Ficha A 20 millones de millas de la Tierra

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Críticas de A 20 millones de millas de la Tierra (10)




mahotsukai

  • 23 Jun 2022

8



Correcto clásico menor de la factoría Schneer-Harryhausen, dirigido por Nathan Juran (“Attack of the 50 Foot Woman”, 1957).

Tras una misión de exploración a Venus, un cohete espacial estadounidense cae en el mar, cerca de las costas de Sicilia. El único superviviente, ya recuperado, pedirá ayuda al ejército de su país y las autoridades italianas para recuperar una cápsula con una forma de vida alienígena.

Luego de firmar un interesante contrato con Columbia Pictures, para quien rodaría el drama romántico “Hellcats of the Navy” (1957) con Ronald Reagan y su esposa Nancy Davis en el protagónico y el director Nathan Juran, el competente y exitoso productor Charles H, Schneer decidió embarcarse en un nuevo proyecto cinematográfico de ciencia ficción junto a su amigo y colega, el legendario efectista especial Ray Harryhausen, con quien ya había trabajado en clásicos del género como “It Came From Beneath The Sea” (1955) de Robert Gordon y “Earth vs. the Flying Saucers” (1957) de Fred F. Sears. Schneer había quedado muy interesado hace un tiempo atrás en un concepto propuesto por Harryhausen llamado “The Giant Ymir”, una criatura alienígena (que después describiré) proveniente del espacio exterior, que calzaba perfectamente con una idea original para guión escrita por Charlott Knight, acerca de una tripulación humana que regresaba de Venus con una forma de vida extraterrestre encapsulada para su estudio, la cual terminaba liberada y provocando estragos en la Tierra.

Sin embargo, los guionistas Bob Williams (“Accused of Murder”, 1956) y Christopher Knopf (“The Tall Stranger”, 1957) desarrollarían un libreto poco original, al margen de otorgarle un origen extraterrestre a la criatura y que la historia se desarrolle en Italia, donde abundarán los típicos clichés y estereotipos militares y científicos, además de machistas de los 50, como veremos en la descripción de los personajes protagónicos y secundarios. De esta forma, observamos nuevamente cómo la ciencia y las artes bélicas conviven protagónicamente para manejar los destinos de la criatura, aunque sin caer en una abierta disputa como en otros films clásicos de monstruos, “Godzilla” (1954) de Ishiro Honda y “Tarantula” (1955) de Jack Arnold, por ejemplo. Así observaremos al coronel Calder como principal defensor de la integridad física del monstruo durante gran parte de la película, imponiendo el interés científico para el estudio de la criatura, ante los constantes y comprensibles cuestionamientos de las autoridades gubernamentales y policiacas italianas sobre la peligrosidad de la entidad alienígena, como ya veremos.

Y en esta tensión entre estadounidenses e italianos, por cierto, podemos advertir varios elementos ideológicos que para esos tiempos están claramente naturalizados y “justificados”. En primer lugar, advertimos la caricaturesca representación que el film hace de los italianos en todo nivel, pescadores, científicos, autoridades gubernamentales y policíacas. Los pescadores, como era de esperarse, con tratados poco menos que unos verdaderos indígenas inútiles incluyendo al pequeño e irritante Pepe, que no oculta su fascinación y admiración de la cultura estadounidense, por los westerns y los sombreros de vaqueros. Los científicos, en tanto, terminan por acoplarse sin mayor resistencia, como el profesor Leonardo y otros, como su nieta y doctora, Marisa, están dispuestas a perdonar los exabruptos machistas del insoportable coronel Calder, que la ningunea por ser mujer y por ser italiana, aunque luego se disculpe y termine conquistándola. Las autoridades italianas, por cierto, se deshacen en halagos banales irrisorios, además de hablar un sorprendente inglés, adelantándose por cierto al habla de los Corleone y toda la cosa nostra ítaloestadounidense en la obra maestra de 1972 de Coppola.

En un segundo plano, está la relajada perspectiva de los estadounidenses respecto a la peligrosidad de la criatura. Es evidentemente que a los científicos y militares estadounidenses les interesa el estudio de la criatura por una cuestión científica, pero también manifiestan poca o nula preocupación por el peligro que representa el monstruo al encontrarse éste en Italia, muy lejos de su territorio. Ni siquiera su embajada en Roma está cerca o en peligro. Ello no impedirá que estén constantemente pugnando e imponiendo sus intereses con chantajes y amenazas a la autoridad italiana, recordándoles su nivel tecnológico y su poderío bélico, a pesar de la tozudez inicial de los europeos de no dejarse manipular, logrando imponer sus términos cuando capturan a la criatura antes que los italianos la cacen y le den muerte. Es así como la pugna se da entre personajes con países diferentes y con visiones distintas del mundo y, por tanto, no en un nivel interno como en la mayoría de los casos, entre militares y científicos de Estados Unidos.

Respecto a la criatura alienígena, claramente el personaje más interesante del film, se trata de un extraterrestre escamoso verde, con un torso, pies y brazos humanoides, junto con una cresta sagital en la cabeza y una cola similar a la de un dinosaurio. Sus rasgos faciales son parecidos a los de un primate con grandes papadas colgando de sus mejillas. Venía en un estado larvario dentro de una piedra semejante a un huevo, siempre dentro de un contenedor de la expedición terrícola y parece ser que la atmósfera terrestre permite que acumule tejido y, por tanto, aumente su tamaño rápida y exponencialmente, llegando a medir más de 6 metros en el clímax en el Coliseo. Harryhausen, por cierto, se da maña de trabajar su fisonomía corporal y facial con gran detalle, por lo que es posible de observar diferentes estados de ánimo, que va desde el miedo hasta la agresividad. A pesar de su ferocidad, el monstruo no asesina a nadie, presuntamente podría haber asesinado a algunos soldados en el Templo de Saturno y el Coliseo.

En consecuencia, con un guión malo como que el que describimos, será no sólo la criatura sino también las grandes animaciones en la que esta aparece e interactúa con animales y personas que el genio del stop motion inserta, lo que convierten en “20 millions miles to Earth” (1957) en un clásico menor del género, aun cuando la comparemos con otras joyas de Harryhausen como “The 7th Voyage of Sinbad” (1958), “Jason & the Argonauts” (1963) y “Clash of the Titans” (1981), entre muchas. El legendario productor y efectista especial regala grandes secuencias entre las que podemos nombrar cuando el huevo que lo contiene eclosiona y tiene su primer encuentro con humanos, cuando ataca a un perro y a un campesino en un granero tras asechar a un rebaño y espantar a unos caballos, la escena en que es aprisionado para estudiarlo y escapa y, por supuesto, la lucha que lo enfrenta a un enorme elefante en un zoológico. Cómo olvidar la secuencia final en el Coliseo que recuerda obviamente al legendario film “King Kong” (1933) de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, animada por su mentor, Willis OBrien, por cierto, con quien comparte la desgracia de ser sacado de su habitad y destruido cuando no se le puede controlar.

Por cierto, y aunque Nathan Juran realiza un correcto trabajo de dirección, sólo estuvo a cargo de las secuencias en Estados Unidos, por lo que el gran mérito del ritmo y funcionalidad de las secuencias filmadas en Italia se debe exclusivamente al trabajo de Schneer y Harryhausen. Por lo de más, puede que “20 millions miles to Earth” (1957) sea menos catastrófica en cuanto a daños a edificios si la comparamos con otros films animados por Harryhausen como el redosaurio que asola Nueva York en “The Beast from 20,000 Fathoms” (1953) y/o el pulpo radioactivo que ataca el puente de San Francisco en “It Came from Beneath the Sea” (1955), pero ello se explica fácilmente con la dificultad económica de crear una secuencia en que el monstruo destruyera el Coliseo de Roma, lo que hubiese demandado aumentar el más el tamaño de la bestia y el legendario edificio romano. De hecho, Harryhausen había solicitado que la película se rodara en color, solicitud rechazada por Schneer. Sin embargo, un empecinado Harryhausen en 2007 llevaría a cabo una versión coloreada para el 50 aniversario del film, que fue lanzada en DVD.

Pero los efectos especiales no sólo contemplaron a Ymir, sino también una enorme nave espacial que cae frente en la costa del pueblo ficticio Gerra con la tripulación y el monstruo, y edificios modernos y clásicos como el Coliseo, aunque esta sería la última película de Harryhausen ambientada en escenarios modernos para hacerlo en fantásticos y/o antiguos. También animó un perro y un elefante, pero para la secuencia con el elefante real solicitó un paquidermo de 4,5 metros, consiguiendo sólo uno de 2,5 metros, lo que lo obligó a escoger un actor más pequeño para que personificara al cuidador del zoológico. Por cierto, se utilizaron rugidos de elefantes acelerados y modulados a varias velocidades para emular los rugidos de Ymir, que de acuerdo a la mitología nórdica es un dios creador, y que originalmente iba a ser más bien un cíclope gigante, como que el que finalmente apareció en “The 7th Voyage of Sinbad” (1958) también dirigida por Juran. El molde también serviría a Harryhausen para el Kraken de “Clash of the Titans” (1981).

“20 Million Miles to Earth” (1957) iba a ser ambientada inicialmente en Chicago, sin embargo, Harryhausen convenció a Schneer que fuera finalmente en Italia para poder irse de vacaciones a Roma y sus alrededores. Con todo, el mago de los efectos especiales no tuvo mucho tiempo para disfrutar. La producción inició en Roma en septiembre de 1956 sólo William Hopper del elenco principal, pero la fotografía de Carlo Ventimiglia (“Le Orme”; 1975) se concretó entre el 30 de octubre al 9 de noviembre de ese año con el Coliseo, el río Tíber, el Castillo Sant’Angelo y su puente principalmente. La fotografía de la filmación en Estados Unidos estuvo a cargo de Irving Lippman (“Angel Unchained”, 1970). Para la secuencia del helicóptero que vuela el coronel Calder (William Hopper) para buscar al monstruo se usó un Sikorsky HRS-3 con distintivos del Cuerpo de Marines.

Como fue una tónica de la época, el reparto del film se caracteriza por ser sencillamente eficiente, pero en ningún caso destacable. Un insoportable William Hopper (“The Maltese Falcon”, 1941) interpreta al coronel Robert Calder, Joan Taylor (“Earth vs. the Flying Saucers”, 1956) a la joven doctora Marisa Leonardo, a quien trata espantosamente para luego convertirse en el típico galán estadounidense seductor, Frank Puglia (“Accused of Murder”, 1946) al biólogo local Dr. Leonardo, abuelo de Marisa, John Zaremba (“Frankensteins Daughter”, 1958) al Dr. Judson Uhl, Thomas B. Henry (“The Thing That Couldnt Die”, 1958) al Mayor General A. D. McIntosh, Jan Arvan al pescador Contino y Bart Bradley (Serie “Vegas”, 1978-1981) al insufrible Pepe. Ray Harryhausen hizo un cameo como un visitante del zoológico que alimenta con maní al elefante y luego huyendo con la multitud cuando Ymir y el elefante luchan.

La banda sonora estuvo a cargo del director musical, compositor y director de cine ruso Mischa Bakaleinikoff (“It Came from Beneath the Sea”, 1955), especialista en partituras para películas de monstruos colosales y alienígenas, quien aporta con una solvente música de suspenso, en especial en las secuencias en las que el Ymir deambulando suelto por la campiña italiana y sus desafortunados encuentros con humanos.

“20 millions miles to Earth” (1957) se estrenó en junio de ese año en Estados Unidos, teniendo un éxito moderado. Actualmente, los críticos la consideran un clásico menor, pero un clásico menor de Harryhausen al fin de cuentas, al lado de otros filmes como “Mighty Joe Young” (1949) de Ernest B. Schoedsack, “The 7th Voyage of Sinbad”, 1958) del propio Juran, “Jason & the Argonauts”, 1963) de Don Chaffey y Clash of the Titans (1981) de Desmond Davis, en los que la magia del efectista especial alcanzó el asombro.

En resumen, a pesar de un guión lleno de clichés y mal estructurado, estamos ante una película correctamente dirigida y que brilla por varios momentos gracias al enorme Ray Harryhausen, un artesano capaz de convertir un guión malo en una película digna de verse y disfrutar.



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toxie

  • 15 Jan 2014

6


Otra película de los años 50 que se deja ver en gran parte por los elaborados efectos especiales de Harryhausen.

A diferencia de otras, ésta resulta mas amena en su desarrollo y menos impresionante en cuanto a nivel de stop-motion que, por ejemplo, Surgió del fondo del mar.

Junto con El Valle Gwangi, ese extraño western-prehistórico, de las más divertidas. Recomendada para los que les guste revisitar las joyas artesanales del maestro, que tan impresionantes debieron ser en su momento.

Es incluso curioso que casi 60 años después estos efectos me parezcan mejores que la mayoría de productos del canal syfy o de gran porquería de productos de The Asylum.



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zamenhof

  • 16 Jul 2013

9


Inconmensurables los efectos del mito Ray Harryhausen, como su estilo visionario nos permitió disfrutar de imágenes como la lucha final entre el espécimen de Venus y el elefante y como Roma se ve atacada por el animal que se niega a ser derrotado.
Un film muy dinámico, la localización rural italiana le dio un toque muy especial y todos los efectos de Harryhausen la convirtieron en un gran film de culto, viendo como vemos esa evolución del animal y posteriormente todas sus peripecias. Que a finales de los años 50 se pudieran montar alguna escenas como las que vemos en esta trama le da su verdadero valor.
Posteriormente en obras como ¨ Jason y los Argonautas¨ ya llegó al climax de su don, aquí ya nos hizo disfrutar a los seguidores de su técnica.



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bigladiesman

  • 5 Mar 2012

8


Hecho con un presupuesto más grande que la mayoría de las producciones del fantástico de la época, este proyecto de Nathan Juran y Ray Harryhausen, rodado íntegramente en Italia , significó otro paso adelante en la carrera del mago del Dynamation. A pesar de que las actuaciones son correctas, quedan ensombrecidas por la expresividad del Ymir, el ser extraterrestre, mezcla de King Kong y El asombroso hombre creciente (un ser pacífico en principio que en ser atacado no duda en matar de manera lenta y dolorosa.

A pesar de que se desarrolla con un ritmo relativamente lento, la acción se acelera tremendamente hacia el final, y Harryhausen elabora escenas antológicas como la lucha contra el elefante y la copia de las escenas finales de King Kong en el Coliseo de Roma.

Por sus relativamente buenas actuaciones, su atmósfera misteriosa al principio y llena de acción al final, por su cuidado guion y sus fabulosos FX, es una muestra de cine básica en cualquier antología de ci-fi de los 50.



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SYLAR

  • 31 Jul 2009

6



Esta (20 Million Miles To Earth) pelicula creo que es la mas vieja que vi,los efectos son buenos para eso epoka,mas la de la criatura,buenas partes de accion si se le puede decir a si,mas en la pelea contra el elefante.

Entretenida pelicula



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Mad warrior

  • 29 May 2009

5



Entretenida cinta de los ¨50 de serie ¨B¨ calificada como de terror y ciencia-ficcion.Esta pelicula conto con uno de los miticos monstruos creados por Ray Harryhausen.Hay ademas un elemento infantil en la trama como homenaje al tipo de publico que,mayoritariamente,acudia a ver este tipo de modestas producciones en las sesiones matinales de fin de semana.



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THE LAWGIVER

  • 13 Nov 2007

--


Maravillosa muestra de lo que era la ciencia ficcion de entonces. Mis respetos a las secuencias de stop motion desarrolladas por ray harryhausen, en especial donde la "bestia de venus" pelea contra el elefante: la escena tiene un parecido a la de "king kong"(1933) en la que kong lucha con un tiranosaurio.



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michael

  • 30 Jul 2007

9


obra maestra de la ciencia ficcion de los años 50 y que nunca pasa de moda los fx son muy buenos y el argumento simple pero que funciona te pones de parte del monstruo i al final da pena como lo matan en fin



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lumiere

  • 27 Jan 2007

7


Inolvidable pelicula no por su calidad argumental bastante pobre ni por las actuaciones muy modestas,es su planteamiento sus gniales fx de harryhausen destila ese toque camp de las peliculas con las que creci de pequeño cuando las echavan los sabados por la mañana o a la sobremesa,no es un portento cinematografico pero es muy agradable de ver...



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TANO

  • 5 Jun 2006

8


Un gran clásico de ciencia ficción, recuerdo haber visto la parte final en la tele de chiquitajo (ue cosas, y ahora he tenido que buscarmela con subtítulos). Los efectos visuales y especiales son la ostia, especialmente los del bixo. Cada vez que sale lo flipas, consiguieron darle un movimiento muy realista, y casi no se notan los montajes con personas cerca. Ha escenas buenísimas, como la lucha del elefante con el bixo. Lástima de final simple...



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Críticas: 10


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