Ficha Homunculus, 6. Teil - Das Ende des Homunculus


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Críticas de Homunculus, 6. Teil - Das Ende des Homunculus (2)




mahotsukai

  • 14 Feb 2019

9


Notable film de horror y ciencia ficción de seis capítulos, dirigido por Otto Rippert (“La Plaga de Florencia”, 1919).

Richard Ortmann es un apuesto y vigoroso estudiante que, creyendo llevar una existencia normal, descubrirá que no es humano, sino un homúnculo, un ser humanoide creado en un laboratorio, iniciando un conflicto interno y externo con la sociedad que lo llevará a derroteros trágicos.

De acuerdo a la tradición, se designa homúnculo a un ser o agente humanoide que podía ser creado siguiendo los principios arcanos de la alquimia, combinando órganos y/o fluidos humanos, dando origen a una suerte de híbrido diminuto con vida, que podía asumir quehaceres domésticos, como los golems. Según algunas leyendas medievales, podría crearse a partir de la combinación de minerales, metales y semen humano, y la criatura resultante alimentarse con leche, miel o sangre. Además, incluía otros elementos o ingredientes de esencia oscura, como huevos de gallinas negras o plantas alucinógenas y venenosas como la mandrágora.

De todas las historias sobre la creación de homúnculos, la más famosa y legendaria fue la de Theophrastus Phillipus Aureolus Bombastus von Hohenheim (1493-1541), mejor conocido como Paracelso, alquimista suizo que se cree también habría logrado transmutar plomo en oro. De acuerdo a la leyenda, Paracelso habría creado una criatura de unos 30 centímetros, a partir de la mezcla de carbón, mercurio, fragmentos de pelo o piel de humano o animal, la cual enterró en estiércol de caballo durante 40 días. Sin embargo, la criatura habría muerto sólo unos pocos días después de su “concepción”, o habría escapado tras volverse contra su dueño.

Al igual que otras criaturas humanoides artificiales creada por el hombre para asuntos prácticos como la protección y el trabajo doméstico, o simplemente por cuestiones de megalomanía científica, como el golem o la versión femenina homúncula recientemente abordado por Hanns Heinz Ewers en “Alraune” (1911), la figura del agente o híbrido humano ya había despertado el interés de los inquietos y pioneros cineastas alemanes del período proto-expresionista como Henrik Galeen y Paul Wegener en la primera de las tres versiones de “Der Golem” (1914), llegando a tener en el serial de Otto Rippert “Homunculus” (1916-1917) uno de sus mejores y notables, aunque olvidados ejemplos, al estilo de “Les Vampires” (1915) de Louis Feuillade.

En los albores del Expresionismo Alemán, los especialistas lograrían identificar, dentro del nebuloso origen propio de todo movimiento artístico, dos tipos de temáticas narrativas que definirían el leitmotiv, temáticas de corte fantasmagórico como “Der student von Prag” (1913) de Paul Wegener y Stellan Rye, y otras de naturaleza fantástica con aire sugerente, como “Der Golem” (1914) de Henrik Galeen y el mismo Wegener y “Rattenfänger von Hameln” (1918) siempre de Wegener. Así, Otto Rippert abordaría la figura del homúnculo a partir de este último concepto primigenio en cuanto a su naturaleza “monstruosa” y “no humana”, algo que Paul Wegener ya había abordado en “Der Golem” (1914) sobre el monstruo de arcilla creado por los judíos de Praga y que también terminará por abordar Eugen Illés y Joseph Klein más tarde en “Alraune, la hija del verdugo” (1919) sobre la hija concebida artificialmente a partir del semen de un asesino, acaso la más clara heredera de la aventura narrativa de este clásico de Rippert.

Al igual que para Wegener, para Rippert la noción de monstruo está indisolublemente ligado al rechazo social y, por tanto, humano de todos, a excepción de su creador, elemento dramático que sin duda tomará del clásico literario de “Frankenstein or the modern Prometheus” (1818) de Mary W. Shelley, historia por antonomasia sobre el rechazo social a una criatura monstruosa creada por humanos. Así, el guión firmado por Robert Reinert (“Nerven”, 1919), se detendrá en la concepción, ascenso y corrupción del monstruo, que guarda relación directa con otros seres literarios y legendarios. Así, puede que el origen y la concepción sean diferentes entre el monstruo de Frankenstein, el golem y el homúnculo, puede que hayan sido creados para diferentes fines y puede que sus existencias tomen diferentes derroteros, pero lo cierto es que tienen en común el peso del rechazo y la tragedia, siendo considerados monstruos y una amenaza que debe ser desterrada o de plano destruida.

El estilo narrativo de “Homunculus” (1916-1917) ciertamente sugiere más el género dramático que el horror, sin embargo, bien vale la pena detenerse en la naturaleza trágica que persigue al protagonista y que lo convierte en un monstruo “humano” luego de sufrir el rechazo, el acoso y la desilusión. A pesar de tratarse de un ser desprovisto de emociones y sentimientos humanos, el personaje notable e histriónicamente interpretado -nada raro según las convenciones de la época- por el danés Olaf Fønss, mutará de un carácter noble, ingenuo, casi pueril, con matices de héroe incluso, al de un ser frío, calculador, perverso y sembrador de la discordia entre los hombres, una transformación inducida por el desprecio humano, cuando el homúnculo decida destruir el mundo ya que se le niega la aceptación y conocer el amor.

Por otra parte, a pesar de tratarse de uno de los primeros films expresionistas, la construcción del personaje protagónico es realmente complejo psicológica y filosóficamente. Así es como lo largo de la serie, Richard Ortmann desempeñará diversos papeles como criatura trágica y corrompida, como científico que inventa explosivos, un vagabundo que merodea por África, un curandero milagroso y/o un agitador político con fuertes raíces capitalistas, por ejemplo. Hablaba yo sobre el componente trágico y vengativo del monstruo, sin embargo, también bien vale la pena mencionar su progresivo e insistente deseo de sembrar el caos y la discordia, así como el germen de la corrupción, irónicamente unas de las cuestiones más humanas que el homúnculo “hereda” de la raza que lo creó, los humanos.

Otro de los puntos sólidos de “Homunculus” (1916-1917) es su destacable fotografía, a cargo del legendario colaborador de Fritz Lang, Carl Hoffmann (“Dr. Mabuse, die spieler”, 1922; “Die Nibelungen”, 1924; “Faust”, 1926). Hoffmann compartía la visión del pionero Paul Wegener sobre el valor del cine como arte independiente, que aún en ese momento estaba demasiado ligado a la literatura y el teatro, vinculándolo con lo pictórico. De esta forma, aportará con postales visuales realistas en medio de su temática fantasiosa y ciertamente sugerente como el vanguardista laboratorio en donde el Dr. Hansen crea al homúnculo, la persecución a Ortman, su amigo Rodin y la hija del príncipe y su refugio en las ruinas del castillo y por cierto el enciendo y encierro, y el enfrentamiento entre un grupo sindicalista y los jueces de la Corte Suprema, en las escaleras del edificio consistorial, escena de gran tensión. De la misma forma, las escenas en interior destacan por un interesante uso de luz y sombra, que grafica la lucha del bien y el mal, la aceptación y el rechazo, y que sería un elemento distintivo en el Expresionismo Alemán.

Además del danés Olaf Fønss (“Atlantis”, 1913) en la piel de Richard Ortmann, en el reparto encontramos a Ernst Ludwig (“Der Schloßherr von Hohenstein”, 1917) como el profesor Ortmann, padre sustituto de Richard; Albert Paul (“Der Schloßherr von Hohenstein”, 1917; “Masken”, 1920) interpreta al Dr. Hansen, creador del homúnculo, que muere creyendo que su criatura ha muerto a poco de nacer; Max Ruhbeck (“Die Schwarze spinne”, 1921) como el fiscal Steffens; Friedrich Kühne (“Alraune”, 1918; “Die Spinnen”, 1920-1921) encarna a Edgard Rodin, ayudante de Hansen y amigo de Richard. En el reparto femenino, se incluyó a Lore Rückert como (“Die Sühne”, 1917), hija de Hansen; Lya Borré (“Nerven”, 1919) y Mechthildis Thein (“Katharina die Große”, 1920) como Margot, uno de los amores fatales de Richard.

Homunculus (1916-1917) se estrenó el 22 de junio de 1916 en el Marmorhaus de Berlín, y luego en varias salas de cine de Alemania y sus territorios ocupados en 1916, en medio de la Primera Guerra Mundial. Cada episodio duró aproximadamente una hora. En 1920, se reeditaría en una versión en tres partes, con un nuevo montaje y se agregaron nuevos intertítulos, la que posteriormente se perdió. Hasta hace poco, se creía que “Homunculus” (1916-1917) era una película perdida, hasta que circularía por la red una versión muy reducida de 76 minutos, con subtítulos italianos, editada por George Eastman House, que fue presentada casi como un “capítulo” de la serie, debido a su extensión de poco más de una hora.

Sin embargo, a mediados de 2014 el director del Museo Cinematográfico de Munich, Stefan Drößler confirmó los rumores y presentó una monumental restauración de “Homunculus” (1916-1917) tras años de trabajo silencioso, al reunir recuperar material de copias alemanas y otras encontradas en Moscú, que en total representaban las ¾ partes del metraje original. Reestrenada en el Rheinisches Landesmuseum en Bonn, Alemania, el 17 de agosto de 2014, con música de Richard Siedhoff, la nueva versión de Drößler contiene 3 horas y 16 minutos y es, hasta la fecha, la versión más completa de este clásico perdido de Rippert.

En resumen, un contundente e interesante ejemplo protoexpresionista del cine alemán, en donde se advierten los elementos claves del movimiento vanguardista como la factura visual pictórica y elementos narrativos sugerentes, trágicos y de horror, con otros experimentales como la inseminación artificial, sin dejar de lado cuestiones filosóficas y existenciales que han atormentado al hombre desde sus orígenes.



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bigladiesman

  • 11 Jul 2018

7


Resumen de un serial, esta vez alemán, sobre un ser humano creado de forma artificial. Un joven apuesto, con poderes casi sobrehumanos, pero incapaz de mostrar afecto, además de que por él dañan a las personas que le quieren bien, cosas que le hacen odiarse a si mismo y a la Humanidad, volviéndose genuinamente malvado. Esta selección de una hora y cuarto largo y la mayor parte del episodio 4 es lo que quedan de las 6 horas de la que se considera que fue una de mejores obras cinematográficas primerizas de ci-fi.

Así pues tenemos al danés Olaf Fønss como el homúnculo protagonista, con el actor Ernst Ludwig (dura poco, pero roba todas sus escenas) como el loco profesor Ottman, su figura paterna, que lo robó a su creador original, su rival y al mismo tiempo amigo de máxima confianza el Dr. Hansen, al no aceptar el destino al perder a su hijo biológico. 25 años después, fallecido Ottman, Hansen, que no sospecha nada, es el profesor de Homunculus (es que se llama así) en la Universidad, y también deberá convertirse en su adversario. Todos los actores se caracterizan por ir bastante sobreactuados, incluso para la época.

Escrita por Robert Reinert, importante cineasta, nos ofrece un trama básicamente de thriller combinado con el cine aventuras (de nuevo lo digo, los seriales fueron una importante fuente de distracción para unos pueblos que, inmersos en la I G.M. y la epidemia de gripe española, estaban muy necesitados de entretenimiento y evasión), con mucho pathos y los importantes elementos de ci-fi ya descritos. Se ve muy clara la influencia del Frankenstein de Mary Shelley.

No puedo decir mucho de lo que me ha parecido a nivel técnico. Se rodó con técnicas y materiales nuevos para la época, y algunas escenas se colorizaron, pero ello no se ha acabado de conservar bien. Sí que hay algunos decorados interesantes y una estética general que preconiza el expresionismo.

Parece ser que existe una versión más completa que de momento no se ha publicado en vídeo. Lo que he visto, inconexo y difícil de seguir pero muy interesante, me deja con ganas de más, así que espero con ilusión poder verla algún día.



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