Correcto y crudo drama mexicano dirigido por la directora Maryse Sistach, que narra la historia de Yessica y Miriam, dos adolescentes que inician una profunda amistad en una secundaria del barrio de Santo Domingo, en México D.F. A pesar de tener ambientes familiares dispares, ambas jóvenes encuentran en su amistad una forma de escapar de la soledad que las aqueja. Sin embargo, la violación que sufrirá Yessica y la consecuente actitud de la madre de Miriam por la influencia de ésta en su hija, desatará la tragedia.
Un relato crudo pero totalmente realista de lo que sucede en los bajos fondos es el que nos trae Maryse Sistach, en la que se unen y colisionan dos subrealidades distintas, dos cosmovisiones y mundos diferentes, que por el factor soledad se unen, pero que irremediablemente chocarán de forma brutal, al final. El guión, en consecuencia, se nutre de la personalidad de estad dos adolescentes, cuyo origen, presente y futuro inciden decididamente en su forma de ser, siempre influenciadas por sus familiares y cercanos.
De esta forma, tenemos a Yessica, una adolescente fuerte y luchadora, pero que viene de un mundo absolutamente hóstil, que ha forjado su carácter indomable y contestatario. Debe lidiar a diario con la frustración e infelicidad de su madre, quien la culpa prácticamente de haberse llenado de hijos (3); con el desprecio de su machista y holgazán padrastro, quien no pierde oportunidad de humillarla; y con su hermanastro, un adolescente que sigue los pasos de su padre, y quien no tiene escrupulosos en vender la virginidad de su hermanastra al mejor postor. Y como si fuera poco, debe lidiar con el bullying de sus compañeros de secundaria, con la discriminación de la directora del colegio, de la prefecta y de la madre de Miriam, Alicia, que no ve con buenos ojos la amistad de Yessica con su hija. Pero este sentimiento, tendrá ciertos fundamentos, cuando se enteré que Yessica suele robar perfumes, bisutería y hasta dinero.
Miriam, por su parte, es una adolescente ingenua, con un marcado carácter infantil aún, cuya soledad (ya que sólo vive con su madre, quien trabaja todo el día) y el fuerte carácter de Yessica hacen que se sienta atraída y sometida por la personalidad de su nueva amiga. Si bien Miriam no cuenta con una figura paterna, está lejos de vivir en un entorno hóstil, sino más sobreprotector de su madre, al ser hija única y tenerse, prácticamente, sólo mutuamente. Miriam, entonces, educada e ingenua, sirve como una suerte de recordatorio moral en Yessica, hasta que ésta se deje llevar por sus instintos cleptómanos y violentos.
Y es que en este film, podemos observar y reflexionar sobre diversos lastres sociales, tan típicos de las sociedades latinoamericanas y de otras partes del mundo. Ya hablé de la familia disfuncional, aquella en la que de manera casi crónica, cuesta encontrar una familia bien constituida, con la presencia de los dos padres: así, siempre está ausente la figura paterna, que honestamente peca de un machismo irritante, que sin embargo, muchas veces encuentra en las propias mujeres un defensor inconsciente. En el caso de Yessica, su madre obligandola a ¨atender¨ a su padrastro y a su hermanastro, hostigandola constantemente. En el caso de Miriam, la ausencia del padre, una madre que asume el rol de padre y madre y que por ello, sobreprotege a su hija, porque tiene claro que sólo ella puede cuidarla como ella necesita.
En segundo lugar, tenemos el deleznable acto de la violación, que en este film resulta fundamental para que la trama tome un rumbo hacia ¨el infierno¨. El hermanastro de Yessica no tiene los menores escrupulosos ni el arrepentimiento (porque lo hace dos veces, en la película) de entregar a su hermanastra a ¨un amigo conductor de microbuses¨, para comprarse un par de zapatillas deportivas (que en México llaman ¨tenis¨), y con la excusa de dar una lección a Yessica que se niega a servirle o atenderlo, en su condición de mujer. Para empeorar las cosas, la muchacha tiene muy claro que su madre no la escuchará, mucho menos la apoyará, sino que en su cosmovisión machista terminará por condenar a su hija. Un círculo vicioso, sin fin.
En tercer lugar, un ambiente hostil y de desigualdad social no puede generar otra cosa que no sea un caldo de cultivo para la tragedia, en el que la falta de oportunidades hace que los jóvenes busquen la manera más fácil, y evidentemente no correcta, de conseguir cosas. En ello, el robo surge como una forma casi inconsciente de hacerse de dinero y bienes en el día, y que en el caso de este film, llevará a que la relación entre Yessica y Miriam se rompa, cuando la primera robe a la madre de la segunda.
El desenlace, que obviamente no mencionaré, entonces, no sorprende, por cuanto la suma de todos estos lastres, violación, machismo, discriminación, soledad, robo, no descansan hasta que consiguen ¨liberarse¨, de la peor forma, claro. La escena final que reúne a Alicia, la madre de Miriam, y a Yessica, tiene un aire malsano y perturbador que impacta.
La película tiene la intención de denunciar, advertir y criticar este mundo, en especial a los padres, o que no están porque no quieren, que han abandonados a sus hijos, o a aquellos que por el trabajo, no los escuchan, o a aquellos que tratan de eliminar sus propias frustraciones en ellos. Y cumple, con creces, al hacerlo con un ritmo sostenido, en que expone todas los vértices de la problemática, hasta llevar la trama a la tragedia.
Las locaciones son correctas y muestran la realidad socio-económica en la que los personaje se desenvuelven, en especial, los sectores más vulnerables, en donde viven hacinados, con muchas carencias, que van desde una simple puerta a la falta de servicios básicos. De la misma forma, el ambiente escolar, en esta escuela pública, donde los profesores enseñan lo que pueden y con lo que pueden; los terrenos eriazos que se prestan para asaltos y violaciones; y los mercados, en donde se lleva a cabo gran parte de la vida social mexicana.
Las actuaciones son muy correctas, especialmente Ximena Ayala como Jessica, problemática, impredecible, antisocial; María Rojo, como la frustrada e infeliz madre de Yessica; y Arcelia Ramírez, como la sobreprotectora madre de Miriam, cuyo intento de proteger a su hija, llevará, sin saberlo, a desatar un drama antológico. Como nunca, una película bastante bien dirigida y protagonizada por 4 mujeres. Enhorabuena, en este mundo machista, que en mismo cine ha mostrado su discriminación y desigualdad.
Cine independiente, reflexivo y crítico, que conviene visionar de vez en cuando, sobre todo porque se basa en un hecho real.
mahotsukai
8
Correcto y crudo drama mexicano dirigido por la directora Maryse Sistach, que narra la historia de Yessica y Miriam, dos adolescentes que inician una profunda amistad en una secundaria del barrio de Santo Domingo, en México D.F. A pesar de tener ambientes familiares dispares, ambas jóvenes encuentran en su amistad una forma de escapar de la soledad que las aqueja. Sin embargo, la violación que sufrirá Yessica y la consecuente actitud de la madre de Miriam por la influencia de ésta en su hija, desatará la tragedia.
Un relato crudo pero totalmente realista de lo que sucede en los bajos fondos es el que nos trae Maryse Sistach, en la que se unen y colisionan dos subrealidades distintas, dos cosmovisiones y mundos diferentes, que por el factor soledad se unen, pero que irremediablemente chocarán de forma brutal, al final. El guión, en consecuencia, se nutre de la personalidad de estad dos adolescentes, cuyo origen, presente y futuro inciden decididamente en su forma de ser, siempre influenciadas por sus familiares y cercanos.
De esta forma, tenemos a Yessica, una adolescente fuerte y luchadora, pero que viene de un mundo absolutamente hóstil, que ha forjado su carácter indomable y contestatario. Debe lidiar a diario con la frustración e infelicidad de su madre, quien la culpa prácticamente de haberse llenado de hijos (3); con el desprecio de su machista y holgazán padrastro, quien no pierde oportunidad de humillarla; y con su hermanastro, un adolescente que sigue los pasos de su padre, y quien no tiene escrupulosos en vender la virginidad de su hermanastra al mejor postor. Y como si fuera poco, debe lidiar con el bullying de sus compañeros de secundaria, con la discriminación de la directora del colegio, de la prefecta y de la madre de Miriam, Alicia, que no ve con buenos ojos la amistad de Yessica con su hija. Pero este sentimiento, tendrá ciertos fundamentos, cuando se enteré que Yessica suele robar perfumes, bisutería y hasta dinero.
Miriam, por su parte, es una adolescente ingenua, con un marcado carácter infantil aún, cuya soledad (ya que sólo vive con su madre, quien trabaja todo el día) y el fuerte carácter de Yessica hacen que se sienta atraída y sometida por la personalidad de su nueva amiga. Si bien Miriam no cuenta con una figura paterna, está lejos de vivir en un entorno hóstil, sino más sobreprotector de su madre, al ser hija única y tenerse, prácticamente, sólo mutuamente. Miriam, entonces, educada e ingenua, sirve como una suerte de recordatorio moral en Yessica, hasta que ésta se deje llevar por sus instintos cleptómanos y violentos.
Y es que en este film, podemos observar y reflexionar sobre diversos lastres sociales, tan típicos de las sociedades latinoamericanas y de otras partes del mundo. Ya hablé de la familia disfuncional, aquella en la que de manera casi crónica, cuesta encontrar una familia bien constituida, con la presencia de los dos padres: así, siempre está ausente la figura paterna, que honestamente peca de un machismo irritante, que sin embargo, muchas veces encuentra en las propias mujeres un defensor inconsciente. En el caso de Yessica, su madre obligandola a ¨atender¨ a su padrastro y a su hermanastro, hostigandola constantemente. En el caso de Miriam, la ausencia del padre, una madre que asume el rol de padre y madre y que por ello, sobreprotege a su hija, porque tiene claro que sólo ella puede cuidarla como ella necesita.
En segundo lugar, tenemos el deleznable acto de la violación, que en este film resulta fundamental para que la trama tome un rumbo hacia ¨el infierno¨. El hermanastro de Yessica no tiene los menores escrupulosos ni el arrepentimiento (porque lo hace dos veces, en la película) de entregar a su hermanastra a ¨un amigo conductor de microbuses¨, para comprarse un par de zapatillas deportivas (que en México llaman ¨tenis¨), y con la excusa de dar una lección a Yessica que se niega a servirle o atenderlo, en su condición de mujer. Para empeorar las cosas, la muchacha tiene muy claro que su madre no la escuchará, mucho menos la apoyará, sino que en su cosmovisión machista terminará por condenar a su hija. Un círculo vicioso, sin fin.
En tercer lugar, un ambiente hostil y de desigualdad social no puede generar otra cosa que no sea un caldo de cultivo para la tragedia, en el que la falta de oportunidades hace que los jóvenes busquen la manera más fácil, y evidentemente no correcta, de conseguir cosas. En ello, el robo surge como una forma casi inconsciente de hacerse de dinero y bienes en el día, y que en el caso de este film, llevará a que la relación entre Yessica y Miriam se rompa, cuando la primera robe a la madre de la segunda.
El desenlace, que obviamente no mencionaré, entonces, no sorprende, por cuanto la suma de todos estos lastres, violación, machismo, discriminación, soledad, robo, no descansan hasta que consiguen ¨liberarse¨, de la peor forma, claro. La escena final que reúne a Alicia, la madre de Miriam, y a Yessica, tiene un aire malsano y perturbador que impacta.
La película tiene la intención de denunciar, advertir y criticar este mundo, en especial a los padres, o que no están porque no quieren, que han abandonados a sus hijos, o a aquellos que por el trabajo, no los escuchan, o a aquellos que tratan de eliminar sus propias frustraciones en ellos. Y cumple, con creces, al hacerlo con un ritmo sostenido, en que expone todas los vértices de la problemática, hasta llevar la trama a la tragedia.
Las locaciones son correctas y muestran la realidad socio-económica en la que los personaje se desenvuelven, en especial, los sectores más vulnerables, en donde viven hacinados, con muchas carencias, que van desde una simple puerta a la falta de servicios básicos. De la misma forma, el ambiente escolar, en esta escuela pública, donde los profesores enseñan lo que pueden y con lo que pueden; los terrenos eriazos que se prestan para asaltos y violaciones; y los mercados, en donde se lleva a cabo gran parte de la vida social mexicana.
Las actuaciones son muy correctas, especialmente Ximena Ayala como Jessica, problemática, impredecible, antisocial; María Rojo, como la frustrada e infeliz madre de Yessica; y Arcelia Ramírez, como la sobreprotectora madre de Miriam, cuyo intento de proteger a su hija, llevará, sin saberlo, a desatar un drama antológico. Como nunca, una película bastante bien dirigida y protagonizada por 4 mujeres. Enhorabuena, en este mundo machista, que en mismo cine ha mostrado su discriminación y desigualdad.
Cine independiente, reflexivo y crítico, que conviene visionar de vez en cuando, sobre todo porque se basa en un hecho real.
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