Interesante film alemán que nos trae a una de las primeras femme fatale del cine, interpretada por la diva Louise Brooks.
Cuenta la historia de la joven Lulú que después de enloquecer de amor a varios hombres, contrae matrimonio con un doctor al que lleva también a la locura por celos por su exorbitante sensualidad. Acusada del asesinato de su esposo, Lulú huye a Francia e Inglaterra, para caer en la prostitución producto de la pobreza y enfrentar al mismísimo Jack El Destripador.
Adelantada a su tiempo, la película toca temas como el lesbianismo, la sensualidad libre de esta femme fatale y su capacidad para perder a los hombres. La actitud de desinhibida y descontrolada de vivir de Lulú, ¨abre una caja de Pandora¨, que inevitablemente terminará en tragedia.
Una película que no decae en ningún momento, muy bien contada y dirigida por Pabst, quien se tomó varias licencias respecto a las novelas en las que se basó. Lulú es adorable como protagonista.
El mensaje final de Pabst radica en que la lujuria finalmente puede llevarte a la perdición, si bien es uno de los primeros cineastas que rompe con la regla y posiciona la imagen de la mujer como ser humano libre e independiente, que desafía el sometimiento de siglos al que la mujer ha tenido que enfrentar.
Altamente recomendable.
Críticas: 2
bigladiesman
8
Drama con toques noir y varios elementos expresionistas hecho por gente de enorme talento que no fue comprendido del todo en su época y ha acabado siendo una película de culto, especialmente entre los sabihondos del séptimo arte.
La bella flapper americana Louise Brooks brilla como Lulú, una puta de lujo que se comporta como una niña grande cuyos juguetes son los hombres (y quizá incluso las mujeres). Manipuladora y amoral y al mismo tiempo jovial e ingénua, es un personaje tóxico pero redondo y multifaceta que tanto puede despertar rabia como compasión.
Todas las interpretaciones secundarias son también excelentes. Merecen especial mención Fritz Kortner y Francis Lederer - interpretan un padre y un hijo enamorados de Lulú -, que posteriormente hicieron carrera en Hollywood, así como la belga Alice Roberts en el papel de condesa lesbiana y el veterano Karl Goetz como el “descubridor” de Lulú. Roba la recta final de la película el muy habitual en el cine germano de la época Gustav Diessl en un papel que no comentaré por tema de spoilers.
Wilheim Pabst dirige (magistralmente, debe decirse) y escribe junto a Ladislaus Vajda – padre del por aquí mucho más famoso Ladislao Vajda – un extravagante argumento teñido de noir y de post-expresionismo, que abunda en sexo, chapuzas y miserias humanas varias y está lleno de personajes curiosos, autodestructivos y de psique relativamente compleja para lo que era el cine de la época. No falta algún toque que otro de humor, especialmente en los primeros actos (la película está, en efecto, dividida en 8 actos).
A nivel técnico destaca la adopción de recursos formales del expresionismo en un ambiente por otro lado cien por cien realista: contraluces, claroscuros, primeros planos, juegos con las sombras, ángulos complicados de cámara... Ello desemboca en una ambientación que acentúa lo malsano y totalmente deprimente.
Al contrario que con otras películas de la época, me ha costado ponerme con esta película, lo confieso, pero le he acabado encontrando una fuerza dramática impresionante. Como pasa muchas veces, es en su decadencia que el cine mudo halló su cénit dramático, y esta es una de la veintena de obras que constituyeron a darle tan glorioso final.
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