Ficha The Witch

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Críticas de The Witch (13)




TANO

  • 1 Oct 2022

9


Me ha parecido genial. Un drama ambientado en el Japón feudal, en un campo junto a un río, en una época durísima donde las guerras lo asolaban todo y la miseria humana llegaba a límites inconcebibles.
En este entorno, tenemos a una mujer mayor que vive junto a su nuera, rematando a los supervivientes de reyertas en esa zona, robando las pertenencias de los cadáveres y cambiándolas por comida, para poder sobrevivir. Un día, un vecino, amigo del hijo de la mujer mayor, aparece en la zona, huído de la guerra, y todo se complica.
Es una película cruel, muy dramática y grabada en un estupendo blanco y negro que en esa zona de campo queda visualmente increíble.
Una película profunda, dura y que pese a su trama ¨simple¨ engancha e impresiona de principio a fin.
Recomendable al 100% para cualquier amante del buen cine.



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mahotsukai

  • 3 Oct 2019

9



Interesante y sólido thriller psicológico, con tintes sobrenaturales, dirigido por Kaneto Shindo (“原爆の子”, “Los Hijos de Hiroshima”, 1952; “裸の島”, “La Isla Desnuda”, 1960; “黒猫”, “El Gato Negro”, 1968), considerado uno de los directores independientes más interesantes del Japón.

En el Japón medieval del siglo XIV, durante período de guerra civil, dos mujeres, una mujer mayor y su nuera, sobreviven matando soldados y eventuales viajeros, a quienes roban sus pertenencias, para luego venderlas en el mercado negro. El regreso de Hachi, el mejor amigo del hijo de la anciana, provocará un conflicto emocional en la relación entre ambas mujeres, cuando ésta última sea seducida por el hombre.

Kaneto Shindo (1912-2012) fue un director cuya filmografía se caracterizó siempre por el protagonismo de mujeres de carácter en sus guiones y películas, tendencia fomentada por uno de sus mentores, Kenji Mizoguchi. Y “鬼婆” (Onibaba”, 1964), que puede traducirse como “bruja” o “vieja arpía”, no será la excepción a la regla para el cineasta nacido en Hiroshima, influenciado notablemente por conceptos como la desolación y la muerte debido a su experiencia con la Bomba Atómica (1945), que retrató en su aclamada “原爆の子” (“Los Hijos de Hiroshima”, 1952).

De esta forma, el elemento primordial del cine de Shindo será la supervivencia, un concepto que replicará en tres films que antecedieron a “鬼婆” (“Onibaba”, 1964), como “裸の島” (“La Isla Desnuda”, 1960), con el relato de la supervivencia de una familia en un islote; “人間” (“Humano”, 1962) que narra la lucha de una tripulación en una embarcación a la deriva; y “母” (“Madre”, 1963) con la desgarradora batalla de una madre por salvar la vida de su hijo, quien padece cáncer.

Shindo tomará como inspiración para este thriller sobrenatural, mal llamado película de terror en mi opinión, las parábolas Budistas Shin conocidas como “嫁おどしの面” (yome-odoshi-no-men) y “肉付きの面” (niku-zuki-no-men) en las que una madre utiliza una horrible máscara para asustar a su hija y así obligarla a no ir al templo a orar. Molesto por la actitud de la mujer, Buda la castigará adheriendo la máscara a su rostro y sólo la perdonará cuando ésta ruegue que le permita quitársela, sin embargo, con el castigo de desprender la piel del rostro al ser liberada de la máscara.

No obstante, Shindo reemplazará este elemento religioso y divino por uno más mundano, como es el sexo, haciendo que la naturaleza de moraleja de la párabola inspiradora se mantenga, pero hacia otros conceptos como la tensión sexual constante de ambas mujeres, que sugiere un lesbianismo contenido, el egoísmo de la mujer adulta y la conveniencia de la convivencia para sobrevivir. Esto supone, entonces, que este relato contenga variados elementos narrativos que hacen difícil clasificarla en un género en particular, en el que se pueden identificar el drama, el misterio, la tragedia y el erotismo, amén de la presencia de elementos folclóricos y creencias religiosas utilizados como aristas para una trama de supervivencia y, ciertamente, terror psicológico, pero éste último producto de elementos de superstición y tradición popular.

La historia está ambientada poco después de la histórica Batalla de Minatogawa (1336) entre las fuerzas del Emperador Go-Daigo, comandadas por Kusunoki Masashige y Nitta Yoshisada, y el poderoso Clan Ashikaga encabezado por Ashikaga Takauji, que supuso un lapso de guerra civil de 50 años, durante el período conocido como 南北朝時代 (Nanboku-cho, 1336-1392). Extremando recursos y contextos minimalistas, Shindo presenta la historia de dos mujeres, una mujer madura y su nuera, en un contexto prácticamente postapocalíptico, que sobreviven en una tierra desolada por la guerra, donde la tierra destruida no permite practicar la agricultura y la pesca resulta dificultosa. Convertido su hogar en un verdadero páramo, no encuentran mejor forma de sobrevivir que atacar a guerreros desertores y viajeros despistados, a quienes asesinan y lanzan a un pozo después de robar sus pertenencias, vendiéndolas por unos miserables sacos de mijo a un inescrupuloso traficante del mercado negro.

Hay varios elementos valóricos asociados fuertemente al concepto de supervivencia, en el guión, en le relación entre la mujer mayor y su joven nuera. La suegra adopta el esperable rol de madre para la nuera, en especial, ante la ausencia de Kichi, el joven hijo de la primera y esposo de la segunda, cuya ausencia por la guerra y finalmente muerte terminará por dejarlas solas, dependientes una de la otra. Por temas de jerarquía, que en Japón evidentemente son mucho más notorios que en Occidente, la nuera está obligada a obedecer a la madre de su esposo, en la práctica, su “nueva” madre al abandonar el hogar. Pero más allá de esta jerarquización, hay evidentemente un asunto de conveniencia para sobrevivir: ninguna de las dos está en condiciones de sobrevivir sola, la mujer mayor porque a pesar de tener experiencia, la edad comienza a provocar estragos; y la mujer joven porque carece de la experiencia necesaria para cazar y cosechar.

No obstante, hay un hecho en la trama que funcionará como parteaguas en la relación de ambas, y ése es la noticia de la muerte de Kichi, el hijo y esposo. Hasta ese momento en particular, y obligados por las duras condiciones de supervivencia, estamos ante personajes que han dejado los escrúpulos de lado para sobrevivir, quedando en la práctica “fuera de lugar” cuestionarlos debido a ello: dos mujeres asesinas y ladronas pasando hambre. Más aún, habrá otros más, como el traficante de mercado negro, los soldados desertores que escapan de una guerra que sienten no les pertence más que sus jefes Kusunoki y Ashikaga, el campesino incapaz de respetar a la mujer de su ex amigo muerto, y el samurái desertando al verse derrotado.

Es así, entonces, que cuando llega el momento en que ambas se enteran, por el regreso de Hachi, sobre la muerte de Kichi, esta relación de supervivencia que se ha dado de forma natural a los principios sociales, comienza a tambalear cuando muerto el vínculo humano que las unía, la nuera se cuestione si debe seguir con su suegra. Más aún, cuando se ve constantemente acosada por Hachi, quien no descansará hasta que la joven ceda a la lujuria. Debo insistir en que este hecho, establece un antes y un después respecto a los componentes valóricos del film, y definirá el camino que el film recorrerá hasta el desenlace.

La constante insinuación lésbica de las dos mujeres tomará otros rumbos cuando la joven visite una y otra vez a Hachi por las noches, aprovechando la supuesta inconsciencia nocturna de su suegra. Pero cuando ésta se entere, terminará por comenzar a condenar la actitud de su nuera por no respetar el luto de su marido, aunque en la práctica sea el mismo egoísmo y los celos los que no le permitan aceptar la clandestina relación de la joven con el ex amigo de su hijo. El rechazo de Hachi a las directas insinuaciones sexuales de la suegra la llevarán por el camino de los celos incontenibles, en la práctica una 鬼婆 Onibaba, y al temor que la joven la abandone por el ex guerrero. Los temas valóricos, entonces, dependerán desde el punto de vista con que se los mire, y de quién los mire.

He de destacar la hermosa fotografía en blanco y negro de Kiyomi Kuroda, que nos regala momentos realmente memorales como la perspectiva desoladora del lago en donde se ubica la choza de las mujeres, los alrededores del profundo pozo en el que arrojan los cadáveres de sus víctimas tras robarles sus ropas y pertenencias, y las hermosas escenas de la joven cruzando rauda el bosque de cortaderas rumbo a la choza de su nuevo amante, pero más aún aquellas en las que lo hace bajo un inclemente lluvia, para encontrarse con la figura diabólica de un demonio (recordemos que “鬼” Oni, significa demonio). En concreto, la primera aparición de la suegra vestida como demonio es realmente acojonante e inquietante, en donde el fotógrafo recurre a la técnica de cubrir el sol con pantallas durante la filmación, lo que le otorga un increíble efecto sobrenatural no definido en día y noche a una escena que se supone es nocturna. Finalmente, comentar que Shindo introduce efectos especiales de desfiguración en el rostro del samurái y luego la mujer mayor como una metáfora de la Bomba Atómica en Hiroshima y Nagasaki.

Otro elemento interesante, a todas luces, es la música compuesta por el habitual colaborador de Shindo, Hikaru Hayashi (“裸の島”, “La Isla Desnuda”, 1960; “黒猫”, “El Gato Negro”, 1968), que incluye una partitura en donde predomina la percusión Taiko y el jazz.

El film prácticamente se desarrolla con 3 actores, más 4 secundarios muy esporádicos, entre los que destacan Nobuko Otowa (“裸の島”, “La Isla Desnuda”, 1960; “黒猫”, “El Gato Negro”, 1968), quien tiene un performance realmente notable como la suegra, actriz interesante y habitual colaboradora de Shindo; Jitsuko Yoshimura (“にっぽん昆虫記”, “La Mujer Insecto”, 1963) como la joven nuera; y Keito Sato (“黒猫”, “El Gato Negro”, 1968), como Hachi, que regresa de la guerra y seduce a la esposa de su malogrado amigo.

“鬼婆” (“Onibaba”, 1964) fue estrenada el 21 de noviembre de 1964 y distribuida por la Toho.

En resumen, un film interesante y bastante bien estructurado en su guión y concepto narrativo, que aborda temáticas como la supervivencia, el erotismo y el drama, con un toque sobrenatural que le viene muy bien para explicar el comportamiento humano ante la desesperación.

https://cineramica.blogspot.com/



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Mad Warrior

  • 13 Dec 2018

9



Los pastos plateados se mecen con la brisa mientras el silencio es lo único que reina bajo un Sol abrasador, aunque entre las cañas se esconde la letanía de un terror subterráneo.
Muchos misterios permanecen ocultos en esos vastos campos, así como ancestrales leyendas que hablan de deseo, venganza, castigo y lujuria.

Ese es el escenario donde tiene lugar esta historia, que transcurre a mediados del siglo XIV, cuando se está librando la gran Batalla de Minatogawa. Una anciana y una joven, en realidad suegra y nuera, se aprovechan de la mala suerte de los guerreros, que se aventuran a los campos de cortaderas, para matarlos y vender sus pertenencias (de algo tienen que comer). Entonces aparece Hachi, un amigo del marido de la joven que ha sido asesinado durante la guerra y que poco a poco sentirá deseos por la chica (como es lógico, tras haber estado tanto tiempo entre hombres); la anciana no puede permitir que la aparte de su lado, aunque la ausencia de un marido también la hace sucumbir a sus instintos. Todo cambia con la llegada de un samurái que porta una siniestra máscara...
Los cambios que la década de los 60 produjeron en la manera de pensar quedaron bien reflejados en el mundo del cine; en la industria japonesa se estaba empezando a fraguar un movimiento no carente de polémica influenciado por la ¨nouvelle vague¨ francesa, donde se tratarían temas tabúes de lo más espinosos en contra de las ideas tradicionales que mantenían Ozu o Mizoguchi. Los maestros Oshima e Imamura, quienes levantaron polvaredas de controversia con sus films, son considerados los máximos exponentes del movimiento.

Sin embargo, no hay que olvidarse de otros cineastas que sin duda ayudaron a definirlo, como Seijun Suzuki, Hiroshi Teshigahara, Yasuzo Masumura o el mismo Kaneto Shindo. Dedicado a reflejar las inquietudes, obsesiones, miedos y naturalezas del individuo, haciendo especial hincapié en el ámbito del deseo sexual, este director ha mantenido un retrato intimista y cercano de sus personajes durante toda su obra, donde destacan ¨Vivir Hoy, Morir Mañana¨, ¨El Gato Negro¨ o esa joyita que es ¨La Isla Desnuda¨. Tras la interesante ¨Madre¨, Shindo tomaría prestada una leyenda de raíces budistas que sería la base para ¨Onibaba¨, quizá su obra definitiva.
Ese es uno de los más importantes aspectos. El director, como buen miembro del movimiento al que pertenecía, desmitifica y tergiversa algunos de los elementos japoneses más tradicionales: no sólo se sirve de una superstición religiosa para reprimir los más naturales instintos y pulsiones del ser humano, sino que la siempre glorificada figura del samurái aquí es asesinada por dos mujeres y despojada de sus pertenencias, así como el patético Hachi (que poco tiene que ver con los héroes de las épicas hazañas de Kurosawa), un combatiente que ha huido de la guerra abandonando a un amigo y, para colmo, termina acostándose con la mujer de él.

Aunque si hay algo que hace especial a ¨Onibaba¨ son sus atmósferas. Shindo nos sumerge en ese campo de cortaderas (susuki, en japonés) donde pululan sensaciones que dominan el espíritu de los humanos y terminan por precipitarlos a un aciago destino del que no pueden huir, cuya esencia se haya impregnada en cada palmo de tierra y en cada tallo de caña; el deseo sexual es el principal protagonista, lo que se manifiesta en el salvaje erotismo encarnado por Jitsuko Yoshimura (semejante al que mostraron Harriet Andersson en ¨Un Verano con Mónica¨ o Kyoko Kishida en ¨La Mujer de la Arena¨).
El director abandona así el dominio del relato por la pura espontaneidad carnal apoyándose en múltiples simbologías y metáforas, aunque no cesa su crítica a la conservadora sociedad japonesa o sus crudas alusiones a la 2. ª Guerra Mundial. Ese ambiente de ensoñación que recorre todo el film, tan perverso, violento, sugerente y fascinante, se ve reforzado por aspectos técnicos como el uso del ¨slow motion¨, los espectaculares efectos atmosféricos, la estridente música de Hikaru Hayashi o la bellísima fotografía de Kiyomi Kuroda, que junto a la iluminación da un toque de lo más surrealista a las imágenes.

Aparte de su esposa Nobuko Otowa, que brinda una magistral actuación, el director se rodea de habituales colaboradores (exceptuando a Yoshimura) como Taiji Tonoyama, Jukichi Uno y Kei Sato, quien hace un papel irritante y detestable a más no poder.
Minimalista, oscuro, lleno de sudor, sangre y deseo, aunque inclasificable por la inmensa paleta de sensaciones que ofrece, ¨Onibaba¨ es un excitante cuento de terror donde las pulsiones cobran vida más allá de las formas tangenciales de la razón dejando un rastro de ambigüedad y misterio desde el comienzo hasta ese inolvidable epílogo donde lo fantasmagórico toma posesión del mundo cotidiano. Joya inmortal del contestatario cine japonés de los 60 y obra maestra de Kaneto Shindo.



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bigladiesman

  • 12 Jan 2018

9


La premisa es bien simple: una historia de dos campesinas japonesas, suegra y nuera, dedicadas al pillaje y el asesinato durante una de las muchas guerras civiles que asolaron el Japón feudal, y que se libran de sus víctimas tirándolas a un agujero. A partir de aquí se inicia una terrorífica trama.

Básicamente el reparto se reduce a tres personas: Nobuko Otowa, esposa del propio director de la película Kaneto Shindō, es la suegra, una señora amoral y deshumanizada por la guerra pero que mantiene un indiscutible sentido del honor. Jitsuko Yoshimura es la nuera, una jovencita tan antipática como su señora suegra que va más caliente que el motor del DeLorean de Doc Brown. Kei Satō es Hachi, un trepa mucho peor que las dos mujeres y amigo de Kichi, el cuarto personaje del reparto: el ausente hijo y marido de las protagonistas.

El mismo Shindō se encarga del guion a partir de una fábula popular, creando un pegadizo thriller psicológico y sexual con una trama directa que realmente solo necesita de cuatro actores con líneas para funcionar: los tres principales y el anónimo samurai desertor, cuya máscara para ocultar que es un pez muy gordo que huye cobardemente (bueno, yo haría lo mismo, tampoco creais). Es una película larga pero se hace cortísima. El final es magistral, de los que me gustan de verdad personalmente, aunque en el clímax hay alguna secuencia que confieso que me ha hecho reir sin querer.

En una película tan sobria pensaréis que técnicamente no hay nada destacable. Pues sí lo hay: el sonido. Hikaru Hayashi combina folklore japonés con improvisaciones jazz e incluso toques de música concreta en una banda sonora donde la percusión cobra enorme importancia, combinada con instrumentos de viento y sonidos varios que se integran dentro de la música, muy al estilo de lo que hacía Ennio Morricone en esos tiempos. Los efectos de sonido contribuyen dcecisivamente a crear un ambiente inquietante.

Otra obra maestra que desconocía y que valoro muy positivamente. Un influyente thriller minimalista, casi una obra de teatro rodada en exteriores, que mantiene en vilo y fascina



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fabio2000

  • 3 Jan 2017

9


Naturaleza diabólica.

Los cincuenta y sesenta presentaron vientos de cambio para el cine, con nuevos realizadores dispuestos a alejarse de la industria y de romper con los clásicos esquemas narrativos propuestos -entre otros- por el popular analista Syd Field.
El llamado cine independiente o cine de autor comenzó a moverse en Europa con el Neorrealismo Italiano (encabezado por autores como De Sica, Visconti o Rossellini), luego continuo con la Nouvelle Vague en Francia, cuyos máximos representantes fueron Truffaut y Godard, continuo en Estados Unidos con el New American Cinema (Cassavetes) y se bifurco por Asia, donde el cine llego a su máxima expresión de autor.
En Japón, uno de los precursores y pioneros de ese cine de autor fue Kaneto Shindo, un director, guionista y productor que comenzó a realizar films en los 50, y que logro el reconocimiento de la crítica con su película ¨Los niños de Hiroshima¨ (1952).
Los sesenta fueron, además, la época en que comenzó a florecer el género de terror en Japón con películas como ¨Kaidan¨ (1964) y ¨Jigoku¨ (1960), ambas de Nakagawa.
Shindo y Nakagawa pueden considerarse los fundadores del género de terror en Japón, el segundo con indudables aportes que ya se mencionaron, y el primero (Shindo), que además de ser precursor del cine independiente logro dos piezas claves que inmortalizaron para siempre en la historia del cine y que influyeron a una nueva forma de generar terror.
¨Onibaba¨ (1964) y ¨Kuroneko¨ (1968) son los únicos dos aportes que Kaneto Shindo le dio al género en toda su carrera, pero con esto le fue suficiente para marcar historia en un género que comenzó a obtener otro tipo de enfoque mas autoral.
El J-horror termina de formarse y de madurar con el estreno de ¨Onibaba¨, un film pequeño que fue obteniendo valorar posteriormente con el paso de los años, y que ha formado a muchos cineastas.
En el siglo XVI, mientras está luchando en una guerra, la madre y la esposa de un hombre sobreviven matando a los soldados y viajeros que pasan por el lugar arrojándolos a un pozo y vendiendo sus ropas y sus armas.
Pero con la llegada de un sobreviviente de guerra a los campos, la vida de estas dos mujeres comienza a tomar un camino oscuro y plagado de maldad.

Clase maestra sobre como realizar terror con tan poco y con tanta sutileza. ¨Onibaba¨ es el terror mas minimalista, ese capaz de hacer de una historia simple algo inolvidable.
Kaneto utiliza solo 3 personajes, en una locación, el campo, y con ello le es suficiente para narrar un relato rupturista que juega entre el drama, el erotismo, y el terror mas sutil.
El film posee algunos de los planos mas poéticos de la historia del cine, cada fotograma esta dotado de una fuerza simbólica y visual alucinante, es imposible borrarse de la cabeza algunas de las imágenes que la película nos regala.
Es mas que vital la importancia de ¨Onibaba¨ en el género de terror y en el J-horror, con claras influencias a films como ¨The ring¨ o ¨El exorcista¨, y eso hace aun mas interesante el visionado de este film que carga con toda la historia del género en 90 minutos.
El guión de Kaneto Shindo es sensacional, transforma todo un entorno de naturaleza en maldad, muerte y sexo con la llegada de ese tercer personaje que sera en parte el peón del horror que Shindo construirá.
La presencia del cuarto personaje con mascara es casi anecdótica en el film, por eso es que no lo tengo en cuenta apesar de que sea una especie de emblema en el film. El terror Kaneto prefiere instalarlo de forma mas abstracta si se quiere (con la justificación del tercer personaje), mas bien parece un horror que flota por el aire y que vive entre los infinitos maizales de ese campo.
La fotografía es excelente, iluminando e incidiendo en partes escenciales del cuadro para darle un aire espectral a los personajes en cada plano. Shindo genera iluminaciones exageradas y desnaturalizadas de su entorno para poder otorgarle a la película esa atmósfera casi mágica y supersticiosa.
El sonido corre con una importancia también superlativa para construir terror entre unos maizales inquietos y violentos, fantásticamente registrados y destacados por unos primeros planos demoledores con una fuerza alucinante.
¨Onibaba¨ contiene muchas historias dentro de una, el drama de un triangulo amoroso, la fuerte potencia de sexualidad (siempre tocada con una delicadeza endiablada), y en el tercer tramo para acabar en el terror.
Nunca deja el director que su pulso se esfume en recursos ordinarios, y prefiere dejar fluir el film bajo una poética elegante y extraordinaria. Kaneto Shindo hace poesía dentro del terror como nunca antes se había visto.
Los interpretes consiguen un interesante funcionamiento colectivo lleno de química y fuerza actoral que los supera como lo que son, actores y actrices. Hay veces en que guiones tan fuertes y soberbios como el de ¨Onibaba¨ logran superar la figura del actor.
Las miradas de los personajes son fundamentales y dicen mucho de si, al igual que los silencios manejados magistralmente por el director. Kaneto Shindo renuncia a musicalizar cada secuencia (mala costumbre de Hollywood), y apuesta como los films de Eric Rohmer al silencio que lo dice todo. No hace falta que los actores de ¨Onibaba¨ digan una sola palabra, la fuerza de la mirada y el silencio lo son todo.
¨Onibaba¨, film imprescindible no solo para los amantes del género, si no para todos los que disfrutan viendo el séptimo arte. Una de las mas grandes obras maestras de la historia del cine. Poesía, terror, erotismo y cine se dan la mano en esta hermosa pieza magistral del cineasta nipón Shindo.
Actuaciones:7.5
Música:7.0 Música tribal incluida en momentos precisos.
Historia:10
Final:8.5

Mi nota para ¨Onibaba¨ es un 9/10. Excelente.



Lo mejor: La fortaleza de un guión magistral, y la cantidad de simbolismos que cada encuadre esconde.
Lo peor: No hay absolutamente nada mal en el film.



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Orlak

  • 5 Feb 2014

6


Película que me parece que se exagera en cuanto a su llamada ¨gran realización¨. No me parece nada del otro mundo su fotografía ni su música como se menciona. La historia ya es conocida, es un drama moral que tiende a ser aburrido; de terror poco, casi nada. Cinta de arte de la que esperaba mucho más, las hay mejores y de sobra.



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elalfon

  • 18 Apr 2013

6


Interesante historia que de terror no tiene nada, sino que lo que hace es escarbar en temas como la supervivencia, los instintos primarios, la envidia y el sexo en especial.
La recreación del mundo en plena guerra es la gran especialidad en el cine japonés, y una vez más está plasmada genial, y eso teniendo en cuenta que la historia transcurre en un escenario muy limitado y con solo tres personajes, lo que deja el poder al talento de la dirección y sobre todo de las actuaciones en la que se ve especial calidad en la de la vieja que es la que se come la película casi por completo.

Es en general un fuerte drama hasta que entra finalmente el elemento fantástico de la máscara que aunque es efectiva no llega a ser tan potente en lo que creo que intenta mostrar, y sobre todo el final, el final es demasiado rápido y mal ejecutado.

La película en general es un pelín tediosa, su sencillez contrasta demasiado con todo el tema metafórico de forma opuesta, sin que me llegara a interesar demasiado o simplemente, no tuviera nada demasiado especial que enseñar.

Por tanto es una película interesante pero que no cuenta con nada especialmente sobresaliente salvo por lo que podría haber sido un final mejor pulido, aun así se recomienda a los que le gustan el J-Horror o las pelis antiguas de samurais y miserias humanas.



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sting

  • 26 Dec 2012

8


Película muy bien elaborada que logra trasmitir grandes chispazos de miedo, el hecho de tener poco presupuesto no significa que una película vaya a ser mala y Onibaba es un claro ejemplo. El paisaje y la música se complementan perfectamente y mas aun si tomamos en cuenta que está en blanco y negro, esto crea un ambiente natural y terrorífico.
Muy recomendable.



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ragman

  • 7 Jun 2012

7


excelente pelicula japonesa que te cuenta una muy buena historia con pocos personajes y una vision bien acertada de esos tiempos en el japon de la antiguedad donde era matar o morir... la historia funciona muy bien y a pesar de que se desarrolle lentamente no molesta en lo mas minimo.
la mascara es atemorizante y el sitio donde fue llevada la historia es de lo mas original.
lo unico que no me gusto de la pelicula fue su final apresurado que creo que le saco mucho por que una pelicula tan buena no termino como tendria que haberlo hecho.
fuera de un final que no esta a la altura, el resto funciona de lo mas bien.



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IchigoCrazyGirl

  • 31 Dec 2011

9



Onibaba es una exelente pelicula, cuenta con poco presupuesto y actores pero con lo que tiene es suficiente para darnos una joya del cine, una muy interesante historia de una señora y su nuera que ambas matan hombres, la menor se enamora de uno y no quiere matarlo y la mayor la asusta con una mascara hasta que lo hace , despues de eso la suegra trata de quitarse la mascara solo para darse cuenta que no puede y despues de tratarlo tantas vecez, golpeandola,jalando y tirando logra salir la mascara , pero dejando su cara deforme, realmente una historia que merece ser vista, buen trama, erotismo y terror, a los muertos se les respeta.



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RRemolacha

  • 25 Oct 2011

8


Duro drama con pocos personajes y decorados pero de gran realismo interpretativo - no como el cine actual japonés y oriental con esas actuaciones tan payasescas - que muestra los instintos primarios de las personas, como es la necesidad de sobrevivir y de la sexualidad.

La historia en sí es sencillisima y con un final un tanto desangelado. Yo esperaba más de ella por la fama que tenia, pero aun así se me hizo entretenida y personalmente comprendo que haya llegado a ser un clásico; tiene todos los elementos para ello.



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Zu

  • 9 Oct 2007

10


Cine japonés de terror de altura. Opresiva, psicologicamente tensa, violenta y cruel, son algunos de los muchos adjetivos que me vienen a la cabeza en el momento de definirla. En definitiva cine de mucha pero que mucha altura. (por cierto estoy totalmente deacuerdo con la crítica anterior)



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Pinhead

  • -- -- ----

10


Película de culto, contiene algunas de las imágenes mas bellas de toda la Historia del Cine. Pausada y profunda, como todo el cine japonés, saca a relucir el terror que provocan nuestros propios demonios internos, más reales y terroríficos que los externos. Imprescindible.



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