de la rutina y lo urbano. Espero no haberme ido por los cerros de Úbeda y más o menos haber captado la idea. Sigue así, Marcos, tienes mucho recorrido por delante.
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