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Adaptación imposible del relato de Julio Verne. Omar Shariff rodó en un par de tardes varias escenas y luego trataron de montarlas haciendo que todo pareciese una película, pero no cuela.

Los decorados parecen hechos para una fiesta de fin de curso de cualquier colegio infantil, el ritmo no existe, la banda sonora es desorbitante y pretenciosa con unos coros infantiles inefables, los efectos especiales no existen limitándose a enfocar maquetas mal hechas o directamente juguetes de la época.

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