Aceptable película sobre un arqueólogo llamado Jack Wilder que, al más puro estilo Indiana Jones, se embarca en una misión para encontrar el mítico tesoro de El Dorado.
La película cuenta con una dirección televisiva a más no poder, aunque por fortuna es dinámica y no aburre en ningún momento, que en cierto modo es lo peor que le puede suceder a este tipo de productos protagonizados por aventureros (por ejemplo, ahí tenemos la soporífera Holden and the Lady).
Además, las actuaciones no están nada mal. Shane West, sin ser un actorazo, resulta creíble como Jack Wilder. También tenemos al actor Elden Henson, de la serie Daredevil, haciendo un divertido papel como el compañero de aventuras de Wilder. Y por supuesto, cabe mencionar a la latina Natalie Martínez, que tiene todo lo necesario para interpretar al interés romántico de un arqueólogo de película. El papel del antagonista de turno corre a cargo de Luke Goss, quien transmite una gran presencia y carisma cada vez que aparece en pantalla.
Como puntos negativos, he de decir que es lamentable que en este tipo de películas (incluida Indiana Jones) las cosas casi siempre se resuelven mediante deus ex machina, aunque creo que esto ya se ha convertido en un cliché demasiado asentado en el género. Otro punto negativo es que esto es una miniserie de dos partes que en algunos países se ha distribuido como dos películas, por lo que el espectador que no lo sepa de antemano corre el riesgo de haber adquirido solo la primera parte y darse cuenta de que el final queda un tanto abierto.
Por otra parte, cabe destacar esa valiente escena final en la que entendemos por qué Luke Goss no tiene intención de conseguir el Dorado para venderlo, sino que lo quiere destruir. En la escena final vemos a un tipo trajeado, que parece trabajar en Wall Street, quien le deja caer un tesoro de esa magnitud puede hacer rico a países enteros y eso es lo que pretenden evitar. Es curioso que haya una reflexión tan profunda en una escena final cuando el resto de la película se centra más en una trama tópica y trillada.
Pese a todo, El Dorado es una película que entretiene, muy superior a productos similares, y aunque no esté al nivel de Indiana Jones o los videojuegos de Uncharted, merece darle un visionado.
Raúl Rubio Peñas
6
Aceptable película sobre un arqueólogo llamado Jack Wilder que, al más puro estilo Indiana Jones, se embarca en una misión para encontrar el mítico tesoro de El Dorado.
La película cuenta con una dirección televisiva a más no poder, aunque por fortuna es dinámica y no aburre en ningún momento, que en cierto modo es lo peor que le puede suceder a este tipo de productos protagonizados por aventureros (por ejemplo, ahí tenemos la soporífera Holden and the Lady).
Además, las actuaciones no están nada mal. Shane West, sin ser un actorazo, resulta creíble como Jack Wilder. También tenemos al actor Elden Henson, de la serie Daredevil, haciendo un divertido papel como el compañero de aventuras de Wilder. Y por supuesto, cabe mencionar a la latina Natalie Martínez, que tiene todo lo necesario para interpretar al interés romántico de un arqueólogo de película. El papel del antagonista de turno corre a cargo de Luke Goss, quien transmite una gran presencia y carisma cada vez que aparece en pantalla.
Como puntos negativos, he de decir que es lamentable que en este tipo de películas (incluida Indiana Jones) las cosas casi siempre se resuelven mediante deus ex machina, aunque creo que esto ya se ha convertido en un cliché demasiado asentado en el género. Otro punto negativo es que esto es una miniserie de dos partes que en algunos países se ha distribuido como dos películas, por lo que el espectador que no lo sepa de antemano corre el riesgo de haber adquirido solo la primera parte y darse cuenta de que el final queda un tanto abierto.
Por otra parte, cabe destacar esa valiente escena final en la que entendemos por qué Luke Goss no tiene intención de conseguir el Dorado para venderlo, sino que lo quiere destruir. En la escena final vemos a un tipo trajeado, que parece trabajar en Wall Street, quien le deja caer un tesoro de esa magnitud puede hacer rico a países enteros y eso es lo que pretenden evitar. Es curioso que haya una reflexión tan profunda en una escena final cuando el resto de la película se centra más en una trama tópica y trillada.
Pese a todo, El Dorado es una película que entretiene, muy superior a productos similares, y aunque no esté al nivel de Indiana Jones o los videojuegos de Uncharted, merece darle un visionado.
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