Llena de cinematografía ambiciosa y muchas tensas escenas como solo el futuro director de Tiburón podría hacer, Duel es una gran película de suspenso hecha para televisión que hace mucho con su trama simplista del gato y el ratón.
En esta película, te pondrás en la piel de un tipo débil de carácter que atraviesa un viaje tenso y violento para ganarse la virilidad, algo así como cuando los slashers mantienen viva a la chica más inocente y la hacen pasar por mucho dolor psicológico hasta que es forzada a juntar el coraje para defenderse.
El único fallo que le encontré es que todo podría haberse evitado si el personaje principal hubiera llamado a la policía desde el principio, en la escena del bar, pero teniendo en cuenta todo el suspenso y el loco trabajo de cámara que me habría perdido, no puedo quejarme.
Estamos ante el interesante debut de Steven Spielberg, producido originalmente para la TV, pero que se ganó el derecho a ser proyectada en cines, gracias al innegable talento de su joven realizador.
La trama, escrita por Richard Matheson, trata sobre un tímido vendedor que conduce por la carretera, y al intentar rebasar a un viejo camión cisterna gradualmente se dará cuenta de que ha despertado un siniestro duelo a vida o muerte.
No hay mayores explicaciones ni motivaciones, y casi todo se expresa a través de la acción y poco a través de las palabras. Spielberg conocía muy bien la lección de que no hay mayor temor que aquel hacia lo que no conocemos o hacia lo que no se nos muestra en su totalidad.
El final es magnífico, y ejercería una clara influencia en la escena final de ¨Tiburón¨. Y es que ¨Duel¨ era el campanazo inicial de un director que anunciaba que estaba listo para cosas más grandes y mejores. Y efectivamente, lo estaba.
El Diablo Sobre Ruedas es una pelicula de terror y thriller que se estreno en el año 1971. Esta dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Dennis Weaver.
Cuando David intenta adelantar a un camión cisterna no se imagina que el conductor se lo tomará como una ofensa personal. A partir de ese momento, el diabólico camionero someterá a David a una persecución mortal.
El Diablo Sobre Ruedas fue un telefilm de bajo presupuesto de principios de los años setenta del que nadie tenia fe y que dirigió un desconocido Steven Spielberg quien en aquel entonces no era tan famoso pero inesperadamente el film tuvo éxito y fue una tremenda sorpresa ya que recibió elogios por parte de la critica y tambien del publico y hoy en dia ya es considerada un clásico yaparte de que para mi es de las mejores Road Movie de la historia y gracias a esta hubieron otros proyectos que se inspiraron fuertemente en esta pelicula como Jeepers Creepers entre otros y es que de por si en ese entonces la idea de que un camionero loco acosando a un pobre hombre en la carretera resultaba una premisa simple y sencilla pero muy original y de por si le sacaron buen provecho porque tremendo peliculón que resulto ser.
Vamos a ver, El Diablo Sobre Ruedas para mi es un peliculón se mire por donde se mire, es una pelicula que engancha desde los primeros minutos y la accion pues no tarda en arrancar porque no han pasado ni diez minutos cuando ya comienza la accion con el camionero loco acosando al pobre de Dennis Weaver iniciando asi una persecución frenética cargada de tensión y suspense por los cuatro costados que se apoderaran de nosotros durante escasos 70 minutos que es lo que dura y pues con esa duración tan cortísima el film se nos pasa en un abrir y cerrar de ojos y hasta nos deja con ganas de mas contenido y sobretodo de mas información aunque ya entrare en detalles mas adelante con respecto a eso.
Las actuaciones estan bastante aceptables aunque claro esta que todo el peso de la pelicula cae sobre un solo hombre que es Dennis Weaver porque la pelicula tampoco es que tenga demasiados personajes y la trama mas que todo sigue a este tipo quien hace una actuación tremenda logrando trasmitir el miedo y la desesperación que el personaje requiere y el tipo lo hace de una manera excelente que hasta luce creíble y de por si yo me le quito el sombrero a este pedazo de actor.
Cabe destacar tambien el ritmo trepidante y tensionante que tiene la pelicula que no da ni siquiera un minuto de descanso para poder ir al baño porque nos mantiene atentos a cada detalle que suceda pero bueno, claro esta que la pelicula tampoco es que sea cien por ciento genial porque hay un detalle que no me gusto y que la mayoría no hace caso omiso y es que a la hora de la verdad la pelicula nunca muestra el rostro del conductor psicópata dejando al espectador con el culo torcido y con la ganas de verle es rostro al tipo y esperando alguna explicación lógica del porque se comportaba de esa manera pero parece que ese será otro secreto que los guionistas se llevaran hasta la tumba.
En definitiva El Diablo Sobre Ruedas a mi me parece una pelicula genial y brillante pese a su falta de explicaciones pero en fin es una pelicula atrapante, estremecedora y terrorífica que vale la pena recomendar ya que a pesar de ser un clásico de las peliculas de carretera puede que todavía haya gente que no la haya visto o que simplemente no le interesa sin saber que se estan perdiendo de esta gran joya cinematográfica.
Voy con retraso
A pesar de que soy un fanático de Spielberg, he tardado una vida en ver su debut. No puedo justificarlo, pero la iba posponiendo una y otra vez, hasta que por fin decidí hacerlo. Ahora me arrepiento de haber tardado tanto, he disfrutado cada minuto del metraje.
Spielberg utiliza una fórmula sencilla pero muy bien ejecutada que funciona a la perfección. Aunque solo había trabajado para televisión en pequeños proyectos y series, demuestra las grandes habilidades que poseía desde el principio en este primer largometraje. Película llena de planos ingeniosos, utilizándo los reflejos en espejos, y planos abiertos en movimiento durante las persecuciones con los que crea una atmósfera de tensión vertiginosa e instantes de angustia. Ahora soy consciente del patrón que creó durante las décadas posteriores y otras producciones con tramas similares. Me trasladó desde el principio hasta la sala de cine de mi ciudad allá por el 2001 cuando vi Nunca Juegues con Extraños (Joy Ride), y claro compararlas sería un acto sacrílego pero existen similitudes evidentes. Y es que cuando algo se hace bien no se puede replicar facilmente.
El diablo sobre ruedas es un film original, que marca el inicio de una carrera brillante del director. Altamente recomendable, no esperen tanto como yo para verla.
Me gusta mucho este tipo de películas, esta en concreto me ha gustado bastante, tiene buen suspense al no saber quién es el loco camionero que intenta jugar a un juego mortal en la carretera. Para mi es muy entretenida y no aburre en ningún momento.
Gran film del gran Spielberg.Cierto es que la historia no es la gran cosa,pero a pesar de todo la intriga por saber que diantres quiere ese camionero loco te mantiene enganchado de principio a fin.
Realizado con modestia pero con buen ritmo,no es super entretenida pero tampoco me aburriò.
¨Va uno tranquilo pensando que […] puede conducir por una carretera nacional sin que nadie trate de asesinarle...y de pronto ocurren una de estas estupideces increíbles¨.
¿Podría resumirse el miedo y la desesperación que invaden al protagonista de esta aterradora historia con unas palabras más acertadas? Seguramente no, y desde luego creo que todos pensaríamos y nos sentiríamos igual que él.
Corría el 22 de Noviembre de 1.963, día en que Oswald asesinó a John F. Kennedy, cuando el escritor especialista en el género fantástico y de terror Richard Matheson, cuyas obras han sido llevadas a la pequeña y gran pantalla en muchas ocasiones (¨El Último Hombre sobre La Tierra¨, ¨La Leyenda de la Casa del Infierno¨, ¨El Increíble Hombre Menguante¨), se vio hostigado en plena carretera por un camionero de camino a casa, suceso que decidió convertir en historia para vender a alguna cadena televisiva, aunque sin éxito alguno, por lo que ésta terminó publicada en la revista Playboy como relato corto.
Y el destino, o más bien un contrato de Universal de cuatro películas para la televisión, quiso que dicha historia cayera en las manos de un Steven Spielberg de 25 años que cimentaba paso a paso su camino a la cima desempeñando trabajos en la pequeña pantalla, cuando aún ignoraba que habría de convertirse en el Mesías de Hollywood. El encargo de adaptar el cuento de Matheson tenía como condición ser rodado en diez días, lo que casi se cumplió al pie de la letra; sin embargo, el gran éxito de la película durante su emisión dio pie a que los productores la reestrenaran en cines, pidiendo al director completar el metraje de 70 min. con algunas secuencias más.
Comenzamos el viaje junto a un hombre sencillo llamado David saliendo del garaje de su casa; atravesamos la ciudad mientras se escucha un programa de radio, todo bajo el manto de lo cotidiano y la normalidad. Dejamos las abarrotadas calles para penetrar en el vasto desierto de Mojave, cuya línea de escisión es la extensa carretera esbozada sobre sus naranjas arenas mientras el cielo está coloreado de un bonito azul claro. Pero algo destaca en tan evocador paisaje, y no para bien: un enorme camión de dieciocho ruedas y carrocería oxidada dificulta el paso en la vía, y por su chimenea emerge un humo negro del todo molesto. David lo adelanta y sigue su marcha...
Hasta que el conductor del armatoste acelera y vuelve a posicionarse primero; aparece la primera sensación de extrañeza en el protagonista, que deja atrás una vez más al vehículo. El conductor hace sonar la bocina, malhumorado. David llega a una gasolinera en un pueblo cercano y misteriosamente el camión le sigue hasta allí, sin bajar el conductor; poco después atendemos a una conversación entre el anterior y su esposa; en menos de dos minutos se nos hace una perfecta descripción del personaje: un tipo tranquilo, cobarde, que evita las confrontaciones, que prefiere las evasivas, que no defendió a su mujer del acoso de otro hombre la noche anterior.
Tras esta pausa y revelación regresa al coche, aunque para su sorpresa el camión continúa allí parado; baja el conductor, David sólo ve sus brazos y sus botas rojas de puntera, aun así retoma el viaje. Otra vez en carretera, vemos en el espejo del Plymouth acercarse al mamotreto de la humeante chimena, David le concede el paso y el camionero le adelanta, pero éste vuelve a decelerar impidiéndole cruzar la vía; la molestia se transforma en desasosiego hasta que el protagonista toma la iniciativa y le rebasa de nuevo. Y así comienza el duelo: por mucho que David acelere, el camión siempre irá detrás de él, así que la velocidad y la tensión aumentan al unísono.
Tras un pequeño accidente se refugia en una cafetería, y allí escucharemos sus pensamientos, estableciéndose una enorme complicidad que nos pondrá en su lugar, más aún cuando descubra al camión aparcado fuera ignorando si alguno de los presentes es el conductor; las influencias ¨hitchcockianas¨ se revelan más fuerte que nunca al estrecharse el cerco alrededor del personaje, siendo la sensación de ahogo aún mayor que la experimentada en la autopista, pues el asesino puede (o no) estar ahí mismo, pero Matheson es muy inteligente y su principal función es confundir al espectador del mismo modo que a David con una sucesión de giros argumentales sorprendentes (nunca sabemos qué va a pasar).
David saldrá de nuevo a la carretera pero la huida es imposible, ya que se verá acorralado en todo momento tanto por obstáculos fortuitos (el autobús escolar, el manguito del radiador) como por la furia del camión, convertido por obra y gracia del director y su guionista en una aterradora máquina poseída por alguna fuerza diabólica, lo que inclina al film al más puro terror, en la línea de Carpenter o Stephen King (veremos las influencias en ¨Christine¨), mientras se nota cierto regusto a la serie ¨B¨ de Corman.
Con un ¨look¨ a lo Burt Reynolds, Dennis Weaver ofrece una actuación magistral, aumentando su histrionismo al tiempo que la tensión, perfectamente conducida por el director, quien, sumergiéndonos en lo más profundo del paisaje americano, demuestra un talento innato para el suspense, el terror y la acción más desenfrenada.
Pero el protagonista absoluto será siempre ese Peterbilt 281 de 1.955 cuya presencia resulta de lo más escalofriante y cuyo rugido (utilizado en la escena final de ¨Tiburón¨) no es otro que el de una bestia infernal de vida propia cuyo origen sigue siendo un misterio.
¡Quien pudiera debutar así!
Excelente clásico siendo la primer película dirigida por el gran Steven Spielberg...
La película tiene una trama simple pero dinámica, eficaz, interesante y con varios puntos originales en ella. E incluso la trama tan eficaz hizo que me mantuviera interesado cada vez mas y mas por ver como acabará.
Tiene buenas actuaciones, todo actor que aparece en la película cumple y les dan un buen papel. Hablando sobre eso, quisiera resaltar el papel del villano, ese siniestro camionero de identidad desconocida que acecha al protagonista durante toda la película, consigue dar miedo y ser intimidante, cosa que no muchos iconos del horror populares tienen el honor de decir y el hecho de que nunca muestren su cara mantiene un misterio, siendo que si se hacía todo lo contrarío perdería la gracia.
Consigue ser entretenida y tiene varios momentos memorables para el cine de terror (¨Quisiera reportar a un conductor que ha estado tratando de matarme¨), todo esto sirve para darle mas fuerza al final tan chocante y depresivo que no les voy a describir, solo diré que es de los mejores finales del cine de terror.
Recomendable película de visionado obligado para los mas fanáticos del cine de terror y del gran Steven.
En 1971 un principiante Steven Spielberg rodó este ¨Diablo sobre ruedas¨, una película que vista con perspectiva actual y desde el punto de vista de su filmografía es muy simple. Pero tengamos en cuenta que es una de la primeras road movies de la historia, seguramente la primera vez que el antagonista usa su vehículo como arma; y aparte de esto consigue mantener una atmósfera tensa de verdad, nada artificial.
El diablo sobre ruedas comienza en la ciudad y poco a poco va trasladándose a carreteras solitarias, donde nuestro protagonista es más débil. Aquí aparece un antagonista misteriosos (tan misterioso que no se sabe ni quien es) que se toma a mal un adelantamiento (o simplemente en un psicópata, ya sabemos ese típico psicópata de cualquier libro o película que aparece en justo en ese lugar y en enese momento) y se dedica a perseguir a nuestro protagonista. La historia es muy convincente mostrando la paranoia que va apareciendo en el protagonista ante esta situación. Y como digo poco a poco va yendo a un desenlace lógico ante una situación tan desesperada.
El diablo sobre ruedas sentó el cine road movie y consiguió crear patrones en el cine de supervivencia. Es una gran película que no ha envejecido nada mal.
Entretenido TV Film dirigido por un joven Steven Spielberg, por aquel entonces aún sin fama, protagonizado por Dennis Weaver (“Sed de mal”, 1958)
Daniel Mann es un hombre de negocios que debe realizar un largo viaje por el Desierto de California para reunirse con un cliente. Sin embargo, lo que pareciera ser un rutinario y aburrido viaje por la carretera se convertirá en una absurda y dramática lucha por su vida cuando el maniático conductor de un camión cisterna lo persiga, molesto cuando Mann lo sobrepase en la carretera.
A inicios de los 70s, un jovencísimo Steven Spielberg trataba insistentemente abrirse paso en la pantalla chica, haciendo cargo de la dirección de algunos episodios de series como Marcus Welby, M.D. (1969-1976) y Columbo (1971-2003) hasta que encontraría su gran oportunidad de la mano del productor George Eckstein (“Los invasores”, 1967-1968; “Audacia es el juego”, 1968-1971). Eckstein estaba interesado en adaptar a la TV un relato del legendario escritor Richard Matheson, autor de clásicos como “Soy Leyenda” (1954), “El Hombre Menguante” (1956) y “La Casa Infernal” (1971), escrito a inicios de los 70s, pero publicado en 2003 en una compilación de historias titulada como “Duel”. El relato se basó en una experiencia que le ocurrió al mismo Matheson hacia 1963, cuando fue acosado por un demente camionero en la carretera.
“Duel” (1971) surge en un momento en que el road movie se configuraba como subgénero con las seminales “Week-end” (1967) de Jean-Luc Godard y “Bullitt” (1968) de Peter Yates y lograba consolidarse a través de otras películas ese mismo año, como “Two-lane Blackstop” (1971) de Monte Hellman, “James Bond 007: Diamonds are forever” (1971) de Guy Hamilton y “Vanishing Point” (1971) de Richard C. Sarafian. Muchas de estas propuestas se trataban más bien de thriller policíacos y psicológicos que generalmente incluían una persecución y en donde se cumplirían los principios del subgénero, que en la tradición del bildungsroman (novela de aprendizaje) expone que el viaje revela al protagonista y/o héroe algo sobre sí mismo más que sobre el lugar de destino.
Sin embargo, en el caso puntual de “Duel” (1971) estos conceptos más bien se asociaron con otros como el enfrentamiento entre dos fuerzas desiguales, la obsesión, la demencia y, principalmente, la sobrevivencia. Y es que a simple vista, el espectador podrá tener sus dudas de una trama extremadamente simple, y hasta absurda si se quiere, que precisamente basa su efectividad en el hecho de que aparentemente no tiene muchas posibilidades de derroteros que adoptar y aún así se reinventa una y otra vez hasta el recordado clímax. Es más, se puede señalar que el film se concentra en el tema de la persecución precisamente para desarrollarla a un nivel narrativo de insospechada tensión, lo que no le quita su esencia simplista pero tampoco compleja, con otras lecturas metafóricas.
“Duel” (1971), guionizado por el propio Matheson, trata sobre una persecución absurda originada supuestamente por una estupidez. Daniel Mann conduce un Plymouth rojo y debe atravesar el Desierto de California por temas de negocios, dejando atrás a su esposa y, como se verá luego, una pesada discusión. Mann tendrá la mala ocurrencia, y aquí radicará el asunto en un principio, de adelantar a un camión cisterna Peterbilt, viejo y algo oxidado pero totalmente funcional. Al principio, todo parecerá una suerte de duelo de egos entre ambos conductores, cuando el camión sobrepase al automóvil y éste nuevamente lo sobrepase, sin embargo, el camión terminará persiguiendo al automóvil durante todo el trayecto, aumentando la intensidad de su acoso, hasta el punto en que se convierta en una persecución psicótica, con el chofer del camión arremetiendo contra el vehículo en el cruce de la vía férrea y contra su conductor mientras intenta comunicarse con la policía en una posada con serpentario incluído.
Hay algunos elementos metafóricos interesantes que Spielberg expone den “Duel” (1971) y que dan cuenta de que aunque se trate de una propuesta minimalista, hay un todo un lenguaje narrativo con cierto nivel de complejidad. Resulta evidente que automóvil y camión constituyen una metáfora de presa y depredador, ya sea en tamaño, ya sea por el orden de persecución, y ello cobrará más importancia cuando recordamos que Spielberg rodaría 4 años después su primer gran éxito, “Jaws” (1975). Sin embargo, habrá otras señales narrativas: al principio el espectador no lo notará, pero en las sucesivas escenas en que se enfoca al camión, se podrá ver que éste tiene varias patentes (placas matrículas) en su carrocería como si se tratase de un depredador que colecciona los huesos de sus víctimas. Lo persigue rabiosamente por el desierto y no descansará hasta cazarlo.
Otra escena referencial es aquella en que que Daniel, tras haber desenganchado su vehículo del bus escolar al que trata de ayudar a andar, corre desesperado por la carretera ordenandole a los niños que salgan de ella y se suban al bus. Una escena que recuerda evidentemente a Martin Broody sacando a la gente de la playa ante el inminente ataque del tiburón asesino en “Jaws” (1975).
Pero además, el éxito de la trama radica en otras dos situaciones: la manera en que Spielberg concibe la tensión y la posibilidad y credibilidad de toda esta locura. En el primer caso, Spielberg no sólo crea un clima de tensión efectivo en la persecución en carretera sino tambiénen los momentos en los que la trama “toma aire” como, por ejemplo, aquella en la que Daniel se detiene a comerse un sándwich y cree que el chofer del camión, que también se ha detenido, está también en el restaurante. Momento incluso de gran tensión, sobre todo cuando Daniel se agarra a golpes con uno de los tipos y finalmente no es el chofer, y el espectador se queda con las ganas de verle la cara al conductor del camión, gusto al que Spielberg no accede.
Y en segundo término, el hecho de que esto pueda darse: como ya mencioné, que el camión empuje al vehículo en el cruce de la vía férrea mientras el tren pasa, la indiferencia de los pocos personajes que deambulan por la carretera (aquellos que atienden el restaurante al paso, la vieja que atiende la posada, el conductor y los niños del bus escolar, la pareja de ancianos que no quieren avisarle a la policía), la velocidad que alcanza la persecución (hasta 150 km/h) y el hecho de estar en un escenario desolador en donde nada ni nadie podrá salvarte, si es que en el camino encuentras a alguien que realmente le importe.
A propósito, no puedo omitir el trabajo de fotografía de Jack A. Marta, que ofrece diversas perspectivas de la persecución a partir de un escenario con luz natural como lo es la carretera que atraviesa el Desierto de California, desde la perspectiva del automóvil, del camión y una omnipresente que sigue muy de cerca a ambos vehículos por la carretera. A pesar del formato cuadrado para TV, Marta aprovecha al máximo de mostrar lo que el espectador debe ver y de paso ocultar lo que Spielberg no quiere que veamos, como el rostro (y la identidad, con ello) del demente conductor del camión. Otra toma que Marta regala y que quedó para la posteridad es aquella en la que se puede ver el camión dentro de un túnel y en la oscuridad sólo las luces delanteras escendidas, como si se tratase de un felino agazapado, listo para lanzarse sobre su presa.
Uno de los puntos que podrían haber hecho de esta película un producto aún más notables y memorables, y queda algo en deuda, es la elección de Dennis Weaver como el protagonista. Weaver, protagonista de la serie “McCloud” (1970-1978) que le valió dos nominaciones a los Emmy, queda un tanto al debe fallando en proyectar el carisma que todo “héroe” de la carretera debe tener, además de desesperar por varios momentos con sus manerismos y tics nerviosos. El hecho de que ni aún logrando derrotar a la bestia el espectador llegue a sentir simpatía por su personaje, es reflejo contundente de ello.
El reparto, que en realidad tiene muy poca importancia e incidencia, lo completa Jacqueline Scott (“Macabre”, 1958) como la esposa de Mann; Eddie Firestone (“Joe Butterfly”, 1957) como el dueño del restaurante en donde Daniel se agarra a golpes; y Lucille Benson (“Liitle Fauss y Big Halsy”, 1970) como la dueña del Snake-A-Rama.
La banda sonora corrió por cuenta de Billy Goldenberg (Serie “Kojak”, 1973-1978) quien recrea, con cierta eficiencia pero no tanta originalidad, elementos clásicos de la partitura de Bernard Herrmann y su inmortal música para “Psicosis” (1960) de Alfred Hitchcock.
En resumen, un interesante debut de Steven Spielberg en las grandes lides de la TV estadounidense, cuyo éxito le abrió las puertas para su primer film (“The Sugarland Express”, 1974), y en donde demuestra su talento y habilidad para generar con muy poco prespuesto un convincente y efectivo thriller de carretera.
Uno de los primeros pasos de Spielberg en el mundo del cine, antes de que su sólo nombre fuera sinónimo de cine. Steven pugnaba por hacerse famoso en el séptimo arte y si bien no sería catapultado a la estrellato hasta ¨ Tiburón ¨ con films como ¨Duelo a Muerte¨ ya empezaba a hacer ruido.
Esta peli es justo eso, un ¨Duelo a Muerte ¨. Los duelistas: El viejo con lentes y bigotes que maneja el Valiant rojo y el fantasmal camionero de cargas peligrosas. Esta road movie constituye un duelo entre David y Goliath pero en la carretera, una batalla que no podría estar más dispareja. El viejo con lentes es el Sbaraglia del pasado y su villano sin rostro, conductor de un siniestro camión que hace que Jeepers Creepers parezca un poroto al lado de él, se encargará de llevarlo a una persecución mortal.
Spielberg acierta a casi cada momento del metraje. Al encubrir la identidad del villano, al mostar la infinita persecución tan bien rodada, al mandar a volar a las pobres serpientes de la estación de servicio y sobre todo, al hacer que el protagonista se convierta en héroe. Queda recomendada, tensión y supervivencia en la carretera.
Puntuación personal: 7/10 (Buena).
Una de las obras de Spielberg por antonomasia, imperdible en todos sus aspectos.
Un trailer y un pobre conductor al director no le hizo falta más para ofrecernos un verdadero duelo demoníaco, provocado sin ningún sentido ni falta que lo hacía. La cámara mostró la velocidad y los rumbos de los dos bandos de manera continua además de meternos de lleno en el sufrimiento del conductor, fuera de sí ante la sin razón que sufría.
Muchas escenas filmadas filmadas de manera exquisita a toda velocidad y unas pausas que dieron al trailer y a su conductor anónimo un aire espectral único.
Obra imprescindible para entender que con un guión sencillo se consigue grandes obras aunque no entiendas la razón de las mismas.
La opera prima de Steven Spielberg.
Aunque esta película es pensada para que sea un telefilm, valió la pena que la lanzaran al cine en aquel entonces.
Esta película narra la experiencia de un pique entre el conductor de un coche con un camionero, que le quiere hacer la vida imposible al protagonista.
Uno de los momentos de esta película es el ingenio que tiene el protagonista para ganar la batalla al conductor del camión y terminar el terror que declara el camionero a el. Para empezar, Spielberg emplea bien en su carrera en el cine con esta película para embarcarse a su Bockbuster, Tiburón.
Recomendable
EL DIABLO SOBRE RUEDAS
Producto sobrevalorado donde los haya.Idea sencilla y alargada en demasía para ver lo que se ve.Una persecución interruptus durante una hora y veinte minutos con una migaja de intriga y tensión.El inicio no está mal pero una vez el prota se mete en el wáter y empieza a hacer elucubraciones la cosa empieza a desincharse completamente y más cuando se repite una y otra vez el proceso de persecución,asimismo incluye un final la mar de predecible y sosaina.No hay por donde cogerlo.
Los inicios de steven spielberg y ya se ve la mano del gran director, muy entretenida y llevadera, accion a raudales y eso que solo se trata de la persecucion de un camionero sicotico y hacia un simple conductor en la carretera..tension en casi la totalidad del film..muy recomendable.
El Duelo
Road Movie con todas las letras, de principios de los 70¨s y presupuesto ajustado pero con la dirección de un verdadero maestro como lo es Spielberg
Largas persecuciones con tensión a raudales, el actor principal notable, sin casi nada de diálogos pero muy expresivo para transmitir la angustia y miedo de la situación, con ese enorme camión que aparecía una y otra vez en cada curva para hacerle la vida imposible
Muy recomendable
La película tiene cosas buenas como tiene cosas malas pero no así deja de ser una buena película.
De cosas buenas tiene que es una película echa con muy bajo presupuesta, casi nulo es el presupuesto de este film ya que ningún actor es conocido y los escenarios son montañas. Además tiene pocos actores y pareciera que solo gastaron dinero en dos vehículos, un auto y un camión cisterna. Aunque la película tenga un bajo presupuesto es increíble como te atrapa y te tensiona. Eso me encantó. No te despegás del asiento nunca de lo atrapante que es el film y casi no tiene música, es casi toda la película sonido ambiente. Por eso también atrapa de esta manera.
Me sorprendió la manera en que está filmada para la época, increíble. Lo que no me gustó mucho es que nunca explican porque el camión perseguía al tipo, el tipo quiere pasarlo con su auto y el camionero enloquece y empieza a perseguirlo de la nada. Si eso hubiera estado explicado la película se llevaría mi mejor puntaje. Pero también es entendible porque pese a que el director ahora es un cineasta muy conocido, Steven Spielberg, esta película en su momento era la segunda que hacía. Igual es buenísima, la recomiendo.
confieso que esta pelicula no me llamaba la atencion en absoluto. primero por que no le veia el atractibo a un camion que se pasa hora y media persiguiendo a un menda. y segundo por que el cine setentero no es, precisamente, mi debilidad.que equivocado estaba.
a pesar de la aparente simpleza del argumento, lo cierto es que mantiene un ritmo sorprendente desde el principio hasta el final. mediante un gran nivel narrativo y a traves de un gran personaje.
pues eso, que se me hizo entretenidisima. no es de mis peliculas favoritas, pero resulta en una experiencia que bien merece la pena.
esta es solo mi ignorante opinion.
Debut de un Steven Spielberg veinteañero con una película rodada inicialmente para la televisión por cable pero que debido a su éxito fue convenientemente alargada hasta convertirla en un largometraje estrenado en cines. La destreza del director queda patente al enganchar al espectador con una sencilla historia sobre un camionero acosando a un desconcertado conductor de automóvil en una carretera secundaria a la que Spielberg saca el máximo jugo gracias a su talento para generar logradas escenas de suspense. Treinta años más tarde el discípulo de Spielberg J.J. Abrams escribió el guión de una historia con un argumento muy similar en la película Nunca juegues con extraños de John Dahl.
Críticas: 96
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edcarpenter
7
Una de las primeras películas que dirigió steven spielberg , sin un cuantioso presupuesto logró brindarnos un interesante thriller road movie de índole survival en la que el protagonista se echa de enemigo a un antipático camionero tan solo por que decide adelantarse en el camino y dejarlo atrás , un motivo que desencadena una obsesión en el villano que perseguirá y fastidiara de todas las formas posibles a su víctima , la película cuenta con un clima hostil y es todo un misterio la identidad del antagonista, es una historia simple que con poco logra despertar el interés
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