La Columbia también quería su trozo de pastel en el fenómeno Bond (y lo acabó logrando: es la actual co-productora de la saga), y antes de lanzarse a distribuir la versión paródica de Casino Royale, empezó bajo la batuta del productor Irving Allen (antiguo socio del co-productor de Bond Cubby Broccoli) a realizar esta serie de cuatro adaptaciones de las aventuras de Matt Helm, personaje del novelista Donald Hamilton

Dean Martin parece divertirse mucho como Helm, un fotógrafo bon vivant, ligón y simpático que es además un veterano agente en la reserva de la agencia de inteligencia ICE. Lo acompañan un dúo de beldades como Daliah Lavi como otra agente de ICE y Stella Stevens, muy graciosa – yo diría que más que Martin - como la chica más gafe del universo. Incluso Syd Charisse se deja caer para hacer un par de numeritos. El maloso es un amanerado Victor Buono, orondo actor que hizo montones de comedias.

El guion del prestigioso Oscar Saul (el adaptador al cine de Un tranvía llamado deseo) es gracioso y contiene buenas – si bien bastante impostadas - ideas como hacer que Martin haga sus obligatorios gorgoritos mostrándonos sus pensamientos con canciones de descacharrantes letras. Está al servicio de las gracietas de Martin, pero las escenas de acción abuundan y los gadgets de Helm son una gozada.

Técnicamente es una película decentemente elaborada con una estética, al igual que Flint, bastante de cómic donde solo falla una secuencia de FX de un mísil (parecen esos dibujos que hacía la Trans-Lux de Joe Oriolo en la época) y algunos fallos de edición como insertar al tuntún pequeñas secuencias a cámara rápida. La música es de Bernard Herrmann en su vertiente más swing-pop (la misma que lo llevó a la terrorífica banda sonora de Taxi Driver), con canciones más bien cortas interpretadas por Martin y la mexicana Vikki Carr.

Más que correcto y entretenido clon-parodia de Bond, quizá demasiado al servicio de su entertainer protagonista, pero que no desmerece en absoluto.

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